Pamela Tabares vivía en la calle. La habían echado de la última pensión hace algunas semanas y alternaba las casas de amigas y el trabajo sexual, del que se quería alejar y no pudo. Una problemática a la que no son ajenas las trans que se acercan a los 40, que buscan cambiar de vida y no pueden.
“Voy a tener 40 años y quiero empezar a vivir”, decía Pamela, esperando que el estado la ayudara con un alquiler, una pensión, un trabajo…
Hacía poco tiempo que a la joven trans se le había muerto la mamá. Iba a tener una entrevista en la Municipalidad, donde había acudido en busca de ayuda a través de organizaciones LGTB. Nunca llegó: su cuerpo había quedado tendido en las afueras de la localidad de Pérez el miércoles, en un camino rural, acribillado a balazos. Una persona que pasaba por el lugar lo vio y dio aviso, y una amiga lo reconoció: enterada del crimen y sin poder contactarla, sospechó, se comunicó con el Área de Diversidad Sexual municipal y terminó confirmando el peor final.
Una de las compañeras de Pamela, que más de una vez le dio albergue en su casa ya que no tenía donde ir sostuvo que “trabajar en la calle es muy duro. Nosotros no queremos hacerlo más, hay muchas cosas del trabajo sexual que no conocíamos. Yo no me prostituyo nunca más, tengo mucho miedo”, dijo la compañera de Pamela, que prefirió no identificarse.
La expectativa de vida para una trans ronda los 35 años y es por es que llegar a los 40 trabajando en la calle asusta. Y buscan una ayuda del Estado para lograr una vida más tranquila.
Michelle Mendoza, referente del Movimiento Evita, conocía a Pamela porque había golpeado su puerta pidiendo ayuda. “El trabajo sexual para mí es consecuencia de la ausencia del Estado, ella estaba pidiendo ayuda. Lo primero que me dijo es «voy a tener 40 años y quiero empezar a vivir»”.
Michelle recordó que le habían ofrecido talleres, una tarjeta alimentaria, pero Pamela necesitaba otro tipo de contención.
“Buscó ayuda por el consumo problemático que tenía, pero no se sentía cómoda en La Estación”, sostuvo.
Para Michelle el problema de que comenzaron a sentir desde hace un año y medio es el aumento de la violencia y el consumo. “Nuestro eje es el consumo problemático. Nosotros empezamos a sentir hace un año y medio más violencia en la zona de trabajo. Además, en vez de trabajar dos horas como lo hacían en otros tiempos, ahora se tienen que quedar siete porque no hay un peso. Y eso aumenta el consumo también”.
“Ella estaba cansada de trabajar. Y decía que su edad no se bancaba un invierno más”.
El femicidio es investigado por el fiscal Rafael Coria. Según evaluó, fue asesinada donde quedó su cuerpo y en el lugar fueron encontradas seis vainas servidas calibre 3.80.
Pamela vestía calzas, remera y campera, y calzaba botas. A un costado fue hallada una cartera, pero ninguna identificación.
Coria adelantó que revisarán la única cámara cercana al lugar, precisamente la del camping de Camioneros. Y también las de la empresa de energía eléctrica Transener, que si bien están lejos, no se descarta que sus imágenes puedan aportar algún dato.
Esteban Paulón, subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual de la provincia, junto con integrantes del colectivo LGTBI que conocían a Pamela, se entrevistarán el viernes con el fiscal para aportar información y pedir por la investigación, cuyas primeras acciones quedaron en manos de efectivos de la Policía de Investigaciones y de la comisaría 22ª de Pérez.