Hizo su trabajo. Y a su manera. No renunció a su estilo pese a la presión de querer ganar y a las dimensiones reducidas de la cancha de Atlético Rafaela. Fue ampliamente dominador y justificó el 3-0 ante la Crema con una actuación convincente. Con espíritu de campeón.
La Lepra se mantuvo fiel a sus formas y no se salió del camino que lo condujo hasta las puertas del campeonato. Abrió la cancha siempre, necesitó de paciencia para no perder los estribos y mantener el orden en todo momento, incluso después del golpe anímico que significó el penal de Ignacio Scocco en el palo.
La Lepra merodeó el área, dio vueltas de acá para allá, pero erró el pase final. Por eso el penal que Eduardo Domínguez le hizo a Scocco apareció como la chance propicia para ponerse en ventaja. Nacho eligió un remate potente que dio en el palo.
Se recuperó rápido de ese impacto anímico. Y hasta pudo ponerse en ventaja con una chance que Martín Tonso no definió rápido.
Rafaela cedió más terreno en el complemento y ahí perdió. Porque en la primera que Víctor Figueroa encontró espacios, la cambió para Milton Casco, quien sacó un remate que Oscar Carniello metió en su propia valla.
De ahí en más, Newell’s mos-tró su mejor repertorio. Apareció Gabriel Heinze en toda su dimensión, Maxi Rodríguez guió al equipo con la ayuda de Lucas Bernardi, Figueroa estuvo más incisivo. Así llegó el segundo de la mano de Figueroa. Y cerró la historia con el derechazo de Maximiliano Urruti.
Newell’s dejó en claro, otra vez, que es un equipo sólido, maduro, confiable y ganador. Que aprendió a jugar finales con temperamento y actitud. Que tiene audacia, atrevimiento y confianza para salir a ganar donde sea. Y al que le sobran argumentos para ser campeón.
