La adolescente Ángeles Rawson, quien el martes pasado fue encontrada estrangulada en un predio de la Ceamse en la localidad bonaerense de José León Suárez, había vuelto a su casa de la ciudad de Buenos Aires antes de ser asesinada. La confirmación surgió cuando los pesquisas determinaron que la víctima se cambió las zapatillas con las que había concurrido a la clase de educación física. Además, la chica dejó en su departamento del barrio porteño de Colegiales el morral con el que había salido esa mañana.
Fuentes del caso señalaron que el cadáver de Ángeles tenía colocada una sola zapatilla color negro y las compañeras de la adolescente precisaron que la víctima tenía el calzado reglamentario blanco, como el que fue secuestrado anteanoche en el interior de su vivienda. Esto se constató con las imágenes tomadas por una cámara de seguridad.
Además, los videos mostraron que la chica llevaba consigo y cuando se retiró una mochila tipo morral negra que los pesquisas también hallaron en su casa.
Para los uniformados, estos datos corroboraron que Ángeles, de 16 años, volvió al departamento antes de que desapareciera, por lo que ahora se centraron en determinar si salió del lugar y, de ser así, en qué circunstancias.
En ese marco, fueron las filmaciones las que determinaron que la fiscal Paula Asaro allanara anteanoche el departamento, en el que fueron secuestradas bolsas de supermercado como la que tenía colocada el cadáver en la cabeza.
Además, un investigador del caso explicó que dos de las cámaras pudieron tomar imágenes muy claras. “En una, se ve a Ángeles a metros del predio de la Ceamse en Colegiales, cuando acababa de salir de su clase de gimnasia pasadas las 9.40 del lunes pasado”, prosiguió la fuente. En tanto, la otra cámara ubicada a metros de su casa, la tomó antes de las 10 pasando en dirección a su edificio, pero luego no se la ve salir. “Pudo haberse ido para el otro lado y esa cámara pudo no haberla tomado”, especuló el vocero.
Por su parte, Sergio Opatowski, el marido de la madre de Ángeles, enumeró: “Se llevaron la computadora de la nena, los libros del colegio, una notebook de mi mujer, los útiles y las carpetas junto a algunas agendas escritas de la nena con nombres y teléfonos”.
Respecto de una sábana con sangre también secuestrada en el departamento, el hombre explicó: “La usaba mi hijo en febrero, cuando lo operaron de una fístula en la cola y por ahí quedó una manchita de sangre. Nada que ver con esto”.
La fiscal aguardaba resultados de laboratorio sobre los objetos peritados en procura de hallar algún rastro genético. Entre esos elementos analizados se encuentra el hilo con el que la víctima fue estrangulada y atada, el uniforme de gimnasia escolar que tenía colocado la víctima, su ropa interior y un cabello adherido a una de sus uñas que podría contener ADN.
Además, la letrada esperaba los resultados de los estudios forenses para determinar si la víctima aún estaba con vida cuando fue arrojada a la basura.