En la Cámara de la Industria del Calzado el frío se volvió un karma. Al congelamiento de las ventas del año pasado, entre un 20 y 30 por ciento menos que en 2015, se sumó este mes la tardía llegada del otoño. Según informaron la comercialización está retrasada porque los consumidores, que no vieron una baja en los precios, tampoco salen a buscar abrigar los pies. La producción se resintió y según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) bajó de 132 millones de pares a solo 90. Al igual que otros rubros las causas son la baja en la demanda por la pérdida de capacidad adquisitiva y la imposibilidad de competir con los productos importados luego de la apertura de mercado del gobierno de Cambiemos. Desde el Observatorio de Importaciones de Santa Fe indicaron que hubo un 25 por ciento más de importaciones respecto a 2016. A 40 kilómetros de Rosario, Acebal, conocida como la capital del calzado al tener 30 de las 140 fábricas en Santa Fe, se mantiene en vilo. Los zapatos de Brasil, Bolivia y Paraguay entraron indiscriminadamente y le ganaron el mercado de las provincias del norte argentino. En Santa Fe ya son más de 20 las fábricas que iniciaron los trámites para conseguir el mentado Repro, sigla del Programa de Reactivación Productiva del Ministerio de Trabajo de Nación. Se trata de un subsidio para salarios de 12 meses a empresas que se presentan ante el Estado y muestran una situación de crisis. “Esperemos que repunte. Porque después de esto hay un bache importante en lo productivo (hasta el verano) que complica a las empresas porque deben afrontar costos fijos y ya redujeron horas a los trabajadores” explicó en diálogo con El Ciudadano, Alberto Serra, desde la cámara que nuclea a la industria santafesina.
Paradigmático
En diálogo con este medio, el presidente comunal de Acebal, Daniel Siliano, lamentó que tras el desplome de la ventas y por consiguiente la demanda de zapatos no hubo reactivación. “Está muy complicado por la entrada de calzado de afuera (exterior) en el norte del país. Los fabricantes ya no venden nada. Otros productores se mantienen porque buscaron otra clientela”, señaló el mandatario y recordó que entre diciembre y enero cerraron dos de las 30 fábricas que hay en la localidad. “El 60 por ciento del pueblo (tiene 6 mil habitantes) viven de la industria del calzado. El resto, productores agropecuarios y tres fábricas de cartón importantes”, describió Siliano. Otra localidad afectada por las políticas económicas de Cambiemos fue Alcorta, a pocos kilómetros de Rosario. Meses atrás la fábrica de calzado Wyler’s ofreció retiros voluntarios al 40 por ciento de los 150 trabajadores de la planta porque notaron una merma idéntica en las ventas.
La situación de Acebal y Alcorta se da en un contexto de baja de la demanda de hasta un 30 por ciento registrada a fines de 2016. Se sumó la apertura de importaciones. Según un relevamiento del Observatorio de Importaciones del Ministerio de la Producción de Santa Fe en el primer cuatrimestre del 2015 entraron al país 5.694.919 pares. En 2016 para el mismo período fueron 7.861.891, y en 2017 llegaron a 9.844.029, lo que representa un incremento del 72% en dos años. Desde la cámara del sector insistieron que el 2017 no trajo un repunte en ventas. Y más, el clima no ayuda. “No hay un cambio de clima que incentive la compra. El consumo está deprimido y la competencia es fundamental. Registramos reducción de personal en las fábricas y de horas trabajadas”, comentó el representante del sector, Alberto Serra.
En Santa Fe el calzado emplea entre 30 y 300 personas por fábrica. Grimoldi, en Arroyo Seco, tiene casi 270 empleados y en Acebal, por ejemplo, hay unidades productivas de no más de 20 personas. Traccionan una industria que involucra distribuidores, comisionistas, transporte y finalmente negocios que venden los productos hechos en Santa Fe.
“Hay empresas que hasta que empiecen a producir la temporada de verano no tendrán nada que hacer. Ya iniciaron a tramitar el Repro (subsidio por situación de crisis del Estado nacional). Son unidades productivas de menos de 50 empleados”, graficó Serra.
Contexto
El vicepresidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Elías Soso, analizó el fenómeno y brindó datos de la baja en la producción de calzado nacional y baja en las ventas en total. “Hace tres años se fabricaban 132 millones de pares anuales. Hoy estamos en cerca de 90 millones. Cada vez se resiente más la manufactura y suben las importaciones sin bajar los precios. Eso hace que no se venda”, agregó el ex titular de la Asociación Empresaria de Rosario (AER). Para Soso la apertura de las importaciones sin trabas y la falta de apoyo a los productores se sumó a la pérdida de la capacidad adquisitiva del argentino promedio. “Debilita la actividad industrial, que genera empleo y se ponen en riesgo las fuentes laborales. Lo mismo pasa con el rubro de indumentaria. Peleamos contra la importaciones de productos que entran de Bolivia y Paraguay donde sólo gana el importador. No tiene el mismo efecto multiplicador que una fábrica que da trabajo a familias y moviliza localidades enteras”, concluyó el vicepresidente de Came.
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