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Carga de cocaína se aprestaba a salir desde Rosario hacia África

Fuerzas federales incautaron 40 kilos en depósito fiscal local: tenía forma de arroz e iba a partir camuflada en ese alimento. La organización tiene vínculos con el cártel Los Urabeños y tenía montada su logística en la ciudad.

A partir de un allanamiento en un depósito fiscal de Rosario la Justicia federal logró incautarse de al menos 40 kilos de cocaína que tenían como destino el país africano de Guinea Bissau. Lo curioso del embarque que estaba pronto a salir por el puerto local es que la droga tenía forma de grano de arroz, es decir estaba cristalizada y disimulada en su forma para no ser detectada, ya que el paquete era uno entre mil con granos verdaderos. Voceros de la investigación, que lleva adelante el juez federal porteño Sergio Torres, afirman que era un envío de prueba. Además del operativo en el depósito, allanaron tres viviendas propiedad de Gabriel Z., un conocido oncólogo rosarino, en el barrio de Arroyito, quien quedó detenido junto con un ciudadano colombiano. En una de esas casas contiguas le incautaron un prototipo con 4 kilos de droga ya empaquetada, además de seis vehículos. A partir de estos allanamientos en Rosario, concretados el viernes pasado, se realizaron operativos en Mendoza, Tucumán, el country Nordelta de la localidad bonaerense de Tigre y Capital Federal donde efectivos federales detuvieron a ciudadanos colombianos, mexicanos, guatemaltecos y argentinos. En total son doce los apresados.

Según detallaron fuentes de la pesquisa, el operativo Arroz Africano fue consecuencia de una investigación que comenzó hace al menos tres años, en la que la Justicia federal descubrió una red dedicada al narcolavado en la que figuran unas 20 empresas, la mayoría de ellas radicadas en Buenos Aires, y que se dedican a diferentes rubros: agro, servicios financieros, constructoras, inmobiliarias. Todas estas empresas tenían un denominador común: un abogado que fue funcionario del Ministerio del Interior durante el menemismo.

Los Urabeños

Esta red de narcolavado está vinculada a su vez con Carlos Gutiérrez Camacho, un ciudadano colombiano asesinado mientras iba en bicicleta con su pareja, en marzo de 2014, por los bosques del barrio porteño de Palermo, crimen que se atribuye a un sicario apodado Diablito. Según los investigadores, Gutiérrez Camacho era jefe de sicarios del Cártel de Norte del Valle, por el valle del Cauca. Fuentes de la pesquisa federal indicaron que los colombianos que buscan dedicarse al negocio de la droga fuera de su país se esparcieron por toda Latinoamérica y así llegaron a la Argentina. Es el caso del Cártel del Norte del Valle, conocido también como Los Urabeños, cuyo líder, Harry López de Jesús Londoño, alias Mi Sangre, fue detenido en octubre de 2012 en la ciudad de Buenos Aires. Sus integrantes en su mayoría son ex paramilitares.

De acuerdo con las fuentes, a partir de seguimientos sobre personas vinculadas con el crimen de Gutiérrez Camacho, se comenzó a relacionar una investigación inicial por lavado de dinero con el narcotráfico. Es así que ambas causas –la otra estaba en poder de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado– se unificaron en un solo juzgado, el de Torres, y a partir de ahí se cruzó la información que permitió desarrollar los operativos. Los voceros describen que se trata de distintas puntas que investigan la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), la Unidad de Información Financiera (UIF) y el Ministerio de Seguridad de la Nación. Según los portavoces, se trata de una banda importante, donde los involucrados son personas de clase media y alta, muchos profesionales. Y en su mayoría son ciudadanos extranjeros, entre los que se cuentan los colombianos.

Lavado y ejecuciones

Sobre la cuestión del lavado de dinero, veta por la cual se originó la investigación, las fuentes contaron que la creación de las empresas aptas para convertir dinero negro en blanco data desde hace poco tiempo, ya que antes tenían otra modalidad: ingresaban al país con dinero desde Europa y lo lavaban en las llamadas cuevas. Luego, con la restricción cambiaria, eso fue mutando en empresas dedicadas al lavado.

