Una doula es una asistente sin título oficial que proporciona información, apoyo físico y emocional a las mujeres durante el embarazo, el parto, el posparto y también en la crianza. Mariana Bonel, Sandra Dolce, María Ofelia López y Adriana Olguín son cuatro mujeres –todas madres– que trabajan en equipo en la ONG Doulas de Rosario: desde allí ayudan a otras mamás –actuales, futuras, primerizas y no– para que el embarazo, el parto, el posparto y la crianza, “sean experiencias plenas y saludables”. María Ofelia López, que hoy podría celebrar por partida doble el Día de la Madre, cuenta qué hacen y cómo.
—¿Cuánto hace que están trabajando en Doulas de Rosario?
—Hace cinco años que acompañamos a las mujeres durante el embarazo, el parto, el pos parto y si lo quieren, en la crianza. Hay doulas en todo el mundo. Doulas de Rosario es una ONG y trabajamos, principalmente, con charlas informativas: pasar la información en las parejas en el momento del embarazo; cuáles son sus derechos; si eligen una institución para ir a parir, saber que tienen derecho a elegir la posición que quiera la madre, a estar acompañada por la persona de confianza que ella desee. A que se respeten los tiempos fisiológicos de ese nacimiento, que no haya intervenciones innecesarias como las rutinas que se hacen sobre el bebé y su mamá.
—¿Cómo cambia la maternidad a la mujer?
—Es una gran transformación y poder vivirla desde ese lugar, y no como muchas veces se escucha que los hijos nos atan o nos limitan en ciertas situaciones. Hoy la mujer ganó mucho espacio en lo laboral, en lo profesional, pero nos vamos alejando de lo que es la maternidad. Cuando llega un bebé es un giro muy grande, no vamos a ser las mismas. Es una experiencia muy fuerte, enriquecedora, va a despertar cuestiones que estaban muy adentro nuestro y hay que aprovecharlo.
—¿Trabajan en equipo?
—Nosotras lo que hacemos es estar cuidando el lugar para que la mujer y la pareja estén fusionados y conectados únicamente con el trabajo de parto. Por ejemplo, el obstetra no está para sostenerlas emocionalmente; puede estar en algún momento, pero realmente está para actuar en caso que se complique todo, y está bien que así sea. La mujer necesita que alguien esté en el trabajo de parto.
—¿Hay una postura “ideal” para parir?
—La peor es estar acostada en la cama. Y es la que lamentablemente se hace en la mayoría de los partos. La idea es buscar una postura que la mujer se sienta libre y cómoda. Algunas posturas son más beneficiosas que otras, como por ejemplo, si se la deja libre, la mujer adopta la postura en cuclillas: quiere bajar, abrir su pelvis, muchas lo hacen por instinto y no porque sean deportistas. La pelvis, al estar en cuclillas, se abre un 30 por ciento más. Cuando a una mujer se la deja y no se la dirige en el trabajo de parto, instantáneamente quieren bajar a tierra y estar sostenidas de algo, de alguna soga, algún trapo, una chalina por el cuello de su pareja, que es lo que recomendamos. Otra de las posturas es en cuatro patas, ya que les da seguridad; sobre todo después de un trabajo de parto extenso, la mujer está muy cansada. Y en cuatro patas tenemos una estabilidad como si tuviéramos cuatro apoyos y podemos recostar la cabeza en una pelota o en almohadones.
—¿Es fundamental el trabajo de parto?
—No estamos en contra de las intervenciones cuando realmente se necesita porque salvan vidas, pero la sociedad lo quiere todo ya, que sea rápido, que salga bien y si no sentimos dolor, mejor. El tiempo de un trabajo de parto tiene un cimiento, un bebé que decide nacer, avisa en un trabajo de parto, no sólo que ayuda a la madre, sino que las hormonas que segrega la mujer lo bañan al bebé por nacer, lo preparan a ambos para estar listos y después poder sobrevivir a través de la lactancia. No es lo mismo un bebé que haya atravesado un trabajo de parto que está con todas sus hormonas, que un bebé que sale sin avisar y es cambiado de un lugar a otro. Muchas veces ni siquiera se espera el inicio del trabajo de parto, lo sacan antes de tiempo y otras veces se separa a la mamá del bebé y se sabe que la primera hora es fundamental para ese vínculo.
—En ciertos casos, se recomienda la cesárea…
—La Organización Mundial de la Salud, OMS, aconseja un 15 por ciento de cesáreas. Hoy en Rosario tenemos maternidades que rondan en 80 por ciento. De cada 10 mujeres, ocho no saben parir o se olvidaron de hacerlo. Falta mucha información, en la cesárea no es que no se va a sentir dolor, el poscesárea es traumático y doloroso. El parto duele, lo que dura un trabajo de parto, y el poscesárea puede durar hasta un mes. Les informamos a prepararse para ese momento, ya que se transmiten experiencias y es muy sanador.
—¿Y con respecto a la lactancia?
—Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, se recomienda hasta los dos años, y después hasta que la mamá y el bebé lo decidan. La lactancia tiene que ver con lo cultural, cuesta sostenerla; no porque ella y su bebé no lo quieran, sino porque socialmente está mal visto que tome la teta hasta una edad prolongada. Por ejemplo, cuando empiezan a comer otros alimentos, se empieza a escuchar que el bebé tiene que dejar la teta. A largo plazo tiene beneficios, cuando son adultos son más independientes y seguros porque en el momento que lo necesitaban la tuvieron.
—¿Qué representa la palabra madre?
—Sólo una madre puede entender lo que se siente, transmitir que la maternidad es una gran transformación, estar a disposición de otro ser que depende de nosotros. Sentir que pudimos llevar a nuestro bebé durante nueve meses, que pudimos parirlo, sea por parto natural o cesárea, lo cuidamos, lo sostuvimos, lo recibimos cuando nació, lo alimentamos, sin una madre no existiría el mundo ni el amor. Si elegimos este camino hay que aprovecharlo, es una experiencia que nos va a nutrir y nos va a sumar a nuestras vidas. Nos cambia como personas; la mirada con los otros es muy enriquecedora.