POLÍTICA
Derecha e izquierda
Norberto Bobbio
Editorial Taurus
240 páginas
Tras haber negado ser un hombre de derecha, días atrás Carlos Reutemann se encolumnó detrás de Mauricio Macri, es decir, la persona que mejor representa en la actualidad los ideales conservadores y liberales en nuestro país. Eso sí, si alguien pregunta, el hijo de Franco, uno de los empresarios más ricos del país, y el ex corredor de Fórmula 1 niegan rotundamente ser de derecha. La pregunta sería: ¿Por qué ese espacio político no pudo construir una nueva identidad y debe enmascararse?.
La negación de dicha identificación tiene su propósito porque no hace falta ser un versado en Adam Smith, David Ricardo o en Carlos Marx para darse cuenta de que ese tipo de ideología, de mercado libre, llevada a su extremo, produjo la mayor crisis económica y social en nuestro país en 2001, luego de haber sido sembradas y regadas esas ideas por Carlos Menem. Justamente, el arribo del riojano a la Presidencia coincidió con un hecho internacional que marcó gran parte de las agendas políticas: la caída del Muro de Berlín. Con ese suceso, Francis Fukuyama profetizó “el fin de la historia”, y muchos aclamaron “el fin de las ideologías”, por ende, de la díada derecha-izquierda.
Pasaron más de 25 años y el capitalismo, impulsado ideológicamente por la derecha, no pudo resolver muchos problemas de la humanidad. Se producen alimentos para 10 mil millones de personas, y de los 7.200 millones de habitantes del planeta, más de 800 millones pasan hambre. Desde 2008 se entró en una crisis económica estructural de la que no se pudo salir y las grandes instituciones mundiales se preocupan día a día por la creciente desigualdad. Grecia, el país que más sufre la crisis en Europa eligió a un partido de izquierda, Syriza, para salir de esa situación. Teniendo en cuenta estos motivos, así como también otros que ayudan a pensar la política, la editorial Taurus lanzó una reedición del libro Derecha e izquierda, del filósofo italiano Norberto Bobbio, que ya es un clásico de la política luego de haber sido un best-seller en los noventa en su país.
Una díada vigente
Como tantas otras cosas que llegaron a nuestra tierra desde Europa, como la religión cristiana “Católica Apostólica Romana” o la idea de “Nación”, entre otras, las ideologías de derecha e izquierda surgieron en el Viejo continente con la Revolución francesa. Durante la asamblea que había derrocado al rey Luis XVI y comenzaba a gobernar, quienes se sentaron a la derecha eran más conservadores y moderados que quienes se ubicaron a la izquierda que pretendían cambios sociales y políticos más radicales para terminar con el antiguo régimen e instalar otro nuevo, que terminó siendo el capitalismo. Con el triunfo de este sistema, los del ala derecha se instalaron como sus defensores. Mientras tanto, en agrupaciones de la izquierda del siglo XIX, anarquistas y socialistas, se fue desarrollando la idea de que para sostener los ideales de igualdad, fraternidad y libertad era necesario acabar con la “propiedad”, o por lo menos limitarla. La organización de los desposeídos o proletarios (quienes no tenían propiedad), y obreros (quienes no eran dueños de empresas) fue ganando terreno en la arena política y obteniendo mejoras. Ya iniciado el siglo XX, estas organizaciones de izquierda consiguen hacer triunfar una revolución en Rusia, fundando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (soviet: asamblea), y desde entonces, más claramente, las ideas políticas se dividieron de ese modo. Como afirma Bobbio, surgieron terceras vías, pero eran hijas o tenían elementos de la díada. Sin embargo, en 1989 la caída del Muro de Berlín marcó un traspié para la izquierda y provocó que muchos intelectuales conservadores y liberales dieran por muerta y sepultada tanto a la izquierda como a su identidad de derecha.
En ese marco, y un año antes de la campaña electoral de Italia de 1995, Norberto Bobbio no se resignó a pensar como los triunfadores y escribió un libro para afirmar que la díada derecha-izquierda seguía viva. El texto no fue una respuesta ni un panfleto de resistencia, sino que permitió al filósofo italiano pensar las vertientes de los pensamientos de derecha e izquierda que abordan los “extremismos”, las ideas de libertad y autoridad, igualdad y desigualdad, entre otros aspectos políticos. Al mismo tiempo Bobbio realizó un intento de pensar esos problemas como cuestiones universales, aunque muchas veces quedó encerrado en las fronteras de su país.
