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“Cada instrumento tiene una personalidad única”

El luthier Iván Blascovich asegura que “se crea el vínculo cuando aún es un conjunto de maderas”.

Por: Santiago Baraldi

“Cada instrumento guarda una personalidad única e irrepetible donde se lo acondiciona a la necesidad de cada músico, es como presentirlo terminado cuando todavía no es más que un conjunto de maderas”, describe el luthier Iván Blascovich mientras lija el mástil de un laúd. En medio del Pasaje Pan, entre la peatonal Córdoba y Santa Fe, el profesor nacido en Chilecito, La Rioja, tiene su taller hace seis años y una docena de alumnos que ya se fabrican sus propios instrumentos. Sobre altos caballetes, con luz tenue y silencio, están desparramadas herramientas y maderas que serán tratadas “con mucha paciencia y concentración, una relación que lleva entre seis meses y un año con el instrumento”, relata Blascovich, que está radicado en Rosario desde 1998.

— ¿Cuándo comenzó la pasión por la luthería?

— Estudiaba piano y violín en el Centro Nacional Polivalente de Artes en La Rioja. Además de la música me interesó cómo hacer los instrumentos. Me críe entre la carpintería de mi abuelo y la herrería de mi padre, es decir que las herramientas las tenía. Eso me llevó a estudiar en la Escuela de Luthería de La Universidad Nacional de Tucumán, siendo mis maestros Fernando Silva, Eduardo Riera y Antonio Leiva. Volví a Chilecito a perfeccionarme y hacer experiencia en la creación de instrumentos. En el 98 llegué a una muestra que se realizó en el distrito Norte, en Villa Hortensia, y conocí gente muy buena, Me quedé aquí y desde hace seis años estoy con el taller en el Pasaje Pan.

— ¿La gente que viene es para reparar o pedir la construcción de un instrumento en particular?

— En la actualidad realizo construcciones por encargo. El tiempo varía de acuerdo al instrumento, de 6 a 12 meses, esto tiene que ver con una búsqueda personal donde trato de respetar el tiempo necesario en el cual se manifieste la inspiración y prevalezca la concentración. Respeto mucho la totalidad dedicándole a cada parte la atención necesaria, evitando así la construcción serial, de ahí que cada instrumento guarda una personalidad única e irrepetible donde se lo acondiciona a la necesidad de cada músico. En general cuando comienzo la construcción necesito saber a dónde quiero llegar, tanto en sonido como en estética, es como presentirlo terminado cuando todavía no es más que un conjunto de maderas. Esto me permite un avance homogéneo de cada parte y un concepto único en todo el instrumento.

— ¿La luthería está relacionada sólo con instrumentos de cuerda?

— El concepto de instrumentos de luthería se refiere a los instrumentos que tienen caja y mango: guitarra, violín, viola, violonchelo, contrabajo, laúdes y mandolinas.

— ¿Con qué maderas se trabaja?

— Depende de cada instrumento y de qué parte, qué madera se utiliza. Se usan varias maderas. En el violín se confecciona con arce, pino abeto y ébano. El pino abeto para la tapa del instrumento, eso para todos, el arce para el mango, fondo y fajas y los accesorios son de ébano. En las guitarras el mango es de cedro boliviano y la caja varía. Para los instrumentos de arco, siempre se trabaja con maderas importadas porque el origen es europeo y se mantiene con el correr de los años.

— ¿Nuestras maderas no son aptas para hacer instrumentos?

— Sí, se han fabricado instrumentos con maderas autóctonas y son muy buenos, de la misma calidad que los realizados con las maderas tradicionales, lo que pasa es que no tiene el otro valor de lo genuino, donde se respete el origen del instrumento. Por ejemplo las guitarras son de origen español y el violín de Italia y se sigue haciendo con maderas de aquellos lugares.

— Pero también se hace un mito que si no son de ahí no son buenos instrumentos.

— Hay un mito que la guitarra española es la mejor o el violín de Italia es de mejor calidad, pero es una cuestión de marketing. De todas maneras no es así por que de hecho la luthería se ha perfeccionado en todo el mundo y hay instrumentos muy buenos fabricados en distintos países y hay violines italianos muy malos, o guitarras españolas muy malas. Es decir que es muy relativo. Sí, que hay casas en España, por ejemplo, que son apellidos que han continuado el legado de años en mantener una calidad que los hace famosos, pero son dos o tres casos puntuales. Hay gente que por desconocimiento, va en busca de esa guitarra, viaja a España y por creer que la compró allí es buena, y a la vuelta de su casa puede tener una similar o mejor.

— ¿Cuál es el cuidado que debe tener la madera?

— Lo que más afecta a los instrumentos es el cambio en el porcentaje de humedad. El problema de Rosario que si bien es húmeda, tiene ciertos vientos que hacen que haya cambios bruscos, y si estuvo húmedo por la mañana por la tarde puede estar seco. Esos cambios bruscos dañan al instrumento. La madera tiene vida y se modifica con el cambio de humedad, si hay mucha se hincha, si hay clima seco, se quiebra. Se venden humificadores para los instrumentos para mantener la madera humectada, un vaso con agua cerca del instrumento también le aporta humedad, la madera lo absorbe.

— ¿Cómo es la competencia con las casas de música?

— Es otro mercado. El que va a buscar un violín a una casa de música no va a encontrar buena calidad y yo no vendo nada económico, tipo un instrumento hecho en china. Tampoco hay competencia entre los luthieres porque hay un mercado reducido y las relaciones se hacen por otras cuestiones, como el vínculo que se genera con el cliente cuando viene por primera vez a encargar su instrumento. Durante ese tiempo el que lo encargó viene a ver cómo “crece”, se genera un vínculo con la persona y con el instrumento.

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