La Isla de los Mástiles es la única, frente a Rosario y el cordón industrial, que está bajo jurisdicción de Santa Fe y está desprotegida. Como las entrerrianas, a lo largo de todo 2020 sufrió las consecuencias de las quemas en los humedales, que se repiten este año. Científicos de la Plataforma Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario iniciaron allí un ambicioso proyecto para generar conocimiento de esos frágiles ambientes que sirvan para diseñar políticas públicas.
El gobierno provincial cedió en 1997 la gestión de la isla a las municipalidades de Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez, bajo la figura de comodato y el compromiso expreso de protegerla. Pero hay ruido: organizaciones de la sociedad civil y agrupaciones socioambientales reunidas en la Comisión Intersectorial “Isla de los Mástiles” denunciaron varias circunstancias sospechosas: ofrecimiento de terrenos a la venta y ocupaciones de tierras fiscales, cuidadores que advierten a voluntarios e investigadores que están pisando lotes «privados» y un emprendimiento ganadero «de prepo». Entre otras.
«Denunciamos públicamente la venta de terrenos que se están realizando en todo el frente costero lindante con el río Paraná de las hectáreas correspondientes a Capitán Bermúdez. Además, advertimos a los/las posibles compradores/as, que los lotes ofrecidos, y toda la isla, son tierras fiscales, lo cual hace muy dudosa la legalidad del ofrecimiento», señala el texto difundido por la Comisión Intersectorial.
Otra de las irregularidades es la «ocupación de los terrenos lindantes al parador Puerto Pirata», tradicional sitio de convocatoria frente a Granadero Baigorria que fue clausurado a principios de febrero último por violar las normativas sanitarias en pandemia. La Intersectorial denunció la construcción de «una cabaña de lujo para uso privado» sin habilitación conocida.
El colectivo de organizaciones menciona en su escrito el «completo desconcierto frente a la situación de los terrenos comprendidos desde el llamado canal del kayakista (atraviesa la isla) hacia el sur, donde en marzo de este año advertimos la presencia de carteles que indicaban propiedad privada y prohibido acampar». Es que se trata de tierras públicas. Es más: «Durante la visita de relevamiento del día 28/04/2021 con el grupo de investigadores del Observatorio Ambiental de la UNR, un supuesto cuidador nos advirtió que los terrenos le pertenecen a un privado».
La Intersectorial agrega la exigencia de presuntos propietarios y respectivas habilitaciones para la ejecución de las tres casas de uso privado emplazadas en la isla sobre el canal “Paso Destilería”, correspondientes a Capitán Bermúdez, que rodea la isla al este. Y precisan las coordenadas: 32°49’11.80″S y 60°40’22.11″O. Los ocupantes de esas construcciones, además, «utilizan un cuadriciclo para desplazarse por la isla».
Las vaquitas son de quién
Los colectivos firmantes de la nota detectaron a la vez actividad ganadera en el puesto localizado en parte de la isla cedida a Capitán Bermúdez, sobre el frente costero en coordenadas 32°49’2.77″S y 60°41’17.63″O y en otro bajo comodato de Granadero Baigorria, sobre el Paso Destilería en coordenadas 32°50’49.21″S y 60°39’40.75″O.
Isla nacida de un naufragio, en peligro,
El texto subraya que, además de las actividades humanas de dudosa legalidad, «los bordes costeros lindantes con el canal principal de navegación, en muchos casos registran retrocesos acentuados por erosión y desmoronamientos, sobre todo en una isla cuya formación puede clasificarse como de sedimentación reciente».
En efecto, la Isla de los Mástiles, si bien reconoce como antecedente la llamada Isla del Mudo, en realidad un conjunto de tres islotes con una superficie conjunta de 25 hectáreas del que se tiene referencia desde 1888, admite su formación actual, más asentada, como consecuencia de un siniestro vial ocurrido el 8 de octubre de 1943. En esa fecha, la barcaza “Plaza Libertad” que llevaba una tonelada y media de trigo a granel, bultos y bolsas hacia el puerto de Buenos Aires, encalló en el banco de arena a la altura del kilómetro 437, cerca del entonces Puerto de Borghi, hoy Fray Luis Beltrán. El buque petrolero “Presidente Figueroa Alcorta”, el mayor mercante hasta ese momento que YPF había comprado en 1937, embistió a la chata cuando navegaba aguas abajo y vacío. Le provocó un «tajo» que la dejó fuera de navegación. El carguero siguió, la tripulación de la barcaza fue trasladada a Rosario, pero la embarcación quedó ahí, promoviendo la acumulación de sedimentos. El arraigo de vegetación posterior hizo lo suyo, y se formó la isla que hoy está bajo entredicho por sus usos y probables abusos.
De Santa Fe
El gobierno de Santa Fe establecerá nuevas áreas protegidas en islas del Paraná bajo su jurisdicción
La Isla de los Mástiles es de Santa Fe porque el canal de navegación natural del Paraná, el límite interprovincial, era el que hoy se conoce como Paso Destilería, que la rodea al este. Con la construcción de la conexión vial a Victoria, se dragó el brazo al oeste de la isla, y por allí pasan ahora los buques en atención a consideraciones logísticas. Pero la jurisdicción de la isla no cambió.
En 1997, cuando el actual gobernador Omar Perotti era ministro de Agricultura de la provincia, se firmó la cesión y uso de la isla a los municipios de Capitán Bermúdez y Granadero Baigorria, en las tierras respectivas que son extensión de los límites de esos municipios.
El decreto 3.604 del 6 de octubre de 1949 delimitó con una línea recta la isla: la mensura de 2004 registró una totalidad de 916 hectáreas, de las cuales 427 quedaron bajo responsabilidad del municipio de Baigorria y 389 a cargo del de Bermúdez.
Más allá de eso, ese territorio insular está contemplado en la creación de Áreas Naturales Protegidas en ambientes de humedal por parte de la provincia. Esa declamada voluntad proteccionista, acusan los firmantes de la nota, dista de la realidad. «Es por ello que convocamos a la señora Ministra (de Ambiente, Erika Gonnet) y a los intendentes de los municipios de Capitán Bermúdez y Granadero Baigorria, Daniel Cinalli y Adrián Maglia, respectivamente, para comenzar a gestionar de manera participativa y colectiva las tierras en cuestión y así lograr respetar el ecosistema de humedal que la caracteriza», señalan.
“La Isla de los Mástiles es un caso testigo del daño que sufre el conjunto del humedal. Reúne todos los desastres: los incendios masivos del año pasado, la caza furtiva, el sobrepastoreo, la realización de fiestas electrónicas”, ejemplificó Jorge Bártoli, integrante del colectivo El Paraná no se toca que, a la vez, integra la Intersectorial.
Bártoli agregó como datos preocupantes “la utilización de maquinaria para el movimiento del suelo, como tractores o palas mecánicas, el desmonte, la ocupación de suelos irregulares, la basura por todos lados». Y resumió el sentido de los colectivos socioambientales: «Todo lo que no hay que hacer se hace ahí por la falta de controles”.