La gente de Urgente24 recorrió las casas de ropa de chicos más conocidas: Cheeky, Week-Meak; Advance, Mimo y Grisino, del shopping Plaza Oeste, y en todas ellas el talle más grande es el 12, pero que en realidad, no se corresponde a 12 años, sino que en algunos casos, apenas le entra a un menor de 8 años.
¿Qué está ocurriendo?
En la reunión protagonizada por legisladores provinciales, no sólo se habló de política, sino que se diseñaron algunas estrategias legislativas para el año 2010, entre las que se propuso la creación de algunos observatorios para el seguimiento de leyes puntuales.
Entre las normas mencionadas, se habló de la “ley de nocturnidad” las relacionadas a la seguridad (máxima preocupación manifiesta de muchos de los presentes en la reunión) y de “la ley de talles”.
Esta ley rige en todo el territorio bonaerense bajo el número 12.665, y tras su promulgación en 2001, obligaba a los comercios que vendan ropa de mujer, “a tener en existencia todos los talles correspondientes a las medidas antropométricas de la mujer adolescente, de las prendas y modelos que comercialicen y ofrezcan al público”.
Sumado a la ley que sancionó el Congreso Nacional que obliga a los fabricantes de ropa de todo el país a confeccionar en todos los talles, el problema de recorrer negocios en busca de modelos adecuados para cualquier cuerpo, debería haberse solucionado.
Sin embargo, no sólo esto resultó una quimera, sino que además, el fantasma de la bulimia y la anorexia, con el bombardeo de imágenes de mujeres, jóvenes y adolescentes cada vez más delgadas, se extiende ahora (televisión de por medio) a las nenas más chicas.
Todos saben, porque lo han padecido o porque a alguien cercano le ocurrió, que si se excede un poco en kilos, se corre el riesgo de escuchar de boca de alguna vendedora “¿como para vos?; no, no tengo talle”; y en el mejor de los casos, si el exceso es apenas notable (64 Kg. en 1,70 metros, con una cadera de 104 cm., por ejemplo) todavía podrá aparecer algo que quepa, pero el número del talle indicará que se está por comprar uno de los más grandes de la tienda.
Ni hablar de cuando lo que se muestra en la vidriera, al entrar sólo viene en “talle único”, como si todas las mujeres tuvieran las mismas medidas, independientemente de la edad, su contextura ósea, y otros factores que influyen para determinar el peso y la masa corporal.
Aunque la ley estipula en su articulado que “aquellos comerciantes que no den cumplimiento a lo dispuesto en los artículos anteriores se les impondrá una multa y en casos de incumplimientos reiterados, se dispondrá la clausura de hasta cinco (5) días del establecimiento o local comercial”, la excusa suele ser que “los fabricantes hacen sólo hasta esos talles”, que “no es redituable trabajar talles grandes” o que “la marca apunta a cierto target”.
Hasta acá, nada que no conozcamos desde hace tiempo.
Lo que escapó a la letra de las normativas nacionales y provinciales, fue incluir a los chicos en esas leyes.
Urgente24 recorrió las casas de ropa de chicos más conocidas: Cheeky, Week-Meak; Advance, Mimo y Grisino, del shopping Plaza Oeste, y en todas ellas el talle más grande es el 12, pero que en realidad, no se corresponde a 12 años, sino que en algunos casos, apenas le entra a un menor de 8 años.
Una nena de 8 años con caderas redondeadas y “pancita de bebé” (como llaman vulgarmente los pediatras al vientre distendido de los chicos, producto de la falta de desarrollo muscular abdominal) no encuentra ropa para ella en ninguno de esos locales. La recorrida sigue entonces por las marcas de adolescentes: Cómo quieres que te quiera; Muua; 47Street, etc. Allí, salvando el obstáculo de pensar que se estará vistiendo de adolescente a una nena de apenas 8 años, la ropa le entra, pero lo que le va de contorno o de espalda, conlleva mangas y piernas kilométricas. Nada de eso encaja en la proporción del cuerpo de esta nena.
“Las sociedades modernas son sociedades de consumo, que crean paradigmas de belleza que la sociedad adopta por modo propio o forzadamente. Estos paradigmas de lo bello y moderno influyen de modo más directo en los jóvenes”, fundamentó María del Carmen Banzas (UCR) cuando presentó el proyecto de ley bonaerense.
