Bajo la premisa “¿Qué harías hoy si supieras que no vas a fracasar?”, las escritoras Verónica de Andrés y su hija Florencia Andrés, brindan herramientas para desarrollar la inteligencia emocional, levantar la autoestima e incentivar la motivación a través de su libro Confianza total.
Verónica, que es educadora, coach y conferencista, asegura que la confianza en sí misma se encendió a los diez años, luego de una etapa mala en la escuela. “En ese momento de mi vida hubo una maestra que me dijo: «No hay una manera de hacer bien o mal las cosas. Uno las hace a su manera»”, aseguró en una entrevista con la agencia de noticias Télam.
“Fue la primera persona que me abrió un nuevo camino y comenzó a mostrarme las cosas que sí hacía bien –dijo–. Buscaba lo bueno de cada uno de los chicos de mi clase y lo anotaba en una libretita. Siempre tenía tiempo para cada uno de nosotros y eso me llevó a darme cuenta que la educación puede ser más flexible sólo aplicando amor”.
Verónica, que obtuvo un master en Educación en la Universidad de Oxford Brookes, Inglaterra, y hoy es titular de la cátedra de Management del contexto emocional de la Universidad del Salvador, recuerda: “No sólo me iba mal en el colegio, sino que en casa eran muy rígidos también”.
En su libro y video, editados por Planeta, las motivadoras brindan pautas para identificar si se vive en el miedo o en el amor y a partir de allí conocer las herramientas para construir la confianza.
Temas como “Vivir con miedo”, “La confianza y la autoestima”, “El poder de las emociones, de los pensamientos y de las palabras”, “Inteligencia emocional y liderazgo” y “El poder de los sueños”, son algunos de los tratados por estas especialistas.
“Son ideas y prácticas que ayudan a superar miedos, a trascender creencias limitantes, a construir la autoestima, a usar las emociones con inteligencia. A guiar los pensamientos para alcanzar metas, a despertar al líder interior que todos llevamos potencialmente dentro nuestro y a diseñar los sueños”, afirma de Andrés.
Ante la consulta sobre qué la motivó a impartir enseñanzas a otros docentes, Verónica de Andrés respondió: “Realmente, no sé cómo sucedió todo. En un momento de mi vida me di cuenta que lo que estaba aprendiendo necesitaba probarlo a través de investigaciones –aseguró–. Cuando hice la primera, fue tan impactante ver los resultados que eso me dio impulso de enseñarle a los demás”.
Por su parte, Florencia Andrés, la hija mayor de Verónica realizó una maestría universitaria en coaching y estudió Ciencia Política y Periodismo y trabajó en consultorías de empresas y actualmente profesora universitaria, coach, escritora y conferencista.
Hoy, ambas brindan clases en la Universidad del Salvador y en distintos lugares del mundo donde llevan sus conocimientos a otros para que puedan aplicarlos.
“En Confianza total uno de los ejemplos ofrecidos es el de un chico argentino que estaba diagnosticado con Trastorno de Hiperactividad con Déficit de Atención (TADH) y a través de las herramientas adecuadas para su caso, terminó el año con excelentes calificaciones, una vez que entendió lo importante que es su vida, ya que es un ser único en el mundo y por eso tiene un valor fundamental, además de una misión en la vida”, explica Verónica.
Florencia, de 30 años, comentó que un caso que a ella le dio mucho resultado fue armar un rincón de “éxitos” que le organizó su mamá cuando era más pequeña: “Allí ponía un buen momento en familia, una foto con mis amigos, un felicitado de la maestra, la copia de un boletín con buenas notas. Eso me ayudó a ver que no todo era tan malo, que estaba rodeada de cosas buenas y que hacía bien”, relata.
“No son grandes cosas las que hay que hacer para darse cuenta de que hay cosas muy buenas en las que nos manejamos con soltura. Una de las cosas que se debería implementar más es escuchar al otro. En la mesa familiar, al comenzar una reunión o durante las clases en la escuela, tomarse cinco minutos para escuchar los logros del otro. Eso crea admiración en el que escucha y revalorización en quien se escucha”, indicó.
Confianza total comenzó a escribirse hace más de 10 años: “Algo en mi interior me decía que debía esperar. Hoy me doy cuenta de que no sólo estaba creciendo mi experiencia y mi hija. Ambas sabemos que este texto surgió con el deseo de llevar el poder del amor y la confianza a cada rincón del mundo”, dijo Verónica.