Una feroz interna en la provincia de Buenos Aires, un presidente de partido que critica la Asignación Universal por Hijo y un pelotón de enemigos internos encabezados por el jefe de los senadores de la UCR, Gerardo Morales, constituyen el núcleo central del dilema de Julio Cobos.
Ni en el radicalismo ni en el cobismo existe unidad de criterio en cuanto a la conveniencia del regreso del vicepresidente a la UCR, partido del que fue expulsado “de por vida” cuando se sumó a la fórmula de Cristina de Kirchner. Pero tras su voto no positivo a las retenciones móviles, el Tribunal de Ética del partido anuló las sanciones y ahora Cobos tiene despejado el camino para su reafiliación.
Sin embargo, en el despacho de Cobos en el Senado no existe ni apuro ni ansiedad por volver a la UCR, una agrupación que le aporta estructura a nivel nacional pero que limita sus movimientos de cara a 2011. Amante de los híbridos políticos, el vicepresidente explora por ahora la conformación de un frente similar al que triunfó el 28 de junio pasado en Mendoza. En ese esquema convivieron la UCR, su propio partido, Consenso Federal y otras agrupaciones como el ARI y Unión Popular, que se promocionó en la cordillera como “la gente de Cobos”.
El ex gobernador de Mendoza tiene la íntima convicción de que él le aporta más a la UCR que la UCR a él. Como antecedente inmediato aparece la elección presidencial de 2007, cuando el radicalismo debió apelar al peronista Roberto Lavagna ante la falta de figuras competitivas. Por eso, más que disolver el ConFe y diluirse en las eternas internas radicales, el vicepresidente podría inclinarse por encarar 2011 con un frente en sociedad con el radicalismo, evitando así que sus verdugos Morales y Ernesto Sanz condicionen el armado de listas y el reparto de puestos de poder.
Si bien el vicepresidente está dispuesto a enfrentar a figuras como Ricardo Alfonsín o Elisa Carrió en una interna del Acuerdo Cívico y Social, también en este formato prioriza el armado de un frente en sociedad con la UCR sin someterse así a los designios de sus correligionarios. Casi un espejo de lo que ocurre en el peronismo, donde figuras disidentes como Felipe Solá, Eduardo Duhalde y Francisco de Narváez anticiparon su rechazo a participar en internas del PJ kirchnerista para armar una coalición mixta por fuera del partido del General.
Cobos ya emitió señales de su rebeldía ante la cúpula partidaria. La más nítida fue la recomendación de la remoción de Martín Redrado del Banco Central, desoyendo los consejos de Morales y Sanz. Pero el vicepresidente también se sintió molesto por la declaración del presidente del partido, quien denunció que la Asignación Universal por Hijo se gastaba en “drogas y juego”. Tampoco apoya la decisión de Morales, jefe de la bancada de la UCR, de avalar el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo. Cobos impulsa una iniciativa de unión civil sin derecho a la adopción.
Los comicios internos del 6 de junio en el radicalismo bonaerense terminarán de profundizar las diferencias del cobismo con la UCR. El mendocino adhiere a la lista de los históricos Leopoldo Moreau y Federico Storani, que se enfrentan a las huestes de Ricardo Alfonsín, otro presidenciable de la UCR. “Todavía no me veo como candidato ya que falta mucho para eso. Recién se empezará a definir en mayo del próximo año debido a que las elecciones internas serán en agosto y de ahí veremos con quién, pero lo importante es hacer acuerdos con partidos”, fue el mensaje de Cobos de cara a la interna en el principal distrito electoral del país.
Cobos buscó así bajarle el tono a la pelea y pidió que sean los afiliados los que se expresen en las urnas para decidir el rumbo del partido en la provincia antes de avanzar en alianzas electorales para 2011. “Hubiera sido bueno haber encontrado el consenso necesario para que se evitara la interna. Hicimos mucho y no pudimos. Sé que esta interna se quiere nacionalizar pero en realidad responde a una provincia. La mejor manera es que ahora lo expresen los afiliados”, remarcó Cobos.
