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¿Hacia dónde va el dólar?

Por: María Iglesia

reflexiones

En los últimos meses, la liquidación de los dólares de la exportación de la cosecha de soja, campaña que este año llegó a niveles récord de 55 millones de toneladas, se tradujo en un fuerte ingreso de divisas en la Argentina. Lo demuestra el alto nivel de reservas internacionales en el Banco Central, que superó el anterior máximo histórico de marzo de 2008, cuando había alcanzado los 50.517 millones de dólares.

La acumulación de reservas en el Banco Central se da no sólo por la decisión de sumar divisas en la entidad monetaria, sino como resultado de la intervención en el mercado de cambios para lograr que el valor del dólar no descienda más allá de los 3,95 pesos. Sin embargo, pese a las presiones a la baja del tipo de cambio por el lado nominal, la inflación hace que las presiones sean al alza, desde el lado real.

En ese sentido, la estabilidad del dólar en la plaza local, sumada a una inflación de alrededor de 20 por ciento en términos anuales, provocaron una apreciación en lo que va del año. La duda es cuál debería ser el valor del tipo de cambio. En ese contexto, como todos los años los industriales reclaman, por lo bajo, un dólar más alto para “recuperar la competitividad de las exportaciones”. Además, alertan que el incremento de las importaciones responde en buena medida, al “abaratamiento relativo” de los productos fabricados en el exterior respecto de los argentinos dado por esta apreciación en términos reales.

Para la Abeceb.com, consultora del economista Dante Sica, con un dólar a 3,90 pesos y una inflación anual de 23,6 por ciento, el tipo de cambio real multilateral (este es el que toma como referencia una canasta de monedas de los principales socios comerciales de la Argentina) se ubicará a fin de año en 1,87, frente a 2,27 de diciembre del año pasado. Por su parte, Ecolatina sostiene que la depreciación nominal del peso menor a la inflación significa “un fuerte deterioro de la competitividad externa por el fuerte incremento de la inflación y los salarios en dólares”. En ese sentido, este estudio no espera que el Gobierno ponga en práctica un plan antiinflacionario consistente, por lo que “las únicas herramientas para acotar la inflación en el futuro seguirán siendo el tipo de cambio y los subsidios a las tarifas públicas”.

Teniendo en cuenta el tipo de cambio con cada país en particular, el escenario con Brasil es mejor que con el resto de los bloques comerciales. Abeceb.com afirma que frente a una paridad peso/real promedio entre 2005 y 2007 de 2,04, en diciembre alcanzó 2,47. Pero la expectativa es que a fin de año el real cueste 2,10 pesos.

De esta manera, por un lado las presiones son al alza y, por el otro, a la baja. Con las reservas internacionales en niveles record, existe el reaseguro para desestimar cualquier corrida contra el dólar. Además, todavía resta que los exportadores liquiden alrededor de 10.000 millones de dólares de la cosecha de soja de este año. Es así que, si bien el Banco Central irá llevando al tipo de cambio hacia un valor de los 4 pesos, no será tan sencillo llegar a este número, razón por la cual no es de esperar un cambio brusco en la cotización para los próximos meses. Las dudas podrían salir a flote recién en 2011, en los meses previos a las elecciones presidenciales de octubre.

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