En el 2009 Rosario demostró que los buenos hechos culturales, no son sólo propiedad de Buenos Aries. Visitas internacionales, buen jazz, rock internacional, reuniones de viejas bandas locales, en síntesis, la ciudad hizo lugar a distintas propuestas que colmaron la cartelera musical de cada fin de semana del año, pero una noche quedó grabada en la conciencia colectiva: el concierto de Zubin Mehta y la Orquesta Filarmónica de Israel.
El 24 de agosto, 2700 rosarinos colmaron las instalaciones de Metropolitano Dos, el segundo espacio para eventos del Alto Rosario Shopping.
Por primera vez la prestigiosa agrupación daba un concierto en la ciudad, y era a beneficio del proyecto Hospital Centenario del Bicentenario. Dos empresarios locales se reunían para poder llevar la gesta adelante. Algunas personas que reservaron identidad, ofrecían hasta 10.000 pesos por una entrada para colaborar con el emprendimiento.
La fiebre filarmónica ganó rápidamente las charlas de café, se vendieron discos, se consultó en Internet, y hasta algunas personas se sumaron a los ciclos de abono de los dos teatros que ofrecen carteleras líricas, el Auditorio Fundación Astengo y el Teatro El Círculo. Otros comparaban el evento con el Congreso de la Lengua que engalanó la ciudad en 2004.
Lo concreto es que fue posible ver y escuchar en Rosario al maestro más prestigioso de la música clásica, Zubin Mehta y la Filarmónica de Israel compuesta por 120 músicos.
Mehta es un premiado director de orquesta indio, nacido en 1936 en Bombay. Su padre, Mehli Mehta, fue violinista y director fundador de la Orquesta Sinfónica de Bombay. Zubin en un principio tenía pensado estudiar medicina, pero finalmente se convirtió en estudiante de música en Viena a los dieciocho años, teniendo como profesor al eminente Hans Swarowski, (en aquella academia por el mismo tiempo estaba también Daniel Barenboim). En 1958 realizó su debut como director en Viena. Ese año fue designado por concurso como director asistente de la Orquesta Filarmónica Real de Liverpool. Sus antecedentes incluyen las direcciones musicales de La Orquesta Sinfónica de Montreal, La Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, La Filarmónica de Nueva York y la Opera Estatal de Baviera. En 2006 se convirtió en el director musical del Palau de les Arts de Valencia, y desde 1968 dirige la Orquesta Filarmónica de Israel, cargo ahora ejerce de manera vitalicia.
Además de su importante actividad musical, Zubin Mehta ha dirigido más de dos mil conciertos incluyendo giras en cinco continentes, es también destacable su compromiso social y político. Por ejemplo, en 1994 Mehta interpretó el «Réquiem» de Mozart junto a la Orquesta Sinfónica de Sarajevo entre las ruinas de la Biblioteca Nacional de Sarajevo, a beneficio de las víctimas del conflicto armado y en memoria de las personas asesinadas en las guerras de la ex Yugoslavia. En 1999 dirigió la «Sinfonía número 2 Resurrección» de Gustav Mahler en las cercanías del campo de concentración de Buchenwald, en la ciudad alemana de Weimar, en un concierto ofrecido por la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera y la Orquesta Filarmónica de Israel, colocándose una al lado de la otra.
Musicalmente Mehta es reconocido principalmente por sus interpretaciones del repertorio sinfónico post-romántico, con compositores como Richard Strauss y Gustav Mahler. También hizo grabaciones con el músico de sitar indio Ravi Shankar y participó al frente de la Orquesta del Teatro de la Opera de Roma en el primer espectáculo de los Tres Tenores (José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti).
El concierto ofrecido en Metropolitano comenzó con el poema tonal «Don Juan», opus 20, de Richard Strauss, obra que cuenta la historia del hombre que cansado de buscar el placer en el amor consigue la redención con la muerte.
«Las alegres travesuras de Till Eulenspigel», opus 28, uno de los grandes logros de Richard Strauss en el género.
Siguiendo después con Ludwing V. Beethoven, “Sinfonía Nº 7 en La mayor, Op. 92.
Poco a poco el público de las filas intermedias, quizás no frecuente en espectáculos líricos, fue acomodando su oído para cerrar con un aplauso interminable. Mehta agradecido regaló dos bises: “Las bodas de Fígaro” de Mozart, y la polka “Sin fin” de Edward Strauss. El público aplaudió de pié. El Maestro y sus músicos sonreían desde el escenario.
Rosario no cuenta todavía con un ámbito adecuado para que 3000 personas puedan escuchar música clásica, el Teatro El Círculo –la llamada Opera de la ciudad-, sólo tiene capacidad para 1200 personas. La IPO, como se conoce a la orquesta por sus siglas en inglés, mueve 5 toneladas de instrumentos musicales y 150 pesonas viajan bajo el rigor del Maestro Mehta, en tanto 300 personas trabajan en la organización y logística de cada presentación. Los técnicos de la Filarmónica de Israel desembarcaron un mes antes del concierto para supervisar el tratamiento acústico necesario. Si bien algunos oídos exquisitos percibieron cierta distorsión en los bronces, el sonido en general, fue aceptable.
Algunos productores opinan que es más fácil conseguir el interés de grandes artistas cuando se puede exhibir antecedentes tan valiosos. Pero las consecuencias de la visita de Zubin Mehta, recién se verán en la próxima programación de giras.
Por ahora podemos afirmar que el 24 de agosto fue una noche histórica para Rosario. Con nuevo auditorio, público con ganas y con empresarios que se animan, quizás podamos pensar que los grandes números artísticos que antes no llegaban a la ciudad, puedan venir en el 2010.