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Caliente show de Manu Chao

El francés dió un concierto en Metropolitano donde 7500 personas disfrutaron de dos horas de música. El ex Mano Negra repasó sus composiciones, acompañado por un potente trío.  Por Patricia Dibert.

Franco está esperando en la fila para entrar al show de Manu Chao, se vino desde Paraná para estar a las 19,30 en punto en la puerta del Salón Metropolitano.”Es mi primer show de Mano Chao, y quiero estar cerca del escenario”, cuenta el pibe que tiene una torre de rastas en su cabeza. Al igual que Franco, muchos chicos vinieron desde otras ciudades para la ocasión.

El músico francés vino a la ciudad dentro de la gira “La Ventura”, acompañado esta vez sólo por un trío de bajo, guitarra y batería, un plus para tener en cuenta es que el percusionista fue el batero de Mano Negra, la mítica banda francesa que hizo explotar a Manu Chao en el mundo, cuando despuntaban los noventa.

Fueron dos horas de pogo, baile, saltos, balanceos y cantos.

“Pase lo que pase, sea lo que sea…”grita el cantante desde el escenario y una multitud de 7500 personas repiten levantando los brazos. Es que Manu Chao genera una comunión con su público bastante particular. A veces los temas se repiten como una sucesión de la misma melodía, pero hay una continuidad de fiesta y felicidad constante en todo el concierto.

Algunas frases de otros temas se intrometen en las intro de algunas canciones, como si fueran pequeños homenajes o menciones, para volver al repertorio. “Se fuerza la máquina” canta Manu y el público repite, la mención de la canción del Gato Pérez queda ahí nomás. Lo mismo pasó con Tonino Carotone (ex integrante del colectivo Chao), con “E’un mondo difficile”, que no pasó de una estrofa. El cantante navegaba sobre un repertorio propio donde comienza frases de otras canciones para volver a las programadas, y por eso sólo cantó algunas frases de Je ne t’aime plus.

 

Veinte años después, se escucharon en el concierto dos clásicos de Mano Negra, como la contagiosa King of Bongo y una desacelerada versión de King Kong Five.

Durante las dos horas de show, Manu hizo muchas de sus canciones reconocibles, como Bienvenida a Tijuana, El viento, Día luna- Día pena, Sueño de Solentiname, Clandestino, Otro mundo, Vida Tómbola, La primavera, Qué pasó- qué pasó, L’hiver est là, Minha maconha, entre muchas otras.

 

Manu Chao exhibe una multiplicidad de culturas en su música, la mezcla está presente aún con su sonido característico. Él canta en castellano, italiano, francés y portugués, quizás como un resultado de su colectivo trashumante que recorre ciudades de distintas latitudes y traza lazos con comunidades de cada región, donde intercambia experiencias.

Por pedido del músico, se recolectaron en la puerta del show, elementos varios para ayudar a dos comunidades tobas de la ciudad de Santa Fe. Los compañeros de Pocho Lepratti (el militante asesinado por la policía en 2001), brindaron un mensaje cuando se acerca la fecha del décimo aniversario del asesinato. También se abrió el micrófono para el reclamo de jujeños contra la minería a cielo abierto, mientras un telón coronaba el escenario destacando la importancia del agua.

A la manera de una kermes colectiva, dos grandes lienzos fueron pintados durante el concierto, con la imagen de la ‘bicicleta con alas’ que identifica el reclamo de justicia por Pocho Lepratti. También una marioneta cruzó la escena en algunos temas y en la previa al concierto pasaron los integrantes de la murga Los Trapos, de Barrio Ludueña.

Si bien entre el público había algunas personas que pasaban los cuarenta, la gran mayoría fue gente joven que por primera vez, acudían a un concierto del líder de Mano Negra.  La capacidad de Metropolitano fue óptima para el concierto de Manu Chao, después de agotar las localidades del Anfiteatro, la producción local debió mudar el show hacia un espacio que duplicara la capacidad. Los dos salones de Metropolitano fueron el espacio óptimo para el concierto, porque  se podía hacer pogo adelante,  o escuchar tranquilamente en la parte trasera siguiendo la escena por tres pantallas grandes,  y también bailar con más espacio.

Con 52 años en las espaldas, Manu Chao baila y salta sin parar, y el público se contagia con una energía potenciadora. Sin bajar la intensidad en ningún momento, el show rosarino de “La Ventura” fue una fiesta  que se extendió hasta el nuevo día, con las ganas intactas de disfrutar de la música y también de cierto compromiso rebelde de Manu Chao.

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