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La salud y sus mitos

Existen muchas creencias erróneas en el campo de la medicina y todas ellas pueden desmitificarse con argumentos lógicos. Algunas resultan simples curiosidades, pero otras pueden ser perjudiciales.

Autor: Dr. Daniel Stamboulian

Llamamos mitos a creencias erróneas que se han ido pasando de boca en boca. La palabra viene del griego y significa fabula o leyenda. En medicina existen muchos mitos que, analizados profundamente, pueden desmitificarse con argumentos lógicos. Algunos resultan simples curiosidades, pero otros pueden incidir perjudicialmente en la salud.

A continuación, vamos a analizar y a comentar varios mitos muy difundidos.

«Los huevos son malos para el hígado»

El hígado es el principal órgano para metabolizar los alimentos y transformarlos en sustancias necesarias para el funcionamiento normal de nuestro cuerpo. La ingesta en exceso de comidas ricas en colesterol, como la yema de huevo, es posible que aumente el colesterol en la sangre, pero eso no significa que dañe el hígado. Lo único que produce, como ocurre cuando llega un comestible rico en grasa al intestino, es la contracción natural de la vesícula, pe­ro de ninguna manera lesiona el órgano vital.

«No debe tomar café quien tiene alta la presión»

La cafeína, sustancia presente en la infusión, es un compuesto químico, equivalente al de la teína del té. Su consumo en forma moderada (dos o tres tazas por día) posee un efecto diurético, estimula el sistema nervioso central y ejerce una ligera acción broncodilatadora. Sin embargo, con la presión arterial no  tiene ninguna relación.

«Después de comer no debemos bañarnos»

Suele explicarse que «se corta la digestión si lo hacemos». Lo que sucede, en realidad, es que durante la digestión una mayor cantidad de sangre va al tracto gastrointestinal. Esto nos produce, después de una comida importante, cierta somnolencia debido al «robo de san­gre» que ejerce el aparato digestivo en relación con el cerebro. El baño de agua fría o el deporte pueden producirnos mayor agotamiento, pero no afectan de ninguna manera al tubo digestivo.

«El acné empeora con el chocolate y las grasas»

El problema, que afecta a un 80% de las personas en algún momento de su vida, está ligado a la producción de una hormona sexual que origina un exceso de grasa a través de las glándulas sebáceas localizadas en la piel. Por ello, aparece en general en la adolescencia. Atribuir el agravamiento del acné al consumo de determinados alimentos no tiene base científica, y menos si se trata del chocolate. Es interesante recordar que este alimento, que se fabrica a partir del ca­cao, fue considerado por el naturista Limeo como el «alimento de los dioses».

«Consultar al psiquiatra es cosa de locos»

Este concepto nace en el siglo XIX, cuando la psiquiatría adquiría categoría de disciplina científica y se dedicaba, fundamentalmente, al estudio de pacientes con alteraciones mentales importantes. Hoy, en cambio, la mayoría de las consultas son por estrés, ansiedad, depresión, y otras alteraciones de la conducta. Todo ello hace que la visita al psiquiatra, en la actualidad, lejos de ser «cosa de locos», pueda ayudarnos a conocernos mejor para enfrentar los conflictos de la vida diaria.

«El reposo ayuda a mejorar a los enfermos»

Cuando uno está enfermo es importante recordar que debe hacer el reposo que su cuerpo le pida. Exagerarlo no ayuda, y algunas veces, como ocurre en los casos de pacientes con hepatitis o sida, puede dificultar o prolongar la recuperación. Ello se debe a que la actividad física aumenta las defensas, especialmente las relacionadas con las células CD4 (que están disminuidas en los infectados por el VIH) que con el ejercicio pueden aumentar.

En síntesis, es importante saber discernir entre mitos y verdades científicas.

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