Para la legisladora, “cada día que transcurre se agrava la situación, y son más las jóvenes afectadas por la bulimia y la anorexia como consecuencia de los efectos de una sociedad globalizada. Pero vemos azorados que no se lanzan campañas masivas de esclarecimiento de la población, que ayuden a combatir este fenómeno. Por el contrario, los medios masivos de comunicación difunden cada vez con mayor fuerza modelos y estereotipos que son ajenos a la contextura física de la mayoría de las personas a las que van dirigidos. Alentando el consumo de productos que, especialmente en el campo de la moda e indumentaria femenina, no encajan en la fisonomía de todos los consumidores. Induciendo así a que muchas adolescentes caigan en los referidos trastornos alimentarios”.
La misma ley aclara que “la anorexia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario caracterizado por una pérdida significativa del peso corporal (superior al 15 por ciento), habitualmente fruto de la decisión voluntaria de adelgazar. El adelgazamiento se consigue suprimiendo o reduciendo el consumo de alimentos, especialmente los que engordan, y con cierta frecuencia mediante vómitos autoinducidos, uso indebido de laxantes, ejercicio físico desmesurado, consumo de anorexígenos y diuréticos”; mientras que “la bulimia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario caracterizado por la presencia de episodios críticos en los que la persona afectada ingiere cantidades de alimento significativamente superiores a lo que es normal ingerir en circunstancias similares. Esta ingestión alimentaría se lleva a cabo experimentando paralelamente la sensación de pérdida de control sobre la misma”.
En el caso de los más chicos, es poco probable que puedan acceder a laxantes o inducirse el vómito, pero sí hay quienes se preocupan por si lo que se les ofrece como menú “engorda”, o directamente prefieren no comer, porque son víctimas de bromas cuando exceden un poco el estereotipo de cuerpo ideal.
Para niños/as, y adolescentes que en la mayoría de los casos no han desarrollado aún una autoestima madura, el sentirse “fuera del sistema” afecta en la búsqueda de aceptación del otro, y en el imaginario de un modelo corporal que en muchos casos, es difícil de conseguir.
La Organización Mundial de la Salud, explica que “se han elaborado datos de referencia sobre el crecimiento entre los 5 y los 19 años. Se trata de una reconstrucción de la referencia de 1977 del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias (NCHS)/OMS y utiliza los datos originales del NCHS, complementados con datos de la muestra de menores de 5 años utilizada para elaborar los patrones de crecimiento infantil de la OMS” ( ver tablas aqui).
“El índice de masa corporal (IMC) -el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (Kg./m2)- es una indicación simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos, tanto a nivel individual como poblacional”, no obstante, aclara que “Los nuevos Patrones de crecimiento infantil presentados por la OMS en abril de 2006 incluyen tablas del IMC para lactantes y niños de hasta 5 años. No obstante, la medición del sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 14 años es difícil porque no hay una definición normalizada de la obesidad infantil que se aplique en todo el mundo. La OMS está elaborando en la actualidad una referencia internacional del crecimiento de los niños de edad escolar y los adolescentes”.
“La globalización y la mediatización del mercado hizo que lo que en otros tiempos estaba reservado a ciertos sectores de la sociedad, se generalizara indiscriminadamente. Estos modelos corporales hoy son un imperativo universal hostil pero atractivo para las mentes jóvenes. Hoy, es modélico y deseable ser delgada, con talles muchas veces preadolescentes”, señaló Banzas.
Aunque se sabe también que el 50% de las modelos padece trastornos alimenticios para llegar al peso requerido, y que el ideal estético constituye un atentado a la salud y conlleva e incita a una serie de comportamientos socialmente modélicos se sigue ciegamente estos mandatos, aún a costa de desesperar y, claro está, de enfermar.
Hasta ahora, se señaló al universo adolescente como el más perjudicado, pero ya es imperativo que se ponga la lupa también en la ropa de chicos, si no se quiere en pocos años, estar hablando de patologías y trastornos alimenticios en menores de 10 años.
Según datos oficiales de la OMS, “En 2005 había en todo el mundo al menos 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso. Aunque antes se consideraba un problema exclusivo de los países de altos ingresos, el sobrepeso y la obesidad están aumentando espectacularmente en los países de ingresos bajos y medios, sobre todo en el medio urbano”.
La modificación mundial de la dieta, con una tendencia al aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos, ricos en grasas y azúcares, y la tendencia a la disminución de la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de los chicos, influye también en cambios corporales, teniendo en cuenta además, que las formas antropométricas latinas distan mucho de ser andróginas, y se notan desde temprana edad.
La legislación argentina no se caracteriza por ser de avanzada, sino que por lo general, viene detrás de los problemas e intenta solucionarlos con parches; será el momento entonces de emparchar las layes de talles e incluir a todos los seres humanos, desde el talle 0 hasta el más grande.