Con la premisa de instalar la idea de que el teatro también se puede (se debe) leer, que la literatura dramática tiene un valor en sí misma que escapa de los contextos que puedan plantearse desde la puesta en escena, la editorial local Espiral Calipso acaba de editar la obra teatral Amarás a tu padre por sobre todas las cosas, ópera prima de la dramaturga y directora rosarina Carla Saccani, libro que tendrá el jueves, a las 21, en el Petit Salón de la Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza), su presentación oficial, con entrada libre y gratuita, en el contexto de un atractivo evento donde no habrá espacio para la representación.
“Con Amarás… queremos mostrar que en Rosario contamos con un teatro que además de disfrutarse en la escena admite perfectamente una lectura privada, donde el lector se vea aludido, comprometido y cercano a una trama que lo atrapa, lo implica y lo interpela”, adelantó a El Ciudadano Rocío Muñoz Vergara, creadora de Espiral Calipso junto a Maia Morosano, en el marco de una charla junto a la autora de la obra.
Hay una camada de creadores rosarinos de entre 30 y 40 años que, enhorabuena, empezó a revisar lo que dejaron los años 90, un tiempo de adolescencias, fragilidades y dolores varios. Dentro de ese grupo se destaca Saccani que, con la escritura y posterior estreno de Amarás…, produjo una especie de arrebato con destino al pasado con lujo de detalles, una instancia que, como suele hacer el teatro y por lo general ninguna de las otras artes, habla de algo para hablar de otra cosa. Por los atajos o por los caminos principales, el teatro argentino debe revisar más desangeladamente y sin tanta solemnidad lo que dejaron en las generaciones siguientes las esquirlas (las balas) de la última dictadura cívico-militar, algo que Saccani sabe hacer.
Hay una fecha exacta: es la tarde del 31 de diciembre de 1997, en una casa en Oliveros pensada para fin de semana que terminó convirtiéndose en residencia definitiva, lo que admite un primer fracaso en una larga lista que, inteligentemente, va develando el texto. Desde allí, Rosario se ve a la distancia. Hay tres mujeres: Romina, de 30 años, Cecilia, de 34 años, y Celeste, de 31. Las primeras son hermanas. La última, amiga de ambas, es la actual pareja del padre de Cecilia y Romina. Hay un clima de vacío, en el que los vínculos estallan como piñas. En este texto de Saccani está presente la sensación de desasosiego de aquellos años, instalada en los pequeños detalles: en un mundo de ficción televisiva que se filtra a borbotones, en un pensamiento que deja afuera lo colectivo y pone el acento en lo banal e individual, a punto tal que la pérdida de un encendedor puede volverse el disparador de una o de varias tragedias.
—¿Qué encontraron en el material que las llevó desde la editorial a tomar la decisión de publicarlo?
—(Rocío) La obra de Carla era perfecta para ser la número uno de una colección de teatro que se llama Babilonia, y digo “perfecta” porque es muy buena literatura dramática; es una obra que nos permite defender la dramaturgia como un texto que se puede sostener sin necesidad de una puesta en escena; es un texto que se puede disfrutar de la misma manera para un público, para un espectador, como para un lector, porque el texto dramático es muy potente en sí mismo y no necesita de manera imprescindible a las actrices que le pongan el cuerpo a esos personajes, más allá del desfrute que fue la puesta en escena de esta obra. Es un texto que se defiende solo, es muy fácil de seguir: son sólo tres personajes, una misma locación, es un texto claro que no necesita de un lector avezado o con una experiencia de lectura muy fuerte; no es un texto en el que el lector pueda perderse en una inmensidad de lugares o situaciones. Lo que remarco es que no hace falta haber leído teatro o ser un erudito en la materia para entender y disfrutar lo que pasa con estos tres personajes, con sus giros y nuevas situaciones. Hay un tiempo del relato acotado, todo transcurre en una casa y en una noche, y están resignificadas las tres unidades del teatro clásico: hay una acción, un tiempo y un espacio. La obra remite a un pasado histórico y personal de los tres personajes y al mismo tiempo anuncia el futuro.
—El texto de la obra, más allá de lo anecdótico, tiene un fuerte contenido político respecto de algunas de las cosas que marcaron los años 90, como el individualismo o el vacío de sentido, y la aceptación de la disfuncionalidad familiar como algo intrínseco de la familia. Y todo vuelve a tener hoy una caja de resonancia en el campo social.
