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Ultimo título del realizador argentino Luis Ortega (Caja negra, 2001; Monobloc, 2004; Los santos sucios, 2009) Verano maldito está planteado como un drama que hace eje en una pareja de clase alta, Julieta y Federico, que tiene tres chicos y que vivirá una situación que probablemente cambie sus vidas para siempre. Con apenas cuatro largometrajes en su haber, la obra de Luis Ortega se caracteriza por poseer una arriesgada búsqueda estética y narrativa.
Verano maldito es una versión libre inspirada en el cuento Muerte en el estío, del escritor japonés Yukio Mishima. El relato es un viaje de ida a través del calvario que sufre una joven mujer tras la trágica muerte de dos de sus tres pequeños hijos. Julieta irá transformando su vida, y la de todos la que la rodean, en un verdadero infierno.
Ortega propone un juego visual equilibrado que en cierto punto sirve como contrapunto con el estado que irá atravesando el personaje. Un espacio equilibrado en donde pareciera que nada está librado al azar compone el mundo que rodea a Julieta y que el realizador sabe plasmar de manera arquitectónica. Todo ese orden externo, que en un comienzo definirá la vida de esa familia, se irá contradiciendo con lo que les sucede en el interior a medida que la historia avanza. Si por fuera el orden parece no inmutarse por dentro el desorden desembocará en la locura.
Julieta, encarnada por la hermana del realizador, sostiene su personaje al borde del abismo con una naturalidad extraordinaria. Cada gesto, cada mirada, cada movimiento de su cuerpo, serán vitales para transportar al espectador por la locura que la va poseyendo. Joaquín Furriel, quien compone a su pareja, la acompaña como ese marido que sufre la perdida y no sabe cómo ayudar.
Verano maldito es una película tan visceral como mental. Una película que vuelve a ubicar a Luis Ortega en el lugar de l’enfant terrible del cine argentino.
Sala: Arteón.