¿Bandera roja?
“Avance el pueblo, a la lucha, Bandera roja, Bandera roja”, es el himno popular que cantan los campesinos pobres en el film Novecento cuando las fuerzas de seguridad siguen las leyes del patrón e intentan expulsarlos de su campo, de su propiedad. La canción entonaba las estrofas de la libertad y la democracia abatidas por el fascismo que aseguró los privilegios. Por eso Bobbio retoma esos ideales, y escribe su libro pensando en la libertad y en la democracia. La participación de partisanos de izquierda en la Segunda Guerra Mundial tuvo que ver también con la defensa de ese ideal y permitió que la izquierda accediera en parte al gobierno. En los 70 y 80, el Partido Comunista Italiano conquistó el tercio de los votos acercándose al Partido Socialista y, bajo el liderazgo de Enrico Berlinguer, se alejaron de la órbita soviética con críticas al autoritarismo del bloque socialista. Con la caída del socialismo real, esa fuerza política implosionó y a la larga se transformó en el Partido Democrático, con una perspectiva cada vez más socialdemócrata y, en la jerga izquierdista, reformista. En estos últimos tiempos, un hombre de ese partido, Matteo Renzi, impulsa leyes antiobreras desorientando a sus seguidores. La misma situación atraviesa el socialismo francés con Francois Hollande. Su ministro del Interior, Manuel Valls, descendiente de republicanos españoles que debieron huir de la dictadura franquista, es la cabeza visible del ajuste. Esos ejemplos sirven para que muchos se monten en el discurso sobre que la izquierda y la derecha no representan nada porque la “gouche” o la “sinistra” impulsan políticas que caracterizaron a sus opositores. Sin embargo, desde hace ya 20 años Bobbio respondía que los nuevos debates apuntan a saber hacia dónde va la izquierda, y esa preocupación confirma la existencia de la díada que, de por sí, sirve para hablar de las diferencias políticas. En ese sentido, Bobbio afirma: “En un universo como el político, constituido eminentemente por relaciones de antagonismo entre partes contrapuestas, que la manera más natural de representarlos sea una díada o una dicotomía no debe sorprendernos”. Al mismo tiempo, además de hablar de derecha y de izquierda Bobbio aborda otra divergencia que son los “extremismos” de ambas tendencias a los que caracteriza como “antidemocráticos”. En ese sentido, Bobbio termina quedándose encerrado en una explicación que, al igual que a los dirigentes de izquierda, franceses e italianos, no les permite ver otra salida más que la que la autorizada por la democracia neoliberal.
Bobbio discute con la crítica en cada edición
El texto de Bobbio levantó una polvareda inmensa en Italia como en otros países. Las reseñas y comentarios del libro también son muchas y el pensador, haciendo gala de su oficio, decidió abrir el debate respondiendo en sucesivas ediciones. Este libro cuenta con dos introducciones en las que el filósofo discute con sus críticos. De hecho, se dio el lujo de reunirlas en grupos: están quienes siguen sosteniendo que derecha e izquierda no existen más; quienes aceptan que la díada existe pero ofrecen otras explicaciones, y aquellos que confirman la existencia de la dicotomía, aceptan las explicaciones de Bobbio y también siguen reclamando otras nuevas. Desde estas líneas nos insertamos en este último grupo porque pedimos una argumentación que tenga en cuenta cuestiones económicas y sociales, además de las del campo político que ofrece Bobbio. Significativamente, en su respuesta a Francis Fukuyama, Bobbio introduce explicaciones económicas. Esto es, la izquierda tiene su sentido de existencia en cuanto a que hay problemas económicos y sociales sin satisfacer.
El libro cuenta con un lúcido prólogo del español Joaquín Estefanía que se convierte en un complemento necesario desde la actualidad. Bajo el título El Muro cayó hacia ambos lados, Estefanía subraya que los sucesos de Berlín en 1989 sacudieron a la izquierda, pero la crisis iniciada en 2008 en Estados Unidos significó igual traspié para la derecha derrumbando su discurso neoliberal. En los días que corren, el movimiento político Syriza en Grecia y el afianzamiento político de Podemos en España demuestran que ese discurso político neoliberal tiene serios inconvenientes para continuar su sistemático desmantelamiento de países.