Miguel Ángel Russo arriesgó y le fue muy bien. Jesús Méndez acusó una molestia en el entretiempo y el técnico mandó a la cancha a Antonio Medina, a quien juntó con Luna, Castillejos y Acuña. Cuatro delanteros y Carrizo de enganche. Golpe por golpe, matar o morir. Nada sirve, sólo ganar. Y le fue bien. Lo dio vuelta con un golazo de Federico Carrizo, primero, y con Acuña rompiendo la red después, cuando el partido se moría. Fue 3 a 1, premio al que arriesgó todo en un cambio.
Russo sabe muy bien con lo que cuenta: velocidad, habilidad y potencia arriba. Distracción y nervios del medio para atrás. Por eso, está convencido que la solución está en atacar. Y lo hace, de principio al fin. Ayer arrancó dormido, como contra River. Y en ese letargo, Gimnasia se fue arriba en el marcador por gol de Matías García tras una gran habilitación de Correa.
Claro que en el primer tiro al arco (cabezazo perfecto de Donatti) el Canalla lo empató. Y fue por centro de Delgado, quien fue clave en la ejecución de pelotas paradas. Mientras que Carrizo anotó el segundo ubicando la pelota a lo crack, y le dio el pase gol a Acuña cuando terminaba el juego.
Aquel cambio de Medina por Méndez le daba múltiples razones a Russo para disfrutar su decisión. Porque en la variante, Carrizo se ubicó de enganche y eso Gimnasia nunca lo entendió.
Central suma siete puntos, está codo a codo con Vélez, a dos puntos de Estudiantes. Es otro equipo en este 2014, sabe que tiene que atacar para no sufrir. Y así lo juega.
