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Con una clausura inminente, Esperanto mira hacia el río

El titular del local dijo que está barajando “alternativas”, entre ellas un traslado a la costa. ¿O en lugar de uno habrá dos?

A sólo dos meses de su apertura, es inminente la clausura de del bar y restaurante Esperanto por parte del Tribunal de Faltas municipal. La medida se tomará en base a las actas labradas por inspectores municipales tras constatar incumplimientos a distintas ordenanzas de la ciudad. Una vez que trascendió la posibilidad de la inhabilitación por 30 días, el titular de Esperanto, Hernán Capucci, se adelantó y confirmó que este fin de semana el local ubicado en Presidente Roca y Zeballos no abrirá sus puertas: trabajos de reformas en su interior, es la razón informada. Pero lo cierto es que la decisión pondrá paños fríos a una situación complicada, en cuyo marco el empresario barajó, por primera vez, una posible mudanza –¿o la apertura de una sucursal?– hacia la costa: “Queremos tener una buena convivencia tanto con la Municipalidad como con los vecinos de la zona”, marcó Capucci. Ayer el Concejo Municipal aprobó un pedido de informes del FPV sobre los controles del gobierno de la ciudad.

“Este fin de semana vamos a permanecer cerrados, ya empezamos con las obras y supongo que para martes o miércoles de la semana que viene ya van a estar concluidas. Si la Municipalidad cree conveniente la clausura nosotros vamos a respetarla, como siempre hicimos”, dijo Capucci.

El empresario destacó que Esperanto, franquicia de un boliche porteño que es lugar de tránsito de famosos, es “un proyecto a largo plazo”.

“Es algo que lleva mucho tiempo, por eso creo que lo mejor es ir yendo de a poco, con una buena convivencia con la Municipalidad, con los vecinos, escuchar a los vecinos, a la Municipalidad y hacer las cosas como para cuidar la fuente de empleo de casi 80 personas. Este es un negocio que tiene que prosperar para hacer un recupero del dinero invertido”, marcó Capucci.

¿En lugar de un Esperanto habrá dos? Aunque pareció referirse a un traslado, de las palabras de Capucci tampoco se descarta que doble la apuesta. De hecho, cuando arrancaron, las obras en el espacioso lugar que había sido uno de los supermercados La Reina eran para un boliche, pero la aplicación de le legislación local y la resistencia de los vecinos –que lograron las firmas de oposición necesarias– obligaron a reconvertir la disco en un restaurante.

Pero de igual modo el público que acude a Esperanto parece no conformarse con eso. Y el titular del local nocturno admitió que está escuchando “algunas alternativas”. ¿Será una de ellas desviar hacia el río al sector más bolichero de público? “Han aparecido algunas opciones que hay en la costa, acá de Rosario como para poder movilizarnos, pero el deseo es que siga funcionando como un restaurante, como un bar y solucionando algunas debilidades que tenemos con respecto a la insonorización, por eso los trabajos se están realizando”, se limitó Capucci.

Por su parte, el director general de Inspección, Gregorio Ramírez, defendió lo actuado por el municipio al destacar que “cuando muchos pensaban que el municipio no ejercía ningún tipo de control, podemos decir que es inminente la clausura de Esperanto porque hubo actuaciones donde se encontraron faltas a las normas”, subrayó.

“El hecho de que existan actas contra Esperanto es que fue controlado desde el principio inclusive con mayor vehemencia que en algunos otros lugares”, añadió el funcionario municipal.

Con todo, a principios de esta semana los vecinos del comercio denunciaron públicamente que el local gastronómico no respetaba los niveles de ruido permitidos. Además, señalaron que se baila pese a que el local está habilitado sólo como bar con amenización musical. Entre los distintos inconvenientes que viene generando, dijeron que muchas personas estaban analizando mudarse del barrio. Otros, según los relatos, optan por irse a dormir a casas de amigos y familiares principalmente durante los fines de semana, período de tiempo en el que el local funciona a pleno.

El local fue inaugurado el último 11 de agosto tras meses de polémicas que hasta incluyeron una denuncia de cohecho contra el concejal Rodrigo López Molina por parte de los abogados del emprendimiento. Desde un primero momento se lo anunció como una réplica de los boliches de Buenos Aires y Mar del Plata, pero la oposición de los vecinos hizo que finalmente se lo terminara abriendo en el rubro de bar con amenización musical sin posibilidad de poder bailar.

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