Sobre los vínculos de Los Urabeños con esta investigación, los pesquisas federales relacionaron a la banda con el también jefe de sicarios Héctor Saldarriaga Perdomo, alias Mojarro, asesinado en abril de 2012 en el barrio porteño de Retiro. Por el homicidio de este hombre, quien había trabajado para otro famoso capo narco, Daniel Barrera Barrera, apodado Loco, fue condenado a perpetua el mes pasado un ciudadano colombiano. El caso del Mojarro disparó otra investigación por lavado contra cuatro argentinos acusados de comprar un campo de 18 hectáreas en Entre Ríos con plata narco, además de ser sospechosos de un envío de 120 kilos de cocaína a Europa desde el puerto de Buenos Aires. Terminaron condenados en julio pasado. Las fuentes federales consultadas, asimismo, vinculan a Mi Sangre con el doble crimen de Unicenter ocurrido en 2008, cuando Héctor Duque Ceballos, alias Monoteto, y Jorge Quintero Gartner fueron ultimados en ese shopping del norte del conurbano. Días atrás, la jueza Arroyo Salgado decidió indagar al fiscal general de San Isidro, Julio Novo, y a otros cuatro funcionarios por encubrimiento de una banda narco colombiana. Fueron denunciados por otro fiscal que investigaba el caso de Unicenter y detectó que había nexos con los hermanos Juliá. Gustavo Juliá (hijo del brigadier que fue jefe de la Fuerza Aérea los primeros cuatro años de la gestión Menem) terminó condenado por trasladar en un jet privado casi una tonelada de cocaína a Europa. Esa pesquisa sostenía que otro resonante crimen de un ciudadano colombiano, el de Juan Galvis Ramírez, en un negocio de venta de jet ski en el partido de San Fernando, tenía por ejecutora a la misma banda.

La logística, de acá

Voceros del caso señalaron que la cocaína usada para los embarques, a partir del prototipo detectado en Rosario, tenía forma de grano de arroz, para lo cual usaban un novedoso proceso de cristalización. Al ser hallada el viernes pasado, había trascendido que se trataba de “arroz embebido en cocaína”, lo que se descartó con el transcurrir de la horas. Para los pesquisas del Ministerio de Seguridad de la Nación, desde Rosario se aportaba la logística para el envío de la carga, lo que queda demostrado por el paquete de cuatro kilos listo para ser embarcado encontrado en Víctor Mercante al 1100 bis, donde fue detenido uno de los ciudadanos colombianos. Según esta versión, la organización compraba el arroz en Tucumán, de manera legal, desde donde era traído a Rosario, lugar donde acondicionaba la droga. En el caso de la carga incautada en el depósito fiscal, cuyo lugar no trascendió, eran 40 kilos disimulados en un millar de paquetes de arroz (verdadero), lo que configuraba 40 toneladas de alimento.

Ajo y carbón, dos envíos que también salieron de acá

Siete años atrás, en 2008, una carga de cocaína enviada desde el puerto de Rosario a Portugal fue incautada e involucró a algunos actores locales.

Como los 625 kilos de la droga iban a viajar camuflados en 22 toneladas de ajo el operativo se denominó Ajo Blanco.

La causa provocó polémica, porque nunca estuvo claro en qué lugar de la ciudad había estado el contenedor por algunos días, cuando se pudo haber producido la alteración de su contenido, y porque la Aduana insistió con que el clorhidrato de cocaína había sido introducido una vez que salió del país, ya que hubo escalas en Uruguay y Brasil.

Semanas atrás, trascendió otro caso, ocurrido en julio de 2010 y que involucra al recientemente condenado Patricio Gorosito, fundador del club Real Arroyo Seco, quien recibió 19 años de cárcel por el envío de una tonelada de cocaína a Europa en 2012 por el caso Carbón Blanco. Dos años antes, un envío similar que partió desde un puerto de la zona de Rosario fue incautado en España y Gorosito es uno de los acusados en este expediente de la Justicia federal local, donde también está acusado el abogado porteño Carlos Salvatore. Les atribuyen haber embarcado 762 kilos de cocaína, también disimulados en carbón vegetal, para cruzar el Atlántico.

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