El paro de Camioneros sacó a la superficie la reconfiguración de alianzas económicas y sociales que acompañarán la tercera gestión kirchnerista. La pesada movida de Hugo Moyano, que puso al filo del desabastecimiento de combustibles al país, mostró al gobierno no sólo que está en la vereda de enfrente sino que nadie podrá controlarla CGTsin tenerlo en cuenta a él sea o no el secretario general después de julio.
Hace ocho meses Moyano llamaba a votar por la reelección de Cristina. A horas del primer paro nacional en contra del gobierno, el elenco de adhesiones es sorprendente: desde Gerónimo Momo Venegas hasta el Pollo Sobrero,la CTAde Pablo de Micheli y quizás se sume Luis Barrionuevo.
Enfrente también hay reacomodamientos: muchos de los adversarios de Moyano ahora intensifican diálogo conla Casa Rosaday se alistan para bajarlo dela CGT.
El resto de la sociedad también tiene que resetear el chip ante la disyuntiva entre dos opciones que hasta hace meses eran carne y uña. Y en ese terreno la presidenta armó su jugada, apostando a una condena social sobre el camionero.
Moyano, atento a esa movida, testeó el devenir del conflicto como para salir en el momento preciso. No es difícil adivinar que el acuerdo salarial que firmó el jueves estaba acordado de antemano. De hecho el aumento salarial es de lo más convencional: los trabajadores pidieron 30, los empresarios ofrecieron 18 y cerró en 25. No es creíble que hiciera falta bloquear destilerías y desabastecer el país para eso.
El gobierno intuyó el entuerto y por eso metió presión sobre los dueños de los camiones con las potenciales sanciones que prevé la ley de abastecimiento.
La irrupción de Moyano como factor político opositor parece orientada a abrir un espacio que reagrupe retazos de justicialismo, ya sea ex peronistas federales o aquellos sectores que son relegados por agrupaciones de lelatad cristinista que cada vez ganan más espacio en el gobierno.
Ese reordenamiento no es del todo visible todavía, pero sí hay algunas certezas: la primera es que atravesará de cabo a rabo a todo el justicialismo; la segunda es que apuntan a Daniel Scioli como la figura política llamada a sintetizar ese espacio.
Scioli no le quita el cuerpo, como se vio en el asado futbolero con Moyano, pero su negocio es no romper conla Casa Rosada.La presidenta, que no le cerró el camino a la reelección pero le minó su segundo mandato sabiendo de sus intenciones presidenciales, manda al soldado Mariotto a hincarlo para que salte el cerco de una vez por todas.
En Santa Fe
El escenario también irrumpe de lleno en el PJ santafesino, cuyo esquema de unidad partidaria representado por la presidencia de José Luis Freyre corre riesgo de quedar viejo a mediano plazo. Sólo basta observar un par de situaciones ocurridas durante los días del paro de Camioneros.
Los bloques kirchneristas de paladar negro, con Luis Rubeo y el presidente del PJ rosarino, Eduardo Toniolli, a la cabeza, pidieron quela Cámarade Diputados “declare su más enérgico repudio a la medida adoptada por el secretario general del Sindicato de Camioneros dela Republica Argentina”. Al mismo tiempo, el secretario gremial del partido, Marcelo Pipi Andrada, y su gremio de recolección y barrido garantizaban el bloqueo en las destilerías de San Lorenzo.
El PJ santafesino enfrenta el desafío de mantenerse unido en pos del objetivo de recuperar la provincia en 2015 por un lado, pero por el otro su condición de movimiento nacional le impide abstraerse de cómo sigue la película.
Justicialistas que se corrieron hace tiempo del PJ para servir de pata peronista al deseo de Mauricio Macri de nacionalizar su propuesta con vistas a 2015, no dejaron de ver con expectativas lo que ocurrió la semana pasada, la demostración de fuerza del amionero y la posibilidad aglutinar en torno suyo.
Moyano encarna hoy el único factor político con articulación económica capaz de desafiar y complicar a la presidenta del 54 por ciento.
Radiografía impositiva de las provincias
Lo neurálgico de la política provincial se concentrará esta semana enla Cámarade Senadores, donde habrá intensas negociaciones en torno al proyecto de reforma tributaria.
Hasta ahora el tránsito del proyecto fue lento. El oficialismo pidió que se tratase antes del receso invernal, pero tras la jugarreta de un grupo de senadores dela UCR, la mayoría justicialista “insta” a radicales y socialistas “a ponerse de acuerdo” y al Ejecutivo a retirar el proyecto y enviar otro que “supere las diferencias”.
El Ejecutivo nunca descartó enviar un proyecto complementario sila Legislaturase abre a cambios impositivos que no fueron incluidos en el mensaje original, como gravar a sectores industriales. Pero eso sólo se dará si surge del consenso entre oficialismo y oposición y no como resultado de las chicanas de manual que la oposición despliega gracias a la “hazaña” de los senadores Michlig y Borla, cuyas consecuencias no sólo pagala Casa Grissino cientos de jefes comunales radicales que no tienen un mango. Fueron éstos los que en un cónclave partidario pusieron en caja a los legisladores “rebeldes” instándolos a resolver los problemas en cambio de empiojarlos.
Casi todas las provincias ya avanzaron con sus reformas, a excepción de Santa Fe, donde la actual relación de fuerzas políticas no le permite prosperar. Hay un agravante: según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) la carga tributaria en Santa Fe ya en ese entonces era mucho más baja que en Córdoba, Capital Federal y Buenos Aires. Más allá de las miradas diferentes sobre el gasto público, es ese desfinanciamiento estructural el que llevó al gobernador Bonfatti a decir que está rascando la olla para garantizar el pago de salarios y aguinaldos.
Radiografía impositiva
El mapa tributario del Instituto Argentino de Análisis Fiscal fue cerrado a finales de 2011, previo a que casi todas las provincias autorizaran en el primer semestre de 2012 aumentos en sus impuestos, en especial la alícuota de Ingresos Brutos (impuesto que justifica 74 por ciento promedio de los ingresos propios de las provincias) o eliminaron exenciones vigentes desde el pacto fiscal de 1993.
El único ítem en el que Santa Fe se ubica en el lote de las provincias con mayor carga tributaria es en el de las grandes industrias sin sede en la provincia. De todos modos, la alícuota de 3,2 por ciento es más baja que el 4 por ciento de Capital y Córdoba.
Si se analizan las alícuotas que aplica Santa Fe en los nueve grandes rubros de la economía se ve con claridad las razones del desfinanciamiento. Sin dudas el status quo actual implica una transferencia de recursos al sector privado vía no percepción de recursos tributarios.
Intermediación financiera: Santa Fe aplica 3,3 por ciento, Córdoba 4,5; Capital Federal 5,8 y Buenos Aires 5,6.
Sector agropecuario: Buenos Aires y Capital Federal aplican 1 por ciento de Ingresos Brutos a empresas que facturan más de 60 millones anuales; en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos está exento.
Industrias locales: Buenos Aires grava empresas que facturan más de 60 millones; Capital Federal y Córdoba a las que facturan más de 20 millones; Santa Fe alícuota cero.
Sector comercial: Santa Fe 2,6 por ciento, lejos del 4,2 de Buenos Aires; el 3,3 de Capital Federal y el 3,6 de Córdoba.