Dos policías de civil que investigaban el crimen de un joven vinculado a la banda narco de Los Monos, cometido este jueves en plena tarde, fueron atacados a balazos mientras recorrían barrio Ludueña. Voceros policiales agregaron que alcanzaron a repeler la agresión mediante un breve tiroteo que finalizó sin lesionados ni detenidos.
De acuerdo con voceros policiales, este jueves después de las 21 dos uniformados de la División Judiciales de la Unidad Regional II, que iban de civil en un automóvil Chevrolet Corsa sin identificación, fueron atacados a balazos en Tucumán y Liniers, de barrio Ludueña.
Según las fuentes relacionadas al caso, los dos policías habían llegado hasta allí para verificar información vinculada al homicidio de Cristian Leonel “Larva” Fernández, de 28 años y relacionado al líder de Los Monos Ariel “Guille” Cantero, quien fue acribillado este jueves alrededor de las 16 en Gorriti y Campbell, de barrio Empalme Graneros.
Larva estaba sentado del lado del conductor de una camioneta Kia. Estaba concentrado en arreglarla cuando recibió múltiples balazos de parte de cuatro encapuchados que llegaron en dos motos y le dispararon una veintena de veces. En el lugar, los pesquisas recolectaron alrededor de 20 vainas servidas calibre 9 y 40 milímetros.
Llegaron en dos motos y lo acribillaron mientras arreglaba una camioneta en Empalme Graneros
Voceros policiales indicaron que Larva Fernández hacía tres semanas había salido de prisión, ya que había sido imputado por tenencia ilegal de arma de fuego el 19 de febrero pasado cuando se produjeron una serie de allanamientos en el marco de una investigación por el ataque a balazos contra la comisaría 12ª durante la madrugada de ese mismo día. El operativo donde cayó fue en Montevideo al 7300 en el que encontraron tres pistolas dos 9 milímetros y una calibre 40. En esa oportunidad, hubo siete apresados, entre los que se encontraba Larva, aunque ninguno fue acusado por la Justicia por los 15 disparos propinados a la dependencia policial, ubicada en Casilda y Solís, de barrio Ludueña.
En el caso de los policías, al ser atacados también dispararon contra los agresores, por lo que se produjo un breve tiroteo pero sin consecuencias, dijeron las fuentes.
“No hubo heridos, pero podrían haber matado a los policías”, sostuvo un vocero policial.
Tras el tiroteo, uno de los oficiales solicitó refuerzos mediante la frecuencia del 911 y, junto a su compañero, se retiraron de la zona.
Minutos después, acudieron al lugar efectivos del Comando Radioeléctrico, quienes realizaron un patrullaje por el barrio con el objetivo de dar con los atacantes, aunque no los encontraron.
Una vez que se inspeccionó el lugar del tiroteo, agentes de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) levantaron gran cantidad de vainas servidas a lo largo del pasaje Feijoo, que está a una cuadra de donde estaban los investigadores y corre paralelo a Tucumán, entre Liniers y Teniente Agneta.
La investigación del ataque armado se encuentra a cargo de la Fiscalía de Instrucción de turno de Rosario.
Los Fernández: tres crímenes y una desaparición
Los habitantes de barrio Ludueña y de su lindero Empalme Graneros vienen sufriendo en estos últimos años una escalada de violencia que, a decir de los investigadores, está atravesada por la disputa entre gavillas por el territorio para el redituable narcomenudeo. En una de esas facciones, identificaban al Larva, quien respondía a un jefe que está preso y se encargaba de distribuir funciones entre menores de edad junto con armas para defender el territorio con la correspondiente connivencia policial. Tanto en la Justicia provincial como en la federal no se conocieron acusaciones formales de este tipo contra Larva Fernández, salvo la tenencia de las armas que encontraron calle Montevideo al 7300 tras el ataque a la comisaría 12ª.
A su vez, la relación con Guille Cantero fue filtrada por algunos investigadores pero no se conoció una causa puntual sino que puede responder a la cercanía que tuvieron tres de sus hermanos con esta banda. Dos fueron acribillados y uno está desaparecido desde hace más de 3 años. El doble crimen fue el 16 de abril de 2018 cuando Ezequiel “Parásito”, de 28 años, y José Horacio “Grasita” Fernández, de 33, estaban con Gerardo “Abuelo” Abregú en un Chevrolet Corsa y fueron acribillados de más de 30 tiros en el barrio Martín Fierro de Granadero Baigorria. Por este triple homicidio, está acusado Mauricio Laferrara, de 24 y sindicado como brazo armado de Estaban Lindor Alvarado. La hipótesis fue que estas tres personas, por orden de Guille Cantero, planeaban secuestrar al hijo de Esteban, su ladero se enteró y los asesinó.
Para esa fecha, Parásito tenía un pedido de captura por un secuestro extorsivo cometido en septiembre de 2017 donde se equivocaron de víctima y terminaron raptando al hijo de un carnicero en vez de un narco. Por este hecho, fue condenado como el instigador Guille Cantero desde la cárcel. Otro que estuvo involucrado en esa causa fue otro hermano Fernández, de nombre Nahuel y conocido como Chino, quien luego quedó desligado al recibir falta de mérito.
Nahuel fue visto por última vez el 26 de agosto de 2018 cuando salió de su casa para visitar a su novia en Funes. Su familia hizo múltiples manifestaciones en edificios judiciales para reclamar por el avance de la búsqueda para dar con su paradero y aún sigue desaparecido.
El mes pasado, se conoció la declaración del imputado colaborador asesinado Carlos Argüelles en el juicio que se lleva adelante contra el ex ladrón de autos y narco Esteban Alvarado donde aclaró el fatal destino de Nahuel.
El mecánico dijo que al joven “lo secuestran y lo llevan a Ybarlucea, a lo de Fabián “Calavera” Pelozo”, apresado el mes pasado y ligado a una banda internacional narco. Argüelles siguió y describió que a Nahuel lo esperaban Pelozo y otros dos hombres, que lo golpearon y lo torturaron para luego ser enterrado en un pozo.
“Al hermano de Grasita Fernández, lo mandó a secuestrar, lo enterró en un pozo y aún lo siguen buscando. Yo veía a esa madre por TV y créanme que es muy duro. Por eso –lo de Alvarado– es una narcodictadura, hace desaparecer personas, no te da ni la chance de velarlo. Me lo dijo a mí: «A éste –por Nahuel– no lo encuentran más»”, fueron las palabras de Argüelles que quedaron en un video grabado un año antes de que el 6 de septiembre pasado lo acribillaran a tiros frente a su taller mecánico en Garay al 3500.
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