No pudo ser. En Belo Horizonte terminó el sueño de Newell’s en la Copa Libertadores. Se quedó en semifinales en la definición por penales, en la que Atlético Mineiro se impuso 3-2. Y así terminó también el ciclo de Gerardo Martino al frente de la Lepra. Con un golpe demoledor a la ilusión, pero con la frente alta por lo hecho.
Minerio fue amo y señor del primer tiempo. Decidido a remontar la ventaja, enseguida encontró el gol en una pérdida en la salida leprosa y una precisa habilitación de Ronaldinho para que Bernard definiera entre las piernas de Nahuel Guzmán.
Newell’s sufrió una enormidad porque le permitió al local manejar la pelota y porque no estuvo preciso para aprovechar los espacios que aparecían a espaldas de los volantes brasileños. Y pocas veces pudo cortar el circuito de juego entre Ronaldinho, Tardelli y Bernard. De no haber sido por un par de buenas intervenciones de Guzmán, pudo haberse ido al descanso con otro gol en contra. Porque el Patón le tapó un remate a Jo, otro a Bernard y un tercer remate de manera formidable a Josué.
Como si fuera poco, Víctor mandó al córner un zurdazo de Rinaldo Cruzado y también le tapó un potente derechazo de Maxi Rodríguez. Y como para tener un primer tiempo de terror, Gabriel Heinze tuvo que salir por un planchazo de Pierre y Guzmán sufrió un corte en la ceja por un choque con Tardelli que casi lo obliga a dejar el partido.
Mejor acomodado, Newell’s emparejó las cosas en el complemento. Estuvo más atento a la marca y hasta arrimó peligro con un remate de Marcos Cáceres que sacó Víctor y con un contragolpe mal resuelto cuando había superioridad numérica. De a poco, Mineiro fue apagándose. Como las luces del estadio que a 13 minutos del final dejaron el campo en penumbras. En la reanudación, todo parecía controlado, pero Diego Mateo dejó corto un rechazo y Guilherme la clavó al lado del palo. Y los penales fueron inevitables.
En la definición, los dos empezaron convirtiendo. En el tercero erró Jo, pero Casco también la tiró afuera. En el cuatro se equivocó Richarlyson, pero Cruzado la mandó a la tribuna. Y en la última, Ronaldinho no falló y Víctor se la tapó a Maxi Rodríguez. Y se quedó con el sueño copero de Newell’s en sus manos.