El encargado del edificio de Palermo en el que vivía Ángeles Rawson fue detenido como acusado del homicidio de la adolescente, luego de autoincriminarse en el hecho, informaron fuentes policiales y judiciales.
Se trata de Jorge Mangeri (45), cuya esposa dijo que es «inocente», lo calificó de «perejil» y denunció que lo «quemaron y picanearon» durante un apriete que sufrió ayer antes de que fuera trasladado por la fuerza a la fiscalía.
El imputado fue trasladado al juzgado de instrucción 17 del Palacio de Tribunales y con la presencia de la fiscal del caso, Paulo Asaro, que lo acusa de «homicidio», se negó a declarar por consejo de un defensor oficial y seguirá preso.
Mangeri, encargado del edificio de Ravignani 2360, había sido trasladado a la fiscalía anoche a las 21, cuando la madre y los hermanos de Ángeles ya hacía ocho horas que se hallaban declarando.
Según explicó a Télam una fuente judicial, el portero había sido citado a declarar el miércoles y no se presentó, el jueves tampoco y por eso lo fueron a buscar a su casa. El hombre había trabajado en el edificio hasta el último lunes, cuando desapareció Ángeles y fue asesinada.
Ese mismo día, Mangeri llamó al consorcio y dio parte de enfermo y, desde entonces, se lo había dejado de ver en el edificio, en el cual vivía junto a su esposa, Diana Saettone.
La mujer aseguró que su marido siempre estuvo en cama o fue a la clínica a realizarse estudios y que nunca se escapó de la Justicia, pero las sospechas sobre él crecieron cuando ayer no se presentó a trabajar, a pesar de que ya tenía el alta médica.
Fuentes de la investigación dijeron que el encargado comenzó a declarar bajo juramento ante la fiscal y dijo que no había concurrido antes porque «no se lo permitieron».
Si bien no trascendió su declaración, los pesquisas explicaron a Télam que en un momento Mangeri se autoincriminó en el hecho y la fiscal lo relevó del juramento de decir verdad, lo imputó en la causa y quedó detenido.
En simultáneo, mientras se tomaban las declaraciones, los detectives volvieron al edificio en el que vivía Ángeles y se llevaron pruebas del departamento de Mangeri y de un sótano donde guardaba sus herramientas y útiles de trabajo.
Además, la policía realizó una inspección sobre el automóvil de Mangeri, al que se le extrajeron las alfombras para ser peritadas en busca de pelos o rastros de Ángeles y se lo trasladó a una dependencia policial.
Es que los investigadores sospechan que en ese auto pudo haber sido trasladada la niña ya estrangulada y con una bolsa en la cabeza hasta un contenedor de basura, al que fue arrojada.
Tanto la madre de Ángeles, María Elena Aduriz, como sus hermanos Juan Cruz y Jerónimo, su abuela María Inés y su padrastro Sergio «Pato» Opatowski, se retiraron de la fiscalía pasadas las 2 y algunos vecinos aseguraron que viajaron a la ciudad de San Pedro.