Son las cuatro de la tarde. Unas cincuenta personas terminan de recrear la obra teatral “Yo sabía, a Jonatan Herrera lo mató la Policía” en el marco de una jornada por el Día Nacional de lucha contra la Violencia Institucional. Es la primera vez que la actividad se desarrolla en el Museo de la Memoria y hay más de 150 pibes de distintos barrios populares de la ciudad. Muchos están emocionados, y la mayoría participa de la ronda de cierre, para reflexionar sobre perseguidos de ayer y de hoy. Otros se quedan en la terraza que da a la céntrica esquina de Córdoba y Moreno, tomando mates y jugando a la pelota. De repente, en lo que parece ser una performance más, cuatro policías armados hasta las orejas saltan un tapial de la vieja casona donde supo funcionar el Comando del Segundo Cuerpo de Ejército y se precipitan sobre uno de los hermanos de Joni que está sentado, apoyado en un tapial. Lo requisan con violencia y después siguen a su primo, y un amigo, quienes acababan de recrear el asesinato de joven ejecutado “por un error” policial. Hay miedo y confusión. Y al ser increpado por las autoridades para que justifiquen el ingreso de forma ilegal al edificio, los agentes de Motorizada dicen que una denuncia anónima alertaba sobre la presencia de jóvenes armados. Las armas de juguete utilizadas para la obra descansaban en un bolso en el interior del edificio.
El episodio ocurrió minutos después de las 16 y sumó el repudio de distintas organizaciones sociales. Viviana Nardoni, la directora del Museo de la Memoria, lamentó lo ocurrido, dijo que se violó el protocolo policial ya que no había ninguna necesidad de ingresar por asalto a la institución que representa y adelantó que se estudia hacer una presentación judicial.
Al respecto aclaró que más allá de que hubiera una denuncia al 911, no se puede ingresar por asalto a una institución sin que haya ninguna situación que indique que se está cometiendo un delito, y menos requisar así a los jóvenes que estaban tomando mates y jugando a la pelota.
“La existencia de una denuncia no justifica en absoluto ese accionar policial. De ingresar por asalto al Museo de la Memoria y requisar a la gente que estaba jugando y tomando mates, sin requerir la presencia de nadie, como si fuese un terreno baldío o una plaza despojada de cualquier institucionalidad”, dijo Nardoni, quien invitó a los cuatro policías a retirarse por la puerta de ingreso, “que es por donde deberían haber entrado”.
Para la abogada del Museo, Jésica Pellegrini, estas cosas suceden porque la Policía “está totalmente emponderada y se vive un clima de impunidad: con la excusa de combatir el delito se puede dejar para después el tema de las garantías”. La letrada dijo que además hay un mensaje claro desde el Poder Judicial y el Ejecutivo que se vieron en una “sentencia bochornosa” (por el caso Jonatan Herrera) que será apelada el próximo jueves. “Si esto pasa en pleno centro de Rosario, ante la vista de todos y en el marco de una jornada altamente publicitada por la Municipalidad y organismos de Derechos Humanos, qué les queda a los barrios más postergados”, reflexionó.
La jornada fue convocada por Articulación Territorial, un área del Museo de la Memoria destinada a promover el intercambio de experiencias entre grupos sociales que encuentran vulnerados sus derechos. Su coordinadora, Alejandra Cavacini, dijo que fue un día muy emotivo del que participaron jóvenes de Flammarion sur, de República de la Sexta, e integrantes del grupo Fábrica de Ideas, y que terminó con la obra teatral que reconstruye el homicidio de Jonatan Herrera.
“Veníamos de una jornada compleja, en la que vimos y escuchamos cosas muy duras. Es lamentable que con un desarrollo tan emotivo, con tanta convocatoria, terminara de este modo. La realidad superó a las ficciones que veníamos trabajando. Todavía no lo podemos creer”, lamentó.
Julieta, hermana de Jonatan Herrera, todavía sentía miedo cuando habló con El Ciudadano. Recordó que ayer, tras finalizar la obra de teatro donde unas 50 personas recrean el crimen de Joni, se distrajo un rato y cuando miró hacia la terraza vio que a su hermano menor lo rodeaban tres policías, de verdad, y pensó que se lo llevaban detenido.
“Cuando salimos todos a ver qué pasaba, el policía dijo que no era necesario que nos pongamos todos tan nerviosos, que era una operación normal, y se preguntaba por qué estábamos tan asustados. Pero cómo no vamos a tener miedo, si la Policía mató a mi hermano cuando estaba lavando el auto en la puerta de casa”, dijo Julieta.
”Todavía estamos asustados y realmente indignados. Un día tan importante conmemorando la lucha contra la violencia institucional y que irrumpan así, con tanta violencia, nada justifica su accionar. Parece que cada vez están peor, ya ni siquiera respetan un lugar tan emblemático como es el Museo de la Memoria. Al final, siempre la protagonista es la Policía”; concluyó.
La representación de la muerte
El 5 de abril pasado, los jueces Juan Carlos Curto, Rodolfo Zvala y Juan José Alarcón dictaron fallo en el juicio que se llevó a cabo contra cinco policías por el homicidio de Jonatan Herrera, el que fue inesperado para la familia de la víctima.
El decisorio dispuso la absolución, por el beneficio de la duda, de la única mujer policía del Comando Radioeléctrico involucrada en el caso. A su vez condenó, a 3 años y 8 meses, a tres miembros de la Policía de Acción Táctica (PAT) por abuso de armas agravado –no muy lejos de la sanción que se intentó acordar en el malogrado procedimiento abreviado que se había pautado para el trío, algunos meses después del hecho–. Finalmente dictaron una condena de 6 años y 6 meses por homicidio culposo para el restante, el único que seguirá detenido, ya que sus compañeros se encuentran con prisión preventiva desde enero de 2015.
La muerte de Jonatan en manos policiales ocurrió en enero de 2015 en la puerta de su casa de barrio Tablada. Para conseguir justicia y mostrar el horror de la muerte del joven, se recreó en la puerta de Tribunales, el mismo día que empezaba el juicio, una obra de teatro actuada por familiares y amigos de Joni. Esa obra recreaba también el homicidio del muchacho, por lo que algunos actores utilizaban armas de juguetes para hacer la representación. Fue esa obra la que llegó al Museo de la Memoria y generó la irrupción de la policía armada en un predio tan importante a la hora de hablar del accionar violento del Estado.
Lo curioso del caso es que la obra que logró impactar en los Tribunales y alertar a la Policía, no logró conmover al Poder Judicial, que dictó penas bajas por una muerte de la que nadie parece responsabilizarse.
Versión oficial
La versión del Ministerio de Seguridad sostiene que cerca de las 15.30 recibieron un llamado al 911 sobre una persona armada en el Museo de la Memoria. “Ante esto se comisiona personal policial de la Brigada Motorizada. Dicho personal procedió a realizar las acciones de rigor ante esta situación y corroborar la veracidad del llamado. Al constatar que el hecho denunciado por la llamante correspondía a una representación, se procedió a dialogar con los presentes para explicarles la situación”, sostienen. “Entendemos la importancia que este lugar tiene en la memoria. También entendemos que ante un llamado denunciando una persona armada, se debe actuar comisionando los móviles más cercanos de la manera más inmediata”. “Tenemos el mayor respeto hacia los símbolos de la memoria y sus organizaciones. Estamos convencidos de que sólo recordando el pasado y buscando y exigiendo Justicia podremos construir una sociedad mejor”, aseguraron.
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