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“Con el PJ tenemos un problema de comunicación”

La diputada nacional del PS, Alicia Ciciliani, abordó la conflictiva relación entre socialismo y peronismo.

Militante socialista desde los complejos años 70, ex contadora personal del mismísimo Guillermo Estévez Boero, ex funcionaria municipal y provincial y actual diputada nacional, Alicia Ciciliani es una de los pocos referentes del PS que logró entablar diálogo fructífero con el peronismo. Desde su anterior cargo como viceministra de Trabajo provincial avanzó en leyes importantes para el sector que contaron con el apoyo de los dirigentes sindicales, muchos de los cuales reconocen y respetan su figura.

—¿Al socialismo le cuesta el diálogo con el peronismo?

—Sí, tenemos códigos y modos de construcción política totalmente distintos. Tenemos un problema de comunicación terrible. No nos entendemos. Nosotros estamos acostumbrados a la cuestión institucional: convocamos a una reunión, miramos si corresponde institucionalmente, si está todo bien, ponemos todo sobre la mesa y discutimos sobre eso. En el justicialismo, sin hacer valoración, están acostumbrados a otra cosa. Ellos no van a una reunión sin antes tener claro a qué van, y sin saber cómo se va a desarrollar y a qué resultado va a llegar la reunión, para poder posicionarse mejor. Y si pueden saber qué piensa cada uno de la reunión, mejor. Lo hacen siempre. Y nosotros no. Nosotros vamos a la Cámara de Diputados y llevamos nuestros proyectos para debatir. Ellos dicen “no nos consultaron”, pero nosotros estamos convencidos de que llevarlo a la Cámara es consultarlos. Y ellos dicen “por qué no nos llamaron por teléfono y fuimos a tomar un café y discutimos esto”. Y yo lo que hice en estos dos años en Trabajo fue llamar por teléfono e ir a tomar un café. Hice eso.

—No son muchos los que lo lograron en su partido.

—A mí me enseñó Luis Ortega (ex subsecretario de Trabajo). Él me introdujo en el mundo del trabajo, donde me di cuenta que los dirigentes sindicales de la provincia de Santa Fe son verdaderos defensores de los intereses de los trabajadores. Sabemos donde viven, están acá a la vuelta, al frente de los sindicatos, y una puede ver los centros de salud que tienen, las instalaciones deportivas y culturales. Yo me sentí como mujer y como socialista muy respetada por ellos, en un trato cordial y amable.

—¿Cree que se podrían haber destrabado otros temas, como la reforma tributaria, de haber empleado este método?

—Lo que yo digo es que hay una comprensión de una cultura que favorece el diálogo, pero cuando se discuten cuotas de poder no hay cultura que valga. En mi diálogo con los dirigentes sindicales había un interés común en que las leyes salgan. Así también creo que en la ley de reforma tributaria hubo un claro posicionamiento ideológico del peronismo que pudo imponer que no paguen las empresas que más tienen, tal como vienen diciendo en los últimos veinte años, con ese slogan que tienen, como si fuera un valor no pagar impuestos. Se asociaron a eso para no darle recursos a Binner, porque creen que se consolidaría un gobierno y la estrategia es recuperar el poder esperando que le vaya mal al gobernador. El llamado telefónico no hubiera dado resultado porque la disputa era sobre un modelo.

—Ahora que está más cerca de la Rosada, ¿rescata cosas positivas del gobierno nacional?

—Lo que yo rescato es la política de apoyo al trabajo y a la producción. La vimos en la crisis, fue impresionante la respuesta rápida. Nosotros lo vivimos con el ministro (Carlos) Tomada al teléfono permanentemente, y esa política da los desarrollos que vemos: un desarrollo económico, un aumento en los ingresos de los trabajadores y baja en la desocupación. Lo que no me gusta es la falta de institucionalidad. Para mí es un obstáculo muy grande para continuar con el desarrollo. El modelo tal como está alcanzó el techo. Si se dieran cuenta que podrían seguir avanzando desarrollando la verdadera institucionalidad democrática yo creo que tendrían la oportunidad de mejorar todas las condiciones, pero no lo ven.

—¿Usted cree como dicen opositores que hay miedo en sectores de la sociedad?

—No cuestiono que estemos viviendo en democracia ni me sumo a los que dicen que hay miedo. Repudio el afiche a los periodistas pero de ahí a pensar o creer que en esta sociedad hay miedo, cuando yo viví el 75 de la Triple A y la dictadura del 76, hay una distancia, aunque vivimos un modelo de gestión del Estado autoritario y centralizado, eso es innegable.

—Ustedes apoyaron la ley de Medios. ¿Cree que hacía falta ponerle un freno a los grupos dominantes como Clarín?

—Yo creo que la concentración de los medios no ayuda a la democracia. Es un poder impresionante que pone los temas de la agenda y que tiene que estar controlado. Y lo que está pasando en el país es terrible. Uno mira televisión y lo que está quedando es TN, del Grupo Clarín, y “6,7,8”, de la televisión estatal. O es todo malo en uno, o es todo bueno en el otro. Y esa no es la realidad. Estamos en una guerra de medios donde buscar la verdad se hace difícil. Pese a todo se puede entrar a internet, que democratiza la comunicación maravillosamente. De hecho nosotros no estamos en la tapa de Clarín, ni en ninguno de los canales de televisión de Buenos Aires, ni estamos en “6,78”, pero tenemos un poder de comunicación con la sociedad muy grande a través de la tecnología.

—¿En la Cámara observa legisladores con miedo al poder mediático?

—Vemos la desesperación para ir al salón de Pasos Perdidos a hacer declaraciones, eso es evidente. Esa es la imagen de los canales, están siempre los mismos diciendo siempre las mismas cosas. No hay otra voz.

—¿Están aflorando las internas en el socialismo de cara al 2011?

—Al contrario, lo que pasa es que tenemos muchos referentes para ofrecerle a la sociedad. A medida que crecemos las internas son naturales. Hoy puede ser candidato a gobernador (Rubén) Giustiniani, (Antonio) Bonfatti o (Miguel) Lifschitz. A mí me llena de orgullo y de satisfacción que podamos tener candidatos, porque eso es sinónimo de un partido que crece.

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