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24 de Marzo del 98: la tarde en la que el rock generó conciencia y exclamó “Ni un paso atrás”

El encuentro musical organizado por Madres de Plaza de Mayo en Rosario Central reunió a unas diez mil personas y contó con artistas como Los Fabulosos Cadillacs, Molotov, León Gieco, La Renga, y los locales The Boys Have Penis y Coki and the Killer Burritos, entre otros

El 24 de marzo se conmemora el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, fecha estipulada por ley en 2002 y que fue declarada feriado «inamovible» en 2006. El día corresponde al inicio del gobierno de facto encabezado por Jorge Rafael Videla, una dictadura cívico-militar que se sostuvo en el país hasta el 10 de diciembre de 1983, con la llegada de un gobierno democrático junto a Raúl Alfonsín, y que tuvo un saldo de 30 mil desaparecidos.

Cuando se cumplían 15 años de democracia, en conmemoración de los 22 años del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1998 se realizó en el estadio de Rosario Central el que fuera el primer gran festival de música de la ciudad. Se trató de Ni un paso atrás, organizado por Madres de Plaza de Mayo, a beneficio de la universidad que estaban gestando y que se lanzó en el año 2000.

El festival duró unas nueve horas y reunió a artistas de renombre como Todos Tus Muertos, Caballeros de la Quema, Los Fabulosos Cadillacs, Enrique Bunbury en su inicio como solista, Molotov, León Gieco, La Renga, y los locales The Boys Have Penis, La Bouchard, Sudaca y Coki and the Killer Burritos.

El coleccionista rosarino Ariel Moya (medio) junto a Alan Boguslavsky y Enrique Bunbury, ambos ex Héroes del Silencio. Gentileza: Ariel Moya

 

El evento en sí tuvo una gran repercusión a nivel nacional y local como un encuentro organizado por Madres de Plaza de Mayo, con el fin benéfico al cual las bandas se sumaron de manera voluntaria pero también se aprovechó esa fecha para lanzar el disco que llevó el mismo nombre.

“Indudablemente fue un recital importante, movilizador y convocante”, sostuvo a El Ciudadano el hoy diputado nacional Eduardo Toniolli, quien por entonces era militante activo de la agrupación Hijos. Si bien se supo luego que había diferencias entre Madres de Plaza 25 de Mayo (las de Rosario) y Madres de Plaza de Mayo (las nacionales liderada por Hebe de Bonafini), ya que desde el interior el país se pedía la unión nacional entre estos grupos que luchaban por un mismo fin, el encuentro musical se hizo alzando el mismo grito de justicia que tuvo en convocatorias anteriores, como el recital realizado en Ferro en el 97.

De todas maneras Hebe criticó a los organismos rosarinos por «incluir a políticos» en sus marchas. “Acá no hay políticos, y en esto nos diferenciamos de los organismos rosarinos, jamás vamos a marchar detrás de los políticos que hicieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final”, dijo en una época en la que también se decretaban los indultos de Carlos Menem, quien gobernaba el país por entonces, todos teniendo en común la no punibilidad de los delitos realizados en el marco de la dictadura.

De izquierda a derecha, de arriba a abajo: Molotov, Caballeros de la Quema, Los Fabulosos Cadillacs y La Renga, algunas de las bandas invitadas

 

Lo particular de este encuentro fue que el organismo nacional se ocupó de la producción en sí, tanto de la convocatoria de artistas, la venta de entradas, como en la seguridad, ya que no querían que haya policías en el lugar, y para eso se contó con el trabajo de militantes de agrupaciones estudiantiles.

La producción técnica del espectáculo estuvo a cargo del rosarino Claudio Joison, quien lideraba el equipo de trabajo que integraban Gustavo Granato y Juan Pablo Saint Girons, entre otros, y contó con la presencia de poco más de 10 mil personas.

Joison remarcó a este medio que haberse encargado sólo de las cuestiones técnicas en un festival de esta índole le resultó atípico. “Sólo aportamos los equipos y nuestros conocimientos en materia de recitales de este tenor, pero no tuvimos acceso a nada más, de todo se encargaban Madres junto a Sergio Shoklender, que estaba trabajando con ellas”, mencionó.

Cabe señalar que en su momento a muchos les resultaba extraño el hecho de que alguien como Shoklender, que acababa de cumplir su pena en prisión por haber asesinado a su padre y a su madre (historia que fue revelada años antes con el film Pasajeros de una pesadilla) trabajara con estas mujeres que llevaban años reclamando justicia por sus hijas e hijos desaparecidos, pero ya lo había dicho Hebe de Bonafini en una entrevista: “Llegué a quererlo como a un hijo propio”.

