Una de las problemáticas que azota a la adolescencia es la maternidad temprana y eso no siempre tiene que ver con desidia en la prevención, sino también con la falta de información al respecto. Es por eso que muchos jóvenes preocupados por no atravesar esa situación se sumaron al proyecto de Políticas de Género para Adolescentes del Área de la Mujer. En ese espacio hay un grupo de chicas y chicos de 15 a 17 años que intentan ser nexos entre el Estado municipal y sus compañeros. El objetivo es hablar y conocer sobre los derechos sexuales, un tema que reconocen como tabú pero del que quieren y necesitan saber.
Silvina Santana, coordinadora del Área de la Mujer de la Municipalidad, explicó a El Ciudadano que dentro de la tarea de liderazgo se trabaja con las mujeres. “Aquí la idea de las «lideresas» tiene que ver con un objetivo de redireccionar las relaciones entre hombres y mujeres. Que las mujeres aprendan a soltarse y manejarse frente a la gente”, explicó.
A su vez, aclaró que con este liderazgo “no se trata de buscar que uno se destaque por sobre el resto, sino una postura que tenga que ver con algo más democrático, de consenso en las relaciones, algo horizontal. Necesitamos jóvenes que interactúen con sus pares para que conozcan sus derechos y vivan sus relaciones sin violencia”.
Agostina, Rocío y Cristian integran el proyecto y buscan que sus compañeros y amigos puedan conocer sobre sus derechos y dejar atrás el desconocimiento y el miedo de vivir con plenitud la sexualidad. Se contactaron cuando los integrantes del programa municipal fueron a brindar talleres sobre la temática a sus escuelas y ya no quisieron estar fuera de esta apuesta.
Los chicos manifestaron su desacuerdo por no hablar de educación sexual en la escuela. “Nunca se dio un espacio para eso, no se cedían clases ni horas libres, ni había un espacio dedicado al tema”, apuntó Rocío. En tanto, Agostina aclaró: “En mi escuela tenemos un poco más de libertad para tratar el tema de la sexualidad en clases como Biología y Ciencias Naturales, pero en mi forma de pensar deberíamos hablar más. Me gustaría que existiera una clase de curso de apoyo para tratar esos temas con psicólogos o personas informadas y en un ámbito de confianza, más allá de las notas y los profesores”.
Ambas coincidieron en que hablan del tema dentro de su grupo de amigos. “A veces en broma o en confianza hablamos de las experiencias y las dudas; creo que es normal a esta edad. Pero en casa somos unas tumbas, la sexualidad no existe”, reconoció Agostina.
En cuanto a su rol en el grupo de jóvenes, los chicos definieron los términos “líderes” y “lideresas”. “Uno siente que crece en el tema, vamos conociéndonos con respecto a la sexualidad. Ser «líder» fue difícil, porque teníamos justamente que guiar a chicas y chicos de nuestra edad, y uno por más que esté preparado nunca se siente listo, ya que es un par”, expresó Agostina. Por su parte, Cristian reconoció que en este tipo de actividades se aprende “un montón y podés ayudar a que los chicos conozcan del tema; hay necesidad de información pero de una manera en que lo comprendan; no puede haber más padres de 13 años”.
También señalaron que para mejorar la educación sexual se necesita de un espacio físico donde se pueda debatir sobre las distintas temáticas que reúnen los derechos sexuales, en un clima de confianza y contención. Para Rocío una mejor educación comprendería desterrar la sexualidad de los temas tabú. “De sexo sí se habla, e informarnos es necesario. Lamentablemente hay una especie de bloqueo en cuanto al tema que se suma a la vergüenza, al desinterés y los mitos. Creo que eso es lo que hay que eliminar –dijo la joven–. Hasta que no podamos instaurar el tema como algo natural propio de la vida del hombre, no se podrá progresar mucho”.
Cristian, en cambio, fue más contundente: “Los chicos reciben poca información. Les llega de una forma poco didáctica y es necesario cambiar eso. Muchas de las consecuencias como un embarazo adolescente, por ejemplo, es porque los chicos no conocen nada sobre la sexualidad y sus derechos”.