Si algo le faltaba a la increíble historia que tiene como protagonistas al francés Ives Domergue y a la mexicana Claudia Cialceta, una joven pareja de militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) asesinadas por la dictadura en septiembre de 1976, cuyos restos aparecieron el año pasado en el cementerio de Melincué enterrados como NN, fue la hipótesis que introdujo en el testimonio que ayer brindó Eric Domergue, hermano de Ives, en el juicio por la causa Díaz Bessone (ex Feced) que se sigue en los Tribunales Federales de Rosario. Eric, además de hacer un repaso por los 34 años de incansable búsqueda, reveló que el padre de su cuñada Claudia, el teniente coronel (R) Ignacio Jesús Cialceta, fue jefe de la delegación Rosario de la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) en 1976. En este sentido, también relató que Cialceta padre no descartó la posibilidad de que el asesinato de su hija estuviese vinculado con un interna que él tuvo en la Side.
Ignacio Cialceta –Claudia era su única hija y al momento de su desaparición sus padres vivían en Rosario pero estaban separados– respondía a la dictadura videlista, hasta que personal del Ejército le inició un sumario interno y confidencial por presunta insubordinación. “Cialceta había denunciado a algunos de sus pares y a su superior por corrupción”, contó ayer Domergue durante su declaración. El 14 de mayo de 1976 Cialceta fue desplazado de su cargo en la Side, donde se hacía llamar Pedro Castaño. Se presume a partir de algunos testigos que el 22 de septiembre de ese mismo año su hija Claudia, que tenía 20 años, fue asesinada en cercanías del Batallón 121 de Rosario junto a su novio, de 22 años, y ambos cuerpos fueron desaparecidos.
Eric Domergue contó que María Elena Marul, mamá de Claudia Cialceta, le había dicho que un día se cruzó con su ex marido en Rosario, en plena dictadura, quien le expresó que él no descartaba que la muerte y desaparición de su hija estuviese vinculada con su interna en la Side. Es más, también le dijo a su ex esposa que él se movía entre los asesinos de su hija. Cialceta, ya fallecido, fue un teniente coronel cercano a Juan Perón, y tras el golpe de 1955 se tuvo que exiliar y recaló en México, donde nació su hija Claudia.
Poco después del hallazgo de los cuerpos de los jóvenes militantes en el cementerio de Melincué, en julio pasado, Eric dijo que recibió un CD anónimo en su actual domicilio en Buenos Aires con la documentación del sumario interno que le habían iniciado a Cialceta. “El desplazo de Cialceta de la Side fue ordenado por el coronel Otto Paladino y por el comandante del Segundo Cuerpo de Ejército Ramón Genero Díaz Bessone, de quien Cialceta se creía amigo”, sostuvo ayer Eric Domergue en el último tramo de su declaración.
Los cuerpos de Yves Domergue, uno de los 18 franceses víctimas del terrorismo de Estado, y Cristina Cialceta, una de las dos mexicanas desaparecidas, fueron encontrados por el Equipo de Antropología Forense en el cementerio de Melincué, localidad ubicada 120 kilómetros al sur de Rosario. Según consta en el expediente, el 29 de septiembre de 1976 fueron enterrados allí sin identificar, tres días después de que un productor agropecuario los encontrara ametrallados en un campo ubicado entre Carreras y Melincué, tirados en los yuyos al costado de un camino rural.
Yves Domergue nació en Francia en 1954 y era el mayor de nueve hermanos. Después de su nacimiento sus padres vivieron en Argentina y regresaron a Francia en 1974. Yves vivía en Buenos Aires pero viajaba seguido a Rosario, donde conoció a Claudia. Ambos militaban en el PRT. “Yves y Claudia eran dos extranjeros que dieron la vida por la Argentina”, consideró Eric Domergue en su declaración.
La pareja desapareció en Rosario aunque no hay testimonios de sobrevivientes de la dictadura que den cuenta de haberlos visto en alguno de los centros clandestinos de la ciudad o la región. Luego de más de tres décadas de búsqueda, los cuerpos de Ives y Claudia fueron encontrados a partir de una investigación del caso que la docente de Melincué Juliana Cagrandi les encomendó en 2003 a sus alumnos de quinto año. Tras una tozuda persecución de pistas para atar cabos y conocer la identidad de los dos cuerpos enterrados como NN, la profesora Cagrandi y los estudiantes llevaron el caso hasta la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe. Después de tomar el caso y cotejar muestras de sangre, se determinó la aparición de Ives y Claudia.
“Veníamos buscando justicia y cuando me dieron la noticia sentí un doble alivio”, dijo ayer Eric Domergue. “Por mi hermano y por su novia Claudia”, agregó. Eric despotricó contra funcionarios de la embajada francesa en Argentina durante la dictadura por no brindarle colaboración en su búsqueda. También recordó que el ejército de Francia entrenó a militares argentinos, inspirados en lo que se conoció como la batalla de Argelia –país ocupado por las fuerzas francesas–, donde se justificaba la tortura como método para obtener información. “Hay pruebas de que Díaz Bessone estuvo de acuerdo con los ejercicios contra la guerra subversiva, como ellos los denominaban”, indicó Eric.