—(Carla) La publicación de este texto teatral nos permitió, entre otras cosas, abrir un diálogo sobre las problemáticas que transita esta obra que en este tiempo, también, se vieron claramente resignificadas. Y tanto esta obra como Octaedro, otra que terminé de escribir hace poco, se posicionan directamente en contra de la idea de familia. Eso es lo que me interesa plantear: porqué las familias están puestas en un lugar de reservorio de valores de la sociedad, cuando en realidad, por lo general, son la cuna de las miserias de la sociedad. Creo que la obra plantea una crítica al fracaso de la idea de familia como está planteada. Si algo critica Amarás… es, precisamente, la relación entre padres e hijos; se pregunta por qué “por sobre todas las cosas” hay que amar a un padre, a “tu padre”. Y parte de la idea de “herejía” que implica esto de mezclar los Mandamientos: el concepto del título está puesto en función de eso, de la mezcla que surge de juntar el hecho de honrar al padre y a la madre, amar a Dios por sobre todas las cosas, y amar al prójimo como a ti mismo. También se plantea el hecho de amar a “tu padre” como una sugerencia de incesto: si uno va a amar al padre por encima de todo lo demás, seguramente no podrá después constituir otra forma de amor.
—Volviendo al campo de lo político, la obra, que acontece el último día de 1997, un momento de estrepitosa caída para el país donde ya está instalado el vacío del neoliberalismo, permite una lectura de lo que esos años dejaron en la generación de argentinos que hoy transitan entre los 30 y los 40 años.
—(Carla) Es así, y es un año que tengo muy presente porque yo terminé la secundaria. Pero si pienso la obra ahora, me acuerdo de algo que dijo hace un tiempo Sebastián Villar Rojas, dramaturgo y director con quien comparto una lectura sobre el arte y el teatro, que planteó que los artistas tenemos que representar el tiempo que nos toca transitar, y que esa es una responsabilidad. Tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de un tiempo por venir y del tiempo que vivimos. Yo quise contribuir con poner en contraste lo que venía haciendo el kirchnerismo en relación con la etapa anterior en cuestiones como las políticas de derechos humanos: cómo se hablaba de eso en los años 90, el cinismo con el que se trataban esos temas, algo con lo que el kirchnerismo marcó un precedente mundial poniendo presos a 500 represores. Eso, en los 90, era impensado. Y ahora parece que volvemos a estar en el otro lugar.
—(Rocío) Creo que en este tema puedo aportar, desde la crítica literaria, con lo que sostiene (Giorgio) Agamben, filósofo y pensador, que dice que “lo que pasa ahora sólo se puede contar de manera anacrónica”. Esta obra parte de la idea de que el presente no se puede apreciar desde el mero presente; por eso está contando lo que pasa en 2016 con una historia que acontece en 1997.
La presentación
La presentación de Amarás… contará con la presencia musical de Esteban y Lara Sesso. Las actrices María Florencia Sanfilippo, Vanesa Baccelliere y Marina Lorenzo leerán pasajes del texto, al tiempo que el dramaturgo y director Sebastián Villar Rojas ofrecerá un pantallazo del universo dramático de Carla Saccani. Tras la presentación de Espiral Calipso, a cargo de Rocío Muñoz Vergara y Maia Morosano, los periodistas y críticos Julio Cejas (Rosario 12) y Miguel Passarini (El Ciudadano) entrevistarán públicamente a la autora.
Acerca de Espiral Calipso
Espiral Calipso es una editorial rosarina fundada en 2008 por Maia Morosano y Rocío Muñoz Vergara. Publica cuento, novela, poesía y teatro. A partir de 2015 empezó a trabajar por colecciones que están dedicadas a diferentes géneros. La primera fue la de narrativa, denominada Comala, cuyo primer título editado es La Pertenencia, de Leandro Gabilondo. Ahora le sigue Amarás a tu padre por sobre todas las cosas, de Carla Saccani, con la que la editorial inaugura la colección Babilonia, dedicada al teatro. Las próximas colecciones serán de poesía (Ítaca) y literatura infantil (Gulugú). Los nombres elegidos para cada colección responden a espacios ficcionales representativos del género en cuestión. Comala es la tierra de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, territorio mítico de la literatura latinoamericana contemporánea. Babilonia es una obra de Discépolo que puede representar al teatro argentino que cuida el texto dramático, pero también es una ciudad cuya historia alude a la pluralidad de voces que componen y dan forma y sentido al teatro. Ítaca es la casa de Ulises y también el centro de uno de los primeros poemas de la cultura occidental. Y Gulugú es el reino de la inolvidable María Elena Walsh.