Fabián Gustavo “Calavera” Pelozo, uno de los narcotraficantes más relevantes de la región, ha estado en el foco de la justicia desde finales de 2017, cuando fue señalado junto a su suegro Mario Ercoli Navarro como proveedores de una banda de narcotráfico en Victoria. Desde entonces, Calavera ha consolidado su influencia, especialmente tras establecer contacto con el boliviano Jorge Adalid Granier Ruíz, quien le facilitó grandes cantidades de droga a través de un campo en Monte Maíz, Córdoba, propiedad de su suegro.
Desde 2018, Pelozo ha sido vinculado a varios crímenes, incluyendo el doble asesinato de miembros de la banda rival “Los Lindos” y el transporte de 900 kilos de cocaína, de los cuales la mitad fueron interceptados en San Justo el 1º de julio. Además de los cargos por narcotráfico, él y su círculo cercano enfrentan acusaciones de lavado de activos debido a sus bienes y propiedades.
La investigación reveló que desde 2018, Calavera ha administrado numerosos vehículos, una embarcación y propiedades valuadas en cientos de miles de dólares, incluyendo terrenos y departamentos. Su pareja, Agustina Ercoli, ha adquirido propiedades y negocios significativos, como dos minimarkets y una escuela de equinoterapia.
Ercoli, con un historial en el Hipódromo de Rosario, también posee varios vehículos y terrenos. Según un detective local, su involucramiento en el narcotráfico comenzó al asociarse con Pelozo, quien le proporcionó soporte logístico para el almacenamiento de drogas.
Hay que retroceder a noviembre de 2017 para rastrear un viejo expediente federal que involucró a Ercoli y rozó a su yerno Calavera Pelozo. Acaso una incursión iniciática en el mundo narco. Calavera, sin embargo, ya había tenido conflictos con la ley. En 2016 lo detuvieron por portar una pistola 9 milímetros en Ibarlucea, causa por la que lo condenaron a cuatro años el año pasado.
Hace siete años, la Policía entrerriana detuvo en cinco allanamientos en Rosario y Victoria al empleado municipal José Carlos “Pata Corta” Bruzzone; a Daniel Osvaldo Zapata y a su pareja Jorgelina Andino y al propio Pelozo. Este y su suegro fueron sindicados por los investigadores como los proveedores de una banda dedicada al narcomenudeo integrada por empleados municipales del otro lado del puente Rosario-Victoria. En ese momento, Ercoli se movía en un Gol Trend 2015. El caso tramitó en el juzgado federal de Paraná y recién tuvo una resolución en abril de 2024. Ercoli acordó el pago de 150 mil pesos como parte de una probation. Una moneda, comparado con el patrimonio de su clan, que ahora se encuentra inhibido.
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