Continúa la conmoción en la ciudad de La Plata por la masacre de cuatro mujeres, por el cual está detenido un hombre, expareja de una de las víctimas. Hoy, el juez de Garantías Guillermo Atencio, y el fiscal Álvaro Garganta dieron a conocer algunos de los datos que manejan para esclarecer el crimen.
Según contaron, el único detenido, Osvaldo Martínez, presenta «lesiones de reciente data», que el fiscal calificó como «signos de pelea», y rastros de sangre en las uñas. Además, informaron que el auto del presunto asesino habría sido visto en las inmediaciones de la casa ubicada en 28, entre 41 y 42, en las horas cercanas al homicidio.
La principal hipótesis que manejan los investigadores es que Martínez, con conocimientos en artes marciales, habría golpeado y matado a puñaladas a su expareja Bárbara Santos por «celos», mientras que ultimó a la madre, a la hija y a una amiga de Santos para «eliminar testigos».
Además, se maneja la hipótesis de que la menor, Micaela Galle Santos de 11 años, habría intentado comunicarse para pedir ayuda en el momento del ataque.
El juez también indicó que la relación entre Martínez y Santos era «anormal». Señaló que de acuerdo a lo que algunos testigos contaron espontáneamente ayer en el lugar del hecho, existía entre el detenido Martínez y la víctima Bárbara Santos «una relación conflictiva por el lado de los celos».
La Policía Científica levantó de la escena del cuádruple crimen huellas dactilares, pisadas ensangrentadas, un palo de amasar y una cuchilla que están siendo procesadas para esclarecer el hecho. Fuentes de la investigación revelaron hoy a Télam que en principio los criminalistas creen que una cuchilla ensangrentada que estaba en la bacha de la cocina y un palo de amasar de algarrobo fueron las armas homicidas, por lo que en ellas buscan huellas o ADN del asesino.
Los voceros explicaron que tomaron rastros en un mate, un florero, un espejo del comedor, la bacha del lavatorio del baño y en la tapa del lavarropas. Los peritos también lograron levantar las huellas de las zapatillas ensangrentadas del asesino, que se observaban desde el interior de la casa hasta el exterior.
Los expertos podrán así comprar el dibujo de la suela de ese calzado con las zapatillas de eventuales sospechosos. La Policía Científica también deberá en las próximas horas analizar a fondo el automóvil Fiat Uno secuestrado en la casa de Martínez, donde se aplicará la técnica del «luminol» para detectar sangre.
En las próximas horas se conocerá la decisión del juez acerca de la situación procesal del detenido.
Al describir la escena del crimen, Atencio dijo: «En primer lugar encontré que el lugar no había sido violentado, tampoco encontré faltantes, de modo que la intención de robo me parece que no va».
Luego explicó que vio «un escenario donde las víctimas estaban en distintos lugares», Santos «bañándose»; su madre, Susana de Debartole, y su amiga, Marisol Pereyra «en la cocina», y la nena de 11 años, Micaela Galle Santos, «en la cama».
«Si nos encontramos con dos muertos en la cocina, una muerte en el dormitorio y la persona con la que existe el conflicto se está bañando, se puede pensar que el hombre, lejos de ser un psicótico, seleccionó la escena delictiva, esperó el momento en que estuvieran las personas separadas y les dio muerte primero a los que podrían llegar a ser testigos», evaluó el juez.
Atencio afirmó que en este caso el hecho debería caratularse como «un homicidio y tres homicidios calificados porque fueron perpetrados para lograr la impunidad».
«Es un hombre que practica karate, fuerte y tendría la aptitud física para emprender una acción violenta con facilidad», manifestó.
Además, dijo que, salvo el caso de su novia Santos, «podría decirse ninguna de las otras tres víctimas ofreció una resistencia importante».
El juez agregó que otro de los elementos que comprometen a Martínez es que «en el reconocimiento medico» se le detectaron «lesiones y contusiones en los brazos» que pudo habérselas provocado su pareja al momento de resistirse.
La masacre fue descubierta ayer a la madrugada en un inmueble ubicado en la calle 28, entre 41 y 42, del barrio platense La Loma, donde un vecino llamó al 911 al ver pisadas y rastros de sangre.
La policía encontró los cadáveres de Bárbara Santos (29); de su madre, Susana Debartole (63); de su hija, Micaela Galle Santos(11), y de su amiga, Marisol Pereyra (30).
La pesquisa se orientó de inmediato al novio de Santos, porque sus vecinos lo vieron regresar de madrugada y apurado a su casa y otros testigos vieron su auto estacionado en la casa donde ocurrió el cuádruple asesinato.