La Sindicatura General de la Nación (Sigen), la Oficina Anticorrupción y el Ministerio de Defensa están a punto de cerrar esta semana la investigación sobre el pago a Francia de casi 14 millones de Euros durante el Gobierno de Mauricio Macri por la compra de aviones de guerra pese a que informes técnicos locales y las mismas cláusulas del contrato explicitaban que no estaban en condiciones operativas. Se trata de cinco Super Etendard fabricados en 1978 que la Marina gala había desechado y que ahora continúan deteriorándose en tierra dentro de la base naval Comandante Espora, en la provincia de Buenos Aires.
La autorización de la compra, realizada en mayo de 2018 en base a un «arreglo técnico de Estado a Estado» en el que había terciado la Embajada de Francia en el país, iniciado en marzo de 2017 y sellado a fines de ese año, fue del entonces ministro de Economía, Nicolás Dujovne. Según una filtración de whatsapp del celular del funcionario, terminó cediendo a las presiones de París para cerrar una operación que desde la Armada argentina habían recomendado no hacer en base a consideraciones técnicas. El titular de Hacienda habilitó los fondos, pero se cuidó de quedar pegado en la concreción del contrato, que rubricaron los en ese momento Jefe de Gabinete y ministro de Defensa, Marcos Peña y Oscar Aguad, mediante la decisión administrativa 962/2018.
El argumento oficial para el acuerdo fueron razones de seguridad ante la inminente Cumbre del G20 que se realizó en Buenos Aires del 30 de noviembre al 1 de diciembre de 2018. Igual, los aviones llegaron al país recién en mayo de 2019. Otra de las razones oficiales para drenar ese dinero fue que las aeronaves se iban a destinar a reforzar el adiestramiento de pilotos militares para evitar su éxodo a la actividad aerocomercial. El pequeño detalle es que los Super Etendard Modernizados (SEM, por las siglas en el contrato) no podían levantar vuelo. Y eso se sabía. El mentado «regreso al mundo» de la gestión Cambiemos, en este caso, fue por la puerta de los bobos.
“Este arreglo técnico tiene por objeto detallar las condiciones de venta por la Parte francesa a la Parte argentina, de cinco aeronaves Super Etendard Modernizados de la Marina Nacional Francesa, las cuales no están en condiciones de vuelo«. Eso, textual, figura en el contrato de 21 páginas escrito en francés y castellano que analizó primero la Sigen junto a otros documentos.
El punto 2.2 del acuerdo agrega en el mismo sentido: “Los materiales citados en este artículo y que se detallan en el anexo 1 del presente Arreglo, son transferidos en el estado en que se encuentran“. Es decir: obsoleto.
De la auditoría de la Sigen –35 páginas, que indaga también otras operaciones– se desprende que funcionarios con poder de decisión final en la compra de los cazabombarderos desatendieron informes técnicos preliminares de la Armada sobre el estado de los mismos. Esas evaluaciones previas establecían que, para cerrar la operación, resultaba “esencial” la obtención de “elementos críticos” para asegurar el funcionamiento de los Super Etendard.
Una de esas observaciones se refiere a los eyectores para los asientos de los pilotos, que son de fabricación británica. No estaban entre los ítems de la compra y son imposibles de conseguir, porque el Reino Unido vedó la venta de material bélico a la Argentina tras el conflicto del Atlántico Sur por las islas Malvinas.
Los Super Etendard no se fabrican más. Algunos repuestos podrían adquirirse en los Estados Unidos, pero también es difícil. Es que, para la cumbre del G-20, el Gobierno de Macri emitió un decreto que permitía el derribo de aviones durante los dos días que duró el encuentro. Washington sostiene que no está clara la fecha de cese, y una ley del Congreso estadounidense no permite vender elementos bélicos a países con ley de derribo. Eso, después de que Perú atacara un avión en el que viajaba una misionera norteamericana junto a su hija recién nacida, que se estrelló matando a ambas.
El precio definitivo de transferencia de todos los materiales –aviones y elementos complementarios, admás de un simulador de vuelo en el que se sentó el propio Macri– fue de 12.550.000 euros, que se pagaron mediante una única transferencia bancaria. El Gobierno argentino asumió todos los gastos de retiro, transporte y estacionamiento. Fue mediante la Licitación Privada 005/17 para el servicio puerta a puerta de los cinco aviones más todos los complementos por un total de 1.346.255 euros. Así, la erogación llegó a casi 14 millones de euros.
Regresar al mundo, subordinados
Una filtración de mensajes de whatsapp en el teléfono del ex ministro Dujovne fechada el 13 de septiembre de 2017 revela, de certificarse su autenticidad, el apriete francés para la compra mediante chantaje en torno a las pretensiones de la administración Cambiemos de «volver al mundo».
El intercambio de mensajes, según el portal ADN, es con Ariel Sigal, entonces con un cargo estratégico en Hacienda. “Nico. Hablé con Scaglione (Marcelo, representante de Argentina ante la Ocde, a la que Macri quería ingresar). Lo llamó el embajador francés en «duros términos»», le advierte el funcionario al ministro.
“El canciller (de Francia, Jean-Yves Le Drian, antes ministro de Defensa) tal vez llame a (Jorge, el argentino) Faurie y tu par, a vos“, sigue Sigal con Dujovne. Agrega por whatsapp: “El embajador mencionó que esto podría afectar la posición de Francia en la Ocde“. Y cierra: “Con esta data, parece más presión comercial que algo que hicimos mal“.
Dujovne responde: “Sí, vamos a licitar. En vez de compra directa. Están mal ellos. No corresponde la presión“, se intenta despegar el ministro. Pero, finalmente, cede al chantaje y habilita desde su cartera el desembolso, aunque no0 pone la firma en el contrato.