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“A todos hay que darles una segunda oportunidad”

El polémico edil Coradini explicó las razones por las cuales perdonó a un ladrón que robó en su casa.

“Estoy convencido de que a todo el mundo hay que darle una segunda oportunidad”, dice del otro lado de la línea de teléfono el presidente del Concejo Municipal de Arroyo Seco, Miguel Ángel Coradini, al ser consultado sobre el motivo de su “perdón” a un ladrón que hace unos meses entró a robar a una finca de su propiedad. La flexibilidad de Coradini hizo que la Justicia condene al imputado –un muchacho de 18 años que estaba detenido desde hace unos meses– sólo a prisión domiciliaria por el hecho. “Perdonar es divino” reza la liturgia cristiana y habla bien de aquel que la aplica, pero la noticia dada a conocer ayer por El Ciudadano tuvo un condimento “especial”, ya que el edil que mostró su compasión por el prójimo fue quien hace poco más de un año propuso “molerles los huesos” a los ladrones para que “no vuelvan a robar”. Tal como era de esperarse, estos dichos causaron un revuelo importante. Ahora, el funcionario dice que fue malinterpretado, que en realidad habló de “darles unos cintazos a los delincuentes” y que sus palabras eran figurativas y no planteaban “de ninguna manera el castigo corporal”. Igualmente, el presidente del Concejo deslizó críticas contra los defensores del “garantismo” y dijo que la gente “reclama soluciones urgentes a los jueces y los políticos”.

—¿Qué lo llevó a perdonar al ladrón que entró a su casa?

—Estoy convencido de que a todo el mundo hay que darle una segunda oportunidad. Este chico había sido detenido por primera vez y tenía los 18 años recién cumplidos. Además, hacia casi tres meses que estaba preso. Por eso insisto en el tema de la segunda oportunidad. El muchacho tuvo un tiempo para reflexionar y me planteó el tema de conseguir un trabajo, cosa que nosotros vamos a ver qué podemos hacer desde el Concejo Municipal para poder reinsertarlo. Acá hay que entender que robar es algo indigno y creo que él terminó entendiendo eso.

—Usted habló el año pasado de “moler a palos a los delincuentes” ¿Sigue pensando lo mismo?

—Yo hablé de darle unos cintazos a los delincuentes y por eso fui muy criticado, especialmente por la oposición política. Lo que yo quise decir no era aplicar un castigo físico, de ninguna manera, sino la de aplicar una pena menor para las personas que cometen delitos. Hice referencia al cinto porque era lo que se usaba con nosotros cuando era chicos y nos portábamos mal, simplemente eso. Acá lo que pasa en realidad es que la gente se indigna cuando el Estado no le ofrece soluciones, cuando ve que las personas que delinquen de manera repetitiva entran por una puerta y salen por la otra. Insisto, yo soy partidario siempre de darles una segunda oportunidad a las personas. Quiero aclarar que estamos hablando de delitos menores como robos, arrebatos, no del asesino, del que mata gente. Una segunda oportunidad no se le niega nadie.

—¿Cómo fue su encuentro con el muchacho que entró a robarle a su propiedad?

—Participamos de una especie de mediación que establece la Justicia. Él me pidió disculpas y yo le respondí que yo no era nadie para disculpar nada. Lo mejor que él me puede dar a mí y a la sociedad, le dije, era que se encausara y se convirtiera con el pasar del tiempo en un hombre de bien. Además le hablé del tema de las drogas y de que ingresar en ese mundo no trae absolutamente ningún beneficio, todo lo contrario. Le hablé de la importancia del trabajo y de conseguir las cosas con esfuerzo. Eso es lo que pude charlar con él y realmente lo encontré muy receptivo y con reales intenciones de cambiar un estilo de vida que si continuaba le iba a traer muchos problemas.

—¿Cuál es el reclamo que encuentra en la calle con mayor frecuencia?

—El ciudadano común quiere que los jueces o nosotros, los que pertenecemos a la clase política, tengamos en cuenta sus reclamos. El juez tiene que impartir justicia y el funcionario encontrarle soluciones a los problemas de la gente. Ese es el reclamo que vemos todos los días en la calle. Parece que uno es un bruto cuando pide que se imparta justicia muchas veces, pero eso es lo que nos pide la gente en la calle todos los días. Por eso me ha dado una satisfacción enorme este hecho de que se le dé una segunda oportunidad a un muchacho que ha demostrado sus ganas de cambiar y su intención de ser una mejor persona.

—¿Cómo cree que se debe encarar el problema de la inseguridad?

—Lo que es importante es que la Justicia actúe. Es fundamental que el menor sepa que si delinque, si mete la pata, eso tiene una consecuencia. Creo que es necesario que el Estado asista a las familias en riesgo. Nuestro código dice que si un menor delinque tiene que ser institucionalizado y en caso de serlo tiene que ser en instituciones abiertas. La sociedad en su conjunto no se equivoca, hay algo llamado saber popular que tiene mucha verdad. La gente lo que pide es que se marque una diferencia entre aquel que trabaja, estudia, va honradamente por la vida, con el que elige el camino del delito.

—¿Cree que la asistencia del Estado es importante para prevenir las situaciones delictivas?

—La asistencia es importante pero no es la solución definitiva. Acá en Arroyo Seco se trabaja de manera bastante prolija con eso. Lo digo aunque yo sea del signo contrario de los que actualmente gobiernan la ciudad. No obstante eso, siguen habiendo delitos porque en muchos casos ésa es una elección de vida, una forma de vivir. Por eso, si bien yo creo que es necesaria una segunda oportunidad, tampoco coincido con los garantistas que piden reglas muy flexibilizadas en la Justicia. La persona, o el menor, que ha cometido un delito tienen que saber que eso tiene un costo.

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