Garibaldi al 200, entre Ayacucho y Patricias Argentinas, es una cuadra que desde los últimos años se perfila como una de las más calientes de barrio Tablada. Un sector donde las bandas dirimen sus disputas a sangre y fuego y en las narices de los efectivos de Gendarmería Nacional que patrullan la zona a pie o en móviles. Ejecuciones o balaceras sin objetivos fijos. En esos cien metros desde fines de 2019 se contabilizaron, a partir de registros periodísticos, seis crímenes. Ello, sólo por citar una brecha de tiempo y lugar, en un territorio en el que los balazos suenan a diario ante el terror de los vecinos.
El último crimen fue en la noche de este jueves. En uno de los pasillos de la cuadra asesinaron de un disparo en la cabeza a la rafaelina Elvira Ramona Toledo, de 27 años, quien un año antes había salvado su vida de milagro tras ser herida en su casa de la ciudad de Santa Fe.
https://www.elciudadanoweb.com/la-mujer-asesinada-en-barrio-tablada-era-de-rafaela-y-ya-habian-intentado-matarla-en-santa-fe/
El 26 de marzo mataron al comerciante Bartolomé Blanco, que tenía 65 años y fue acribillado por los ocupantes de un auto que lo atacaron con una ametralladora y una pistola. Un sobrino también fue alcanzado por las balas y pudo sobrevivir.
En dicha oportunidad, los vecinos expresaron su asombro por el crimen de Bartolomé, quien era una persona muy querida en el barrio y conocidos por todos ya que hacía años que tenía su granjita en su vivienda.
El 24 de enero de 2021 Leonel Bladimir Zapata murió ejecutado de varios disparos. Otra vez con el denominador de la narcocriminalidad barrial. El joven era oriundo de barrio Qom –supo vivir en pasaje Naala al 5700– y se había afincado en zona sur hace un tiempo.
A las 4 de la madrugada de aquella noche de verano un automovilista alertó a un patrullero que estaba en Necochea y Uriburu: dijo que habían baleado a un muchacho en Patricias Argentinas y Garibaldi. Los uniformados recorrieron unas pocas cuadras y se encontraron con el cuerpo del joven en medio del malhumor de parte del vecindario.
En febrero de 2020 en ocasión del homicidio de Gustavo “Bicho” Godoy (50), un vecino contó que en uno de los pasillos a la altura del 254 –donde se puede leer consignas como “Garibaldi presente”, “Si kieres ser un león debes entrenar con leones”– había un puesto de venta de drogas que opera como una usina de violencia.
“Venden faso y merca y dos por tres pasa cualquiera en moto a los tiros”, fue el testimonio. En la década pasada el lugar fue uno de los epicentros de las disputas entre gavillas conocidas como Los de Centeno y Los de Ameghino.
El lunes 13 de enero de 2020, Ángel Adrián “Pilín” Avaca, hombre de 32 años, fue corrido desde la calle y ultimado de cinco tiros en otro pasillo de la misma cuadra. Era hijo de un policía condenado por pasar información a Los Monos. “Tanto que siempre renegaste de que no te mezclen en nada. Encima que te matan como perro, no te dan paz”, escribió una mujer allegada a Avaca, quien dijo que el crimen fue una “equivocación” y que el hombre “no se metía con nadie”.
La muerte violenta ya había detonado en la puerta de un aguantadero de ese mismo pasillo, Garibaldi 215, el lunes 23 de diciembre de 2019. Ese día, los vecinos encontraron un cuerpo acribillado a balazos dentro de una construcción apuntada como búnker de drogas. Nadie dijo conocer a la víctima, a la que identificaron días después: Maximiliano José Acevedo.