IDENTIDAD TRANS
Una reparación
necesaria
Por Paola Cándido @Candido04
EL CIUDADANO

Katiana Curcio huyó de Argentina en 1977 para seguir viva. La dictadura le había quitado a su compañero, Agustín, un estudiante de arquitectura de Rosario. La perseguían porque ella había nacido varón, pero no quería serlo. Perú, Colombia, Bolivia y Chile la recibieron aunque sólo llegaba a fin de mes si se prostituía a fuerza de amenazas y drogas. Tres años después volvió a Santa Fe y le costaba salir a la calle. "Fuimos muchas las que huimos de un país homofóbico", contó antes de subir al escenario de la Plataforma Lavardén para actuar de sí misma en la obra "Finalmente Reparadas". Comparte elenco con cuatro otras trans que fueron víctimas de la dictadura y recibieron este año una pensión y la obra social del gobierno provincial.

 

Finalmente reparadas se presentará el sábado 9 de marzo, a las 20.30, en el Teatro de La Biblioteca Vigil de Alem 3086

 


Curcio tiene 63 años y supera por mucho la expectativa de vida de las trans en Argentina. Es de una generación marcada por la persecución, el exilio y la muerte. Le dicen Kati y explica que a mediados de la década del 70 vivía con su pareja, un estudiante de arquitectura de la UNR que militaba en organizaciones sociales. En esa época ella y otras trans eran víctimas de un proceso político que las reprimió con ensañamiento. Como le gustaba el espectáculo, una persona le prometió un trabajo en un teatro chileno. "Me dijeron que iba a ir a trabajar en una obra, pero era por la tarde. A la noche tenía que prostituirme. No fue mi elección. Me obligaron a tomar alcohol y drogas para tener más aguante", recuerda.


Curcio volvió a la Argentina en 1980. Tenía miedo salir a la calle y no volver a su casa. De a poco se fue abriendo caminos. De día estudiaba peluquería y cosmetología. De noche tuvo que trabajar en la calle. Curcio recibió la reparación histórica a las víctimas de la dictadura. Fue una de las 11 trans rosarinas incorporadas a las políticas estatales de acompañamiento y cobra una pensión de la provincia. La primera trans que fue acompañada de esta manera por la provincia fue Carolina Boetti, actriz y comediante de 55 años. "En aquel momento no teníamos derecho a nada. De las 40 mujeres trans de esa época, sólo quedamos 10. En el camino 30 murieron porque no tuvieron acompañamiento ni del Estado ni de sus propias familia ni de la sociedad", lamentó Boetti durante la presentación de la reparación. Ella fue víctima de persecución y privada ilegítimamente de su libertad. Las primeras veces cuando todavía no llegaba a los 18 años. A los 22 años se exilió en Italia y recién volvió en 2009.

"Sufrimos muchas humillaciones. Nos echaban de todos lados. No podíamos trabajar o alquilar un departamento. No teníamos derecho a la salud y no podíamos almorzar en un bar, por ejemplo. Vivíamos ocultas", recordó. Curcio y Boetti estaban contentas porque encontraron una forma de hablar sobre lo que vivieron junto a Bibiana Blason, Laly Rolón y Marzia Echenique. Entre bailes, plumas, monólogos las cinco trans contaron en "Finalmente Reparadas" sus sueños frustrados.

¿Por qué queremos salvar a la trabajadora sexual y no a la compañera recicladora de residuos? ¿O por qué la puta es explotada y la que trabaja en una fábrica no?


Georgina Orellano*
*Secretaria general de Anmar

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