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Palermo, único

Por: Diego Mussetta
Palermo festeja el segundo gol de Boca.

The end. La película tenía que terminar así. Con un final soñado. Con el protagonista llorando tras culminar un trabajo ideal. Palermo lo soñó y lo vivió a la misma vez. Palermo jugó su último superclásico y lo ganó con un gol de su autoría. Como si estuviera guionado.

Minuto 30 del primer tiempo: mal despeje de la defensa millonaria, una serie de rebotes y el balón que buscó a su imán: Palermo. El Titán, solito frente a Carrizo, puso la cabeza e infló la red para que La Bombonera estalle de algarabía.

Minuto 35 del segundo tiempo: Falcioni manda a la cancha a Viatri y saca al ídolo. “Palermo, Palermo”, retumbó desde los cuatro costados del coliseo boquense. Ahí se terminó de escribir el último capítulo de esta historia.

El Loco jugó 22 clásicos oficiales y el eterno rival 11 veces lo padeció. Aquel cabezazo bajo la lluvia en el Monumental en 1997 para el 2-1 xeneize fue el primero de esta novela. También se recuerda aquella media vuelta fantástica en el 99 ante Berizzo y Bonano. Hubo de cabeza, de penal, de derecha y mucho más. Claro, sin contar los amistosos y los encuentros internacionales.

Hoy, a 30 días de su retiro de la actividad, Palermo jugó su último superclásico. Y lo ganó. Como de costumbre. Claro, con el Loco como principal protagonista. ¡Qué final feliz!

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