PERSPECTIVA DE GÉNERO
Contra una Justicia que todavía estigmatiza y condena
Por Carina Ortiz @Ortiz_OrtizCar
EL CIUDADANO

La igualdad de derechos nos concierne a todos. En una sociedad que transita un momento histórico, donde las mujeres y las disidencias sexuales emprendieron una lucha titánica, la concientización y capacitación de los operadores del sistema es fundamental. El Poder Judicial es un bastión muy importante. El Tribunal es la última ratio, el lugar al que llegan los conflictos cuando todo lo demás fracasó y es indispensable que el sistema esté aceitado y brinde respuestas. También es un espacio que puede colaborar en la prevención. Trabajar con perspectiva de género ya no es una opción sino una obligación que los operadores deben asumir. La Justicia es un espacio conservador, que se va acomodando a los nuevos paradigmas pero, como se suele decir, a veces los tiempos de la Justicia no son los de los justiciables. Desde hace unos años los funcionarios más inquietos y permeables a los planteos sociales comenzaron a interiorizarse, a zambullirse en la marea feminista. Si bien ha habido avances, institucionalmente aún resta mucho camino por recorrer.


La sanción de la ley de violencia familiar llevó a reestructurar una oficina en los Tribunales. Desde abril pasado esta dependencia se transformó en la Oficina para la Atención de Víctimas de Violencia de Género y Familiar del Ministerio Público Fiscal, que tiene como fin la contención y tratamiento de problemáticas vinculadas a la violencia familiar y de género. Ante la consulta toman intervención y derivan el caso al fuero que corresponda –civil, laboral, familia– a excepción del penal, donde remiten a la víctima al Ministerio Público de la Acusación, que cuenta con dos unidades especializadas en género y delitos contra la integridad sexual. Si bien estas unidades trabajan con ciertos protocolos, la perspectiva de género debe atravesar todo el fuero penal y allí hay cuestiones que zanjar. Trabajar con perspectiva de género no sólo les compete a los fiscales, también a los defensores, los jueces y todos los operadores de justicia, incluidos los abogados particulares.


Para ir en esa dirección, en diciembre el Congreso Nacional sancionó la Ley Micaela, en recuerdo de la joven entrerriana asesinada en abril de 2017. La norma crea el Programa Nacional Permanente de Capacitación Institucional en Género y Violencia contra las Mujeres y tiene el objetivo de capacitar y sensibilizar a las y los funcionarios públicos de los tres poderes del Estado.


Por la perspectiva de género

En 2017 Georgina fue detenida luego de darle alcohol y pastillas a su pequeña hija en las cuatro plazas, en barrio Belgrano. La joven fue criminalizada y exhibida como una mala madre en los medios de comunicación, pero detrás de ella hay una historia de vulnerabilidad y violencia. Fue imputada por tentativa de homicidio y permaneció detenida siete meses hasta que su defensor oficial logró una domiciliaria. Un cambio de fiscal le dio un giro al caso cuando trabajó la causa con perspectiva de género. Puso en marcha una labor coordinada y en red en la que intervinieron operadores de distintos poderes del Estado. El tratamiento integral logró una solución ajena a la estigmatización y a la condena.

No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer
a la libertad de mi mente.
Virginia Woolf*
*Escritora inglesa y destacada figura del vanguardista modernismo anglosajón y del feminismo internacional, autora de “Orlando” y “Al faro”, entre otras obras


Otro ejemplo reciente fue el caso de Yolanda. Tiene 22 años y es madre de cuatro hijos. El primero lo tuvo a los 14, vive en situación de calle en forma intermitente y tuvo una relación con un hombre que le lleva más de 10 años a quien denunció por violencia. En 2016 fue detenida en un taxi junto a quien entonces era su pareja con mercadería robada de un comercio de indumentaria deportiva. El hombre firmó un procedimiento abreviado y ya está en libertad asistida y la denuncia que la joven radicó en su contra fue desistida. Su defensor oficial intentó una medida alternativa, pero la probation que solicitó fue rechazada por la Fiscalía Regional. A instancias de la Fiscalía, en febrero el caso llegó a juicio. En la sala había dos fiscales que solicitaron una pena condicional. El juicio duró un día. En los alegatos de clausura el defensor clamó por un tratamiento del caso con perspectiva de género. Hizo hincapié en el marco de abandono social, pobreza y exclusión en el que vive Yolanda. Una joven con una dependencia psicológica y económica de este hombre con el que regresó días previos al juicio. El defensor se preguntó qué podía hacer Yolanda ante esa situación: “Abandonarlo, dejarlo, arriesgarse a ser nuevamente víctima de violencia, ¿le pedimos un acto heroico?”. Después de hacer un cuestionamiento a toda la estructura dijo: “Nos falta mucho por recorrer para hacer justicia con perspectiva de género”. El juez actuante resolvió absolver a la joven por el beneficio de la duda e informar a la Corte Suprema de Justicia por el dispendio jurisdiccional que implicó el caso. Por primera vez a Yolanda se la vio sonreír.

 

El vaso medio lleno

Si bien el movimiento feminista está haciendo mella en la Justicia no son tantas las mujeres que detentan un cargo de jerarquía. Podemos destacar que en la Corte Suprema de Justicia hay una sola mujer ministro y que este año a María Angélica Gastaldi le toca ejercer la presidencia del máximo tribunal. Lo que arrancó como una cuestión de voluntarismo está tomando forma a nivel institucional. La Corte Suprema de Justicia de la Nación capacita en violencia de género y familiar a funcionarias judiciales santafesinas que replican estos conocimientos en talleres para capacitar a otros funcionarios.

Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían
de ellos. Las mujeres tienen miedo de que los hombres
los asesinen.
Margaret Atwood*
*Poeta, novelista, crítica literaria, profesora y activista política canadiense, autora de “El cuento de la criada” y “La semilla de la bruja”, entre otros textos que abordan la temática desde la ficción


En junio del año pasado por primera vez los empleados judiciales, en su mayoría mujeres, realizaron un pañuelazo por el aborto seguro, legal y gratuito. Además las funcionarias santafesinas tuvieron la inquietud de juntarse, unir experiencias y armaron la Red de Mujeres para la Justicia. Esta asociación que nuclea a funcionarias judiciales de todo el país busca impulsar el empoderamiento de las mujeres para contribuir a consolidar una cultura de la paz, bajo las reglas de la legalidad, el respeto de los derechos humanos y fortalecimiento del Estado de Derecho. Se busca reivindicar las experiencias de las mujeres que trabajan en el Poder Judicial respecto al modo de ver el mundo y el modo en que asumen el ejercicio de su función. Un caso a destacar es el Servicio Público de la Defensa. Esta institución está comandada por la defensora general Jaquelina Balangione y en la regional Rosario la Defensoría cuanta con 28 defensoras y 17 defensores mientras que, entre empleados contratados pasantes y practicantes suman 58 mujeres y 32 hombres.

 


COOPERATIVA DE TRABAJO LA CIGARRA LIMITADA