De hecho, años más tarde esa confianza se vio perdida en un pozo ciego frente al escándalo de fraude con el programa de viviendas sociales Sueños compartidos. “Hace bastante tiempo le había sacado las chequeras porque me parecía que él firmaba sin ningún ton ni son. Le dije: «No, no, pará la mano»”, sostuvo Bonafini luego de que en 2019 se destapara el escándalo por un desvío de 200 millones de pesos, de los más de 700 millones destinados a la construcción de viviendas.

Bonafini y Shoklender durante los buenos tiempos

 

Y fue esa misma mujer la que en pro del recital en Rosario, en medio conferencia de prensa y visita a medios, le dijo a un joven Gustavo Granato que ante el dolor que le causaba no saber dónde estaba su hijo “tuvo varias propuestas de grupos guerrilleros que le ofrecieron cobrar venganza, pero ella se mostró firme y dijo que no quería venganza, quería justicia”, relató el ahora responsable de la productora All Press. Y sumó: “Fue una pregunta que le hice en medio de un viaje hacia otras notas. En ese momento me marcó a fuego lo que dijo, con todo lo que había vivido. Me pareció súper fuerte, digno”.

Rosario capital del rock

El encuentro contó con temas que hoy siguen vigentes como “Mal bicho” y “Matador” de los Fabulosos Cadillacs (de hecho la banda venía de ganar un premio Grammy), además de “La balada del Diablo y de la Muerte” y “Somos los mismos de siempre” de La Renga o “Pensar en nada” de León Gieco. Ya en la conferencia de prensa del evento Fernando Albareda, de los Cadillacs, aseguró que habían aceptado la propuesta porque «en estos veinte años en la Argentina, el único grupo que no se contradijo es el de las Madres».

Cada artista, técnico o periodista que trabajó en ese festival, en una Rosario gestionada por el intendente Hermes Binner -y una provincia gobernada por Jorge Obeid-, advirtió que fue “sumar su granito de arena” a una lucha que por entonces llevaba 22 años: el reclamo de justicia y el grito de “Nunca más”.

César «Coki» Debernardi estuvo allí con sus Killer Burritos y destacó de sus recuerdos: “Tuve la oportunidad de aportar una pequeña cuota a algo en lo que creía y creo, que es la lucha por la justicia. Recuerdo haber hablado con Hebe, bah, ella hablaba, nosotros la escuchábamos, y fue movilizador estar compartiendo ese momento con ella. No voy a olvidar el haber estado al lado de una de las personas que más admiro por su valentía”.

Además señaló que tanto para la ciudad, como alrededores, “este festival fue muy importante porque significaba tomar conciencia con un montón de cosas, con una historia muy pesada, cruda, y que quienes estaban ahí y que no estaba al tanto, pudiesen estarlo”, porque, aseguró: “A veces se logra generar conciencia a través de la música o de otras disciplinas artísticas”.

Coki en plena cancha de Central, disfrutando del festival

 

En su rol artístico, Diego Olivero, director musical de Fito Páez desde hace más de una década, quien fuera por entonces baterista de The Boys Have Penis, mencionó: “Creo que lo que sentimos más importante de ese concierto fue el hecho de hacer algo por las Madres de Plaza de Mayo. Pararnos de un lado de la historia y expresarlo claramente. Fue importantísimo también que los pibes que fueron al concierto se enteraran por qué estábamos ahí, quiénes eran esas señoras y qué les había pasado”.

Además de recordar con emoción la felicidad que tuvo ese día de pararse en medio de la cancha de Rosario Central, el músico agregó que ante la llegada de un nuevo 24 de marzo, como músico acepta sin dudar si se lo invita a participar de algún concierto en nombre de la democracia, lugar desde el que afirmó: “Acá cada uno, desde su lugar, desde lo que sabe hacer, tiene la responsabilidad de no olvidar el pasado para evitar que se repita”.

En el caso de Juan Pablo Saint Girons, su participación en el festival también tuvo su cuota movilizadora en cuanto a lo personal, ya que su tía, María Rosa White, fue una de las referentes de Madres de Plaza 25 de Mayo. “Lo de Molotov fue toda una novedad, y recuerdo que en el backstage estaban todos los artistas juntos, no había problemas de cartel, era una comunión. Hasta el catering fue bien sencillo, ¡ahora te piden cada cosa! (risas). Incluso conocí a La Renga ahí mismo, y desde entonces me sumé a trabajar con ellos”, dijo Saint Girons.

El productor, que comenzó tirando cables y ayudando en los recitales de Fabián Gallardo a sus 13 años sostuvo que si bien bajo la producción de Joison ya habían pasado por ese estadio Luis Miguel (en dos oportunidades), Enrique Iglesias y el grupo Maná, el festival tuvo su entidad en materia social, por el objetivo que se tenía en ese momento.

