por Gabriel Pennise
Hasta hace poco más de una semana la Argentina era candidata para ganar el Mundial de Sudáfrica. Hoy, es recibido por una multitud que desnuda completamente la falta de alegrías que tiene el pueblo argentino. Con qué poco nos conformamos, y vale el análisis para quienes se dedican a los fenómenos sociales o políticos. Argentina salió octavo, un poco mejor que con Marcelo Bielsa (el fracaso más rotundo de la historia) y parecido al inexpresivo conjunto De José Pekerman en Alemania 2006.
¿Qué festejan?. La cara de Javier Mascherano en el micro dejaba ver el dolor de ya no ser. Hasta la vergüenza que debe darle exponerse a tanta demostración de cariño y fe. El pueblo fue a Ezeiza a recibir a la selección de Maradona, que terminó humillada por Alemania perdiendo por un lapidario 4 a 0. No se debe condenar a nadie por esto, pero sí repasar por dónde pasan las alegrías. O lo pobre que estamos los argentinos en materia de festejos.
Siguiendo con el fútbol vale trazar un paralelo con los equipos de nuestra ciudad. Por muchos años Central y Newell’s dedicaron su ingenio para tributar loas a viejas hazañas, en lugar de intentar propiciarlas nuevamente. Que la palomita del viejo Poy, que la zurda de Marito, que el 4 a 0 de Russo, que el gol de Pájaro Domizzi, todas situaciones inolvidables para los hinchas, los que pudieron disfrutarlas y los que la sufrieron. Hoy Central se presta a iniciar su participación en la Primera B Nacional, y los dirigentes de Newell’s hacen magia para armar un equipo sin dinero.
Argentina fracasó porque la calidad de sus jugadores impone suponer que al menos va a llegar a semifinales, o como mínimo no perder de la manera que perdió ante los alemanes. Después, quedará para el que quiera hacerlo evaluar la lista de fracasos, Bielsa, Pekerman, Maradona, antes Basile y Passarella. De distintos colores y para todos los gustos, ninguno ganó nada.
Y no se trata de una puja entre ganar o perder, se trata de ser coherente. Si se va al Mundial con intenciones de ganarlo, y la presencia del niño Messi, Tevez, Higuaín, Mascherano y demás, ameritaba la ilusión de volver con la Copa. No se debe ahora castigarlos como sí lo hicieron Maradona y Bilardo a grandiosos futbolistas como Zanetti o Cambiasso.
Argentina en este Mundial no dejó nada nuevo. Le ganó a un grupo de selecciones que llegaron para completar los grupos (Nigeria, Corea del Sur, Grecia) y sufrió ante un México devaluado. Cuando se paró enfrente de un equipo en serio claudicó. Entonces, a quiénes fueron a recibir. Qué nos dejó Maradona.
«No se cumplió el sueño, pero se marcó un camino», dijo Diego Maradona. El camino no es el que se debe seguir, apostó a las individualidades cuando la elite del fútbol (Inter, Barcelona, Chelsea, Manchester) apuesta por los sistemas. Alemania apostó al equipo para neutralizar a Messi, y lo coniguió. Entonces, de qué camino habla Diego.
