Entre los desafíos iniciales de la presidencia del mandatario electo, Mauricio Macri, figura la futura convivencia con un Congreso nacional en el que no tendrá mayoría propia; más aún, en los números previos ni siquiera será primera minoría. La gobernabilidad estará atada entonces a la capacidad de sus negociadores para engarzar acuerdos con otros bloques legislativos.
En Diputados, el PRO piensa impulsar como presidente de la cámara a Emilio Monzó, actual ministro de Gobierno de Macri en la ciudad de Buenos Aires y uno de sus principales armadores políticos. La jefatura del bloque oficialista quedaría en manos de Patricia Bullrich.
Con la renovación parlamentaria surgida de las urnas el 25 de octubre pasado, el espacio kirchnerista sumará 98 bancas. La segunda minoría será para la UCR y sus aliados, con 43 miembros. El PRO quedará como tercera fuerza, con 41 integrantes. Socios de la Coalición Cívica, radicales y macristas sumados quedarían a una decena de bancas de alcanzar al Frente para la Victoria.
Sin embargo, esos números iniciales puede que no resulten tan lineales. El principal interrogante es el futuro del espacio kirchnerista, donde es probable que haya reacomodamientos y la actual homogeneidad que lograba la conducción de la presidenta entre en crisis a partir de su salida de la Casa Rosada.
La derrota de Scioli pone todo en discusión en el peronismo. Si bien quedará un núcleo duro de diputados kirchneristas (24 camporistas, 3 representantes del Movimiento Evita y los restantes del kirchnerismo duro) habrá otros que comenzarán a desmarcarse.
En ese sentido, las miradas están puestas sobre el salteño Juan Manuel Urtubey, el propio sciolismo, el sanjuanino Gioja, entre otros. Es de esperar que los bloques provinciales del Frente Cívico por Santiago o el Frente Renovador de la Concordia de Misiones, ambos reelectos, no funcionen como aliados del kirchnerismo.
Además, el justicialismo no kirchnerista, que tampoco puede asegurarse que funcione como una unidad homogénea, reúne 36 bancas; socialistas y GEN 9 y la izquierda 4.
En el Senado, que será presidido por la vicepresidenta electa, Gabriela Michetti, Macri se encontrará con un panorama más complejo, ya que el Frente para la Victoria reforzó su mayoría y tendrá en el futuro 40 senadores, contra 16 de las fuerzas que integran Cambiemos.
Puede ocurrir que también aquí haya fisuras en el bloque mayoritario, pero aún así la diferencia es grande y el macrismo deberá transpirar la camiseta para sumar apoyos de representantes de provincias.
La clave podría estar, además de conseguir desprendimiento en el peronismo, entre las bancas de justicialistas disidentes (10) o representantes de partidos provinciales (3). El PS/GEN sólo dispondrá dos bancas.