“Rabia: una salud, cero muertes” es el lema bajo el cual se conmemorará este miércoles el Día Mundial de esta enfermedad que en Argentina registra un promedio de 31 casos anuales en perros y que en humanos registró un caso mortal el año pasado, tras 13 años de nula incidencia, situación que coloca al país “muy cerca de la validación y la certificación de la eliminación de la rabia transmitida por perro”.
“El tema de este año destaca la necesidad de implementar un abordaje mediante la cooperación a escala intersectorial y multidisciplinar, que requiere el aporte, intervención y colaboración de equipos profesionales de los sectores de la salud humana, animal y ambiental”, dijo la OMS, que propone terminar con las muertes por rabia a nivel mundial en el 2030.
La rabia es una enfermedad viral que afecta al sistema nervioso de los mamíferos, incluyendo a los seres humanos, presentando en la mayoría de los casos un desenlace fatal.
No obstante, es también una dolencia prevenible a través de la vacunación, tanto en animales como en humanos.
En el continente americano “cerca de 100 millones de perros son vacunados anualmente en campañas de vacunación”, medida que “constituye la principal acción para la prevención de la rabia en los perros”.
Por eso el organismo recomienda “mantener una cobertura de vacunación del 80% de la población canina como estrategia para reducir la circulación del virus en los hospederos susceptibles y prevenir casos de rabia humana transmitida por el perro”.
La situación en la Argentina y en el mundo
En Argentina, el último caso de rabia humana se reportó en el mes de abril del año pasado: Se trató de una mujer de 33 años que fue mordida por un gato callejero en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, que estaba infectado con la variante murciélago. El antecedente más próximo a este último caso hay que buscarlo en 2008, cuando un caso de rabia humana se había registrado en Jujuy por variante canina.
Entre los años 2013 y 2020 se registraron en el país 31 casos de rabia en perros (variante canina 1 y 2, y variante murciélago) y 12 casos en gatos (variante murciélago).
El Ministerio de Salud presentó en octubre del año pasado el Plan Nacional de Prevención y Eliminación de la Rabia Humana en el marco del cual la asesora en Epidemiología y Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud en Argentina, Tamara Mancero, aseguró que Argentina “está muy cerca de la validación y la certificación de la eliminación de la rabia transmitida por perro”.
En el mundo, la enfermedad es responsable por cerca de 60.000 muertes humanas anualmente y en la gran mayoría de los casos humanos, el perro es la fuente de transmisión.
Las Américas lograron reducir 98% la incidencia de la rabia humana transmitida por perros entre 1983 y 2020, pasando de 300 a dos casos anuales. Sin embargo, en los últimos años, la rabia en humanos transmitida por animales silvestres adquiere mayor importancia, siendo el murciélago hematófago el principal transmisor.
Transmisión, tratamiento y prevención
El virus presente en el animal infectado se puede transmitir a través de la herida causada por una mordedura, o bien cuando el animal lame una parte del cuerpo de la persona lastimada recientemente.
Los principales síntomas son: fiebre, inquietud, dificultad para tragar, dolor de cabeza y sensación de hormigueo en el sitio de mordedura o lamedura, días después del ataque de un animal infectado con el virus.
En los perros y gatos los síntomas incluyen cambios de comportamiento, agresividad, salivación excesiva, imposibilidad de tragar o de beber, pupilas dilatadas, convulsiones, parálisis y muerte.
Los murciélagos con rabia también tienen cambios en el comportamiento, a menudo pueden verse de día y estar caídos.
En cuando a las medidas de prevención, la principal es la vacunación de gatos y perros una vez al año desde los 3 meses de edad y durante toda su vida
Por otro lado, en caso de sufrir una mordedura de un animal, lavar la herida con abundante agua y jabón, no colocar alcohol ni otro desinfectante, y concurrir rápidamente al centro de salud más cercano para ser evaluado por un médico.
Cuando esté indicado, debe aplicarse la vacuna antirrábica humana lo más inmediatamente posible después de ocurrida la exposición.
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