De hecho, Saint Girons recordó que cuando se hizo el primer festival de Madres en Buenos Aires, La Renga fue la primera banda convocada y los músicos pusieron de condición que iban a tocar “pero siempre y cuando el resto de las bandas no cobren fuera de los gastos técnicos, que por entonces eran unos 800 dólares (800 pesos en aquel momento), y alcanzaba para pagar técnica, luces y sonidos”. De hecho para el show en Rosario la banda liderada por Chizzo sólo tuvo dinero para los pasajes en colectivo.

A nivel local la cobertura oficial estuvo en manos de la Rock&Pop Net, por entonces dirigida en Rosario por Pedro Guastella, y cuyo equipo estaba integrado por Gabriel «Chamaco» Posada, Marcelo Tapia, Adrián «Cachete» Méndez y Daniel «Batata» Schreiner.

Con celular en mano, un Nokia modelo 5110, uno de los pocos que tenía buena señal en cualquier lado, Tapia se ocupó de la cobertura tras bambalinas tanto para su corta emisión rosarina como para los programas de Lalo Mir y el de Juan di Natale, pero la repercusión del festival fue tal que también fue llamado para salir al aire por las señales televisivas de MTV y Much Music.

“Debo reconocer que Molotov me gustaba mucho y fue una gran sorpresa para mí verlo en vivo. Pero lo que más destaco de ese momento fue toda la emoción, la adrenalina que había ahí, porque era un todo: el deseo de que los militares no vuelvan, las Madres, las bandas, la euforia de la gente y el rock”, dijo Tapia, actual periodista de LT8.

En paralelo, el disco lanzado ese mismo día, 20 años de lucha y ni un paso atrás, inmortalizó las canciones de quienes participaron en el recital del 10 de octubre de 1997 en Ferro, conmemorando el vigésimo aniversario de Madres. Además de los temas de grupos como Los Piojos, La Renga, Attaque 77, Actitud María Marta, Caballeros de la Quema y Divididos, entre otros, el álbum incluyó un track con la canción que Bono, líder y cantante de U2, había grabado especialmente «Mothers of the Dissapeared» en castellano durante la visita del grupo en febrero de 1998.

Todo está guardado en la memoria

Con la llegada de un nuevo 24 de marzo, Eduardo Toniolli rescató la “enorme movilización juvenil” que se pudo ver reclamando justicia a 20 años del golpe, encabezados por la generación de Hijos. “Muchos sintieron una fuerte identificación con Hijos y sumaron fuerzas. Hoy, a 40 años de la democracia vemos un proceso se dio entre Dictadura y los primeros gobiernos democráticos que estalló social y económicamente en el 2001, en donde el pueblo digo «esto ya no va más», sin saber cuál era la salida, pero manifestando su malestar y eso da la tranquilidad de que el pueblo no se deja pisotear, ya no”, remarcó.

Y agregó: “El proceso que vino luego ya tuvo que ver con la recuperación del camino de la senda de la justicia, el juicio a los genocidas durante la gestión de Néstor Kirchner y si bien aún hay gobiernos que basan su gestión en reglas instaladas por la dictadura, el pueblo tiene como herencia la capacidad de manifestarse y las nuevas generaciones miran al pasado con mirada de condena, muy instalada, intentando construir un nuevo presente”.

Granato aseguró que “es una fecha que debe estar presente todos los días”. “No me imagino que pueda volver a pasar algo tan atroz, pero es necesario que se tenga presente”, señaló y advirtió que las y los jóvenes de hoy no están “tan politizados” como él en su época “pero saben muy bien qué pasó y valoran la democracia, su libertad para expresarse”.

En la misma sintonía, Saint Girons compartió: “Cada año que pasa se reafirma el reclamo de justicia y la memoria se amplia. Como padre hago memoria y le explico a mi hija que todo ese terror no se debe repetir. Creo que el 24 de marzo es una de las fechas más fuertes del calendario de Argentina y reconozco que hay una grieta en este tema porque muchos, sobre todo los que están también educando a una nueva generación no se involucran y no saben porqué ese día es feriado o por qué hay tanta gente que marcha, lo cual es lamentable”.

En aquel encuentro del 98 en Central, que, como dijo Coki, buscó generar conciencia a través de la música, Hebe advirtió en uno de sus discursos: “Nuestra lucha seguirá hasta que se muera la última de las Madres”.

Este 24 de marzo se conmemoran 47 años del daño que la dictadura militar le hizo a la historia argentina en todos sus aspectos. A seguir manteniendo viva la memoria e informar a las nuevas generaciones sobre lo vivido para que estén atentos y que esta historia no se repita. Nunca más.

El escenario en medio del Gigante de Arroyito, frente a la tribuna a la vera del río Paraná
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