El papa Francisco afirmó hoy que «el pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz», tras la histórica visita que realizó el fin de semana al país árabe, la primera de un pontífice en la historia.
«Después de esta visita, mi alma está llena de gratitud», planteó el Papa en la audiencia general en el Vaticano, al recordar el viaje que hizo entre el 5 y el 8 de este mes.
Francisco recordó con especial énfasis la reunión que mantuvo con el mayor líder del islam chiita en el país, el gran ayatollah Ali al-Sistani, y calificó como «un encuentro inolvidable» el que tuvieron en la casa del líder musulmán en Nayaf, al sur de Bagdad.
«El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece», agregó luego el Papa, tras lamentar que la nación árabe es una «tierra devastada por la guerra y el terrorismo».
«Sus raíces religiosas y culturales son milenarias: Mesopotamia es cuna de civilización; Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo», agregó el Papa tras la visita.
«¿Y qué la destruyó? La guerra. La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra, la respuesta a las armas no son otras armas», sostuvo.
Para el Papa, «la respuesta es la fraternidad», el diálogo entre religiones, y aseguró que «este es el desafío para Irak, pero no solo: es el desafío para tantas regiones de conflicto y, en definitiva, para el mundo entero».
Francisco denunció hoy además que «la ocupación del Estado Islámico causó la fuga de miles y miles de habitantes, entre los cuales muchos cristianos de diferentes confesiones y otras minorías perseguidas, especialmente los yazidíes».
En su viaje, el Papa visitó las ciudades de Mosul y Qaraqosh, símbolos de los ataques de la milicia extremista a la población local.
«Se ha arruinado la antigua identidad de estas ciudades. Ahora se está tratando de reconstruir con mucho esfuerzo; los musulmanes invitan a los cristianos a volver, y juntos restauran iglesias y mezquitas», destacó hoy.
Según el Papa, «en Irak, no obstante el fragor de la destrucción y de las armas, las palmas, símbolo del país y de su esperanza, han seguido creciendo y dando fruto».
Con ese espíritu, agregó: «¡Dios, que es paz, conceda un futuro de fraternidad a Irak, a Medio Oriente y al mundo entero!».