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Llevar el folclore a lo más alto

El músico Juan Quintero junto a su compañera de dúo, Luna Monti, brindarán un concierto este jueves en el Parque de España, junto a la Orquesta de Cámara que dirige Fernando Ciraolo. La propuesta se centrará en un repertorio de piezas emblemáticas de la música popular.

Luna Monti y Juan Quintero, de regreso a Rosario, donde tocarán junto a la orquesta de Cámara que dirige Fernando Ciraolo. Foto de Leonardo Galetto.
Luna Monti y Juan Quintero, de regreso a Rosario, donde tocarán junto a la orquesta de Cámara que dirige Fernando Ciraolo. Foto de Leonardo Galetto.

Por Javier Hernández

“Debemos cuidar muchísimo estos espacios como el de la Orquesta de Cámara Municipal de Rosario de Fernando Ciraolo, porque ellos están haciendo una apertura sana a la música popular”, enfatizó en diálogo con El Ciudadano Juan Quintero, quien esta noche, junto a su compañera de dúo Luna Monti, brindará un megaconcierto acompañado por la Orquesta de Cámara Municipal. La cita, que tendrá precios populares, está convocada desde las 20.30, en el teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque España (Sarmiento y el río).

De regreso en Rosario, ciudad que siempre los recibe con fervoroso afecto –como sucedió el pasado 22 de febrero cuando presentaron en Plataforma Lavardén su último disco, Después de usted–, el dúo, formado hace más de una década entre el guitarrista tucumano y la cantante bonaerense, mostrará un repertorio escrito para orquesta compuesto por obras clásicas de su colección y piezas emblemáticas de la música popular de raíz folclórica.

Antes del último ensayo general con la orquesta, Juan Quintero habló con El Ciudadano sobre las motivaciones y retos sonoros y estéticos que llevaron al dúo a trabajar e indagar sobre este cruce de formato.

—¿Cómo diagramaron este singular cruce y cómo se compone el repertorio?

—A lo largo de estos años hicimos algunas experiencias con orquestas y de allí sacamos un repertorio que tenemos para este tipo de formatos. Si bien hay una parte de nuestro repertorio habitual que orquestamos para estas situaciones, también existe otra parte que se toca solamente con orquesta. La apertura de su director (Fernando Ciraolo) y de la orquesta en general nos hace pensar que habrá un marco muy lindo donde compartiremos la música de forma muy natural.

—¿Cuándo surge el proyecto de trabajar con orquestas de cámara o sinfónicas?

—La primera vez fue gracias a la invitación de Raúl Carnota. Le propusieron hacer un concierto con la orquesta Juan de Dios Filiberto y él me propuso a mí como arreglador y director. Luego, más adelante, Popi Spatocco nos convocó varias veces dirigiendo él y arreglando yo. Gracias a ellos y a varios directores de Tucumán se fue dando esta realidad. Siempre me llamó la atención la cuestión de los arreglos orquestales, me gusta experimentar con esas cosas.

—¿En qué consiste el trabajo de los arreglos?

—Te confieso que, cada vez, es prueba y error. Si bien ya tenemos un repertorio escrito, yo siempre me obligo a escribir algunas cosas nuevas porque, más allá de que hace años que lo venimos haciendo, la experiencia con orquesta en vivo no es de más de diez conciertos. Yo me siento en pleno aprendizaje, probando cosas, preguntando todo el tiempo, pidiendo a los músicos que propongan mejoras y correcciones; siempre es como una gran clase.

—¿Cómo matizás los equilibrios entre formatos de dúo y orquesta cuando en esta última hay una multiplicidad de colores que el pequeño formato no logra transmitir?

—Cuando se toca de corrido todo el repertorio te das cuenta que tiene que haber un momento de descanso para la oreja y ahí pones algo como un dúo de violines o algo con menos masa de sonido. Tal vez a último momento se agregan o eliminan partes del repertorio. Nosotros prestamos atención a esas cosas porque llega un momento en el que por más que los colores sean variados, si vos todo el tiempo hacés sonar la orquesta, probablemente te canses. Por eso, apostamos a que sea un recorrido variado.

—¿Dónde se sitúa la barrera o el límite entre lo académico y lo popular y cómo se logra mantener la esencia de la música popular?

—Esa barrera existe y es muy concreta. Antes nombraba a Carnota y a Popi Spatocco porque gracias a este último, quien tiene un gran peso como arreglador de Mercedes Sosa, se abrió, en muchas ocasiones, esa puerta cerrada. En la Orquesta Juan de Dios Filiberto, él es uno de los responsables de que se haga folclore cada tanto, porque antes sólo se dedicaban al tango. La música folclórica, la música popular, aparte de ser diferente, para muchos de los que toman las decisiones en las orquestas del país, es peor que la música clásica; lo creen.

—¿A qué te referís con “peor”?

—A una música de segunda calidad, de segunda mano. Yo sé que sucede, que algunos lo piensan así. Por eso debemos cuidar muchísimo estos espacios como el de la Orquesta de Cámara de Fernando Ciraolo, porque ellos están haciendo una apertura sana a la música popular. A la hora de escribir, se hace evidente el reto por mantener la esencia. Yo escribí y deseché muchísimos arreglos porque sentí que se volvían una cosa muy contracturada, pomposa o defectuosa, pero es porque estamos ahí, afilando el instrumento que, en ese caso, es el lápiz. También siento que logramos algunos aciertos.

—¿Cómo son esos aciertos?

—Es escribir una cosa que se pueda tocar y que lleva algunos códigos que son bien de nuestra música y que tienen algo así como la onda que tenemos nosotros para tocar cuando lo hacemos en formatos chicos. A veces se logra, y cuando eso pasa me reconforta.