Un fantasma recorre la conferencia industrial organizada por la Unión Industrial Argentina, que empezó ayer y termina hoy en la localidad bonaerense de Los Cardales y que por primera vez reunió a empresarios, funcionarios y gobernantes de la Argentina y Brasil.
Ese fantasma se llama China, principal socio comercial de la región que en poco tiempo pasó de ser quien motorizó resultados espectaculares en las balanzas de intercambio comercial de la región a plantear un problema para el desarrollo.
China es entre los industriales brasileños y argentinos una luz amarilla. Se notó porque fue referencia ineludible en casi todos los paneles, y si una idea central puede resumir lo que aquí se dijo es que el antídoto para frenar el proceso de reprimarización económica que empiezan a sufrir la Argentina y más agudamente Brasil tiene dos componentes; abordar el desafío que representa la relación comercial con el gigante asiático y el relanzamiento de la integración entre ambos países.
Sergio Silva Amaral, ex ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, por ejemplo, explicó que la expansión de China fue en su inicio beneficiosa, por un lado porque elevó los precios de los commodities que exporta América latina, por el otro porque su enorme producción industrial depreció los precios de las manufacturas de Estados Unidos y Europa. En resumen, redujo las distancias entre países desarrollados y en desarrollo.
Pero esa foto tiene su lado oscuro. En el caso de Brasil, el 90 por ciento de sus ventas a China son commodities, mientras el 90 por ciento de lo que le compra son manufacturas.
Amaral mostró un cuadro comparativo muy apropiado para la preocupación central que debate esta conferencia industrial. Entre 1960 y 2010 la evolución relativa de las exportaciones de los sectores minero y agropecuario se mantuvo estable, mientras que la participación de las manufacturas cayó estrepitosamente.
Amaral advirtió que además de empujar precios de commodities por su alta demanda y afectar la industria local por su enorme oferta de productos a precios imposibles de competir, China está afectando los volúmenes de intercambio intramercosur, que se redujeron del 17 al 14 por ciento en el caso de las ventas de Brasil a la Argentina. Su receta: “La integración es la última respuesta posible para enfrentar el desafío que significan China y los países del sudeste asiático”.
Enrique Iglesias, un uruguayo conocido en Rosario porque durante su presidencia en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se autorizó la mayoría de los créditos que facilitaron la reconstrucción de los grandes accesos viales y los Centros de distrito, entre otros, también dedicó unos párrafos a cómo se inserta el Mercosur en ese mundo diversificado, complejo y con China como un jugador determinante: “La industrialización inteligente es la única salida, agregando innovación, tecnología y conocimiento, no la exportación primaria, por más valor agregado que le pongamos”.
De acero
Julián Eguren, director general de Usiminas, la principal productora brasileña de productos de acero planos de la región –que el año pasado pasó a ser controlada por el grupo Techint a través de Ternium– combinó diagnóstico con reclamo.
Eguren postuló que el riesgo de primarización de la economía “es muy real” y que “gran parte del mundo quiere que la región sea eso, sólo una exportadora de productos primarios”.
Sostuvo que el desafío es ser cada vez más complementarios en la Argentina y Brasil. Destacó que su sector, el de la siderurgia, es un ejemplo en ese sentido, ya que desde la llegada de la brasileña Gerdau a la Argentina (adquirió Sipar en 1998) se dio un proceso progresivo de empresas argentinas en Brasil y viceversa. Pero aún así, describió un intercambio intramercosur en el sector siderúrgico en disminución y en alza con respecto a China –al menos en el caso de Brasil–, lo cual supone un problema en el marco de la crisis mundial que tiene a un sector muy concentrado a nivel mundial y con alta sobrecapacidad instalada, y al gigante chino invadiendo el globo al punto que ya es responsable del 50 por ciento de la producción siderúrgica mundial.
La propuesta del director general que hizo carrera en Techint es contrarrestar esos efectos con una nueva política arancelaria común del Mercosur.
Su conclusión fue tajante: “China no es la solución para el desarrollo de Brasil y la Argentina sino un problema, porque su capitalismo de Estado plantea una competencia desleal para nuestras industrias”.