Yasmín estaba conmocionada. Aquella noche creyó que la pasarían a buscar para volverse directamente hacia Rosario. Pero el Ford Focus gris en el que viajaba como acompañante desvió su trayecto y pasó despacito por Clemente Albelo al 3600. Estacionaron frente a un quiosco y cuando salió Rodrigo Gigena por el pasillo de su casa, un tercer ocupante descargó una ráfaga de disparos desde el asiento trasero izquierdo. Uno de los tiros alcanzó al joven sanlorencino de Barrio Norte. Los demás impactaron en un Fiat Palio y en la fachada de la vivienda de al lado.
En el afán por eliminar a un transero de uno de los competidores de Brandon Bay en el negocio del narcomenudeo en zonas norte de San Lorenzo y sur de Puerto San Martín, atacaron al objetivo equivocado. Yasmín era amiga y compartía eventos sociales y pistas de baile con Rodrigo Gigena. Lo confundieron y de ahí la congoja de la piba de 19 años, que se encargaba de cuidar dos casas linderas al arroyo San Lorenzo en donde se guardaban armas, vehículos y se aguantaban los demás integrantes de la banda de Los Gorditos después de perpetrar balaceras, ataques y amenazas.
El testimonio de Yasmín resultó determinante para que los fiscales Aquiles Balbis y Matías Edery pudiesen desentrañar el trasfondo que se escondía detrás del crimen de Rodrigo Gigena, el bailarín sanlorencino atacado a balazos el 6 de agosto de 2019 cuando salía de su casa para comprar una gaseosa en el quiosco que sus padres tienen enfrente. El disparo le perforó el hígado y el pulmón. Y aunque Rodrigo alcanzó a prestar declaración cuando lo trasladaron malherido al hospital Granaderos a Caballo, murió tres días días después en el Eva Perón de Granadero Baigorria.
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Este miércoles imputaron a Brandon Bay como instigador del crimen y a Juan Manuel Álvarez como coautor del hecho. Según la acusación. el apodado “Pera” era quien manejaba el Ford Focus cuando asesinaron a Rodrigo Gigena. Iba acompañado por Yasmín y por un tal “Pochi” a quien los investigadores aún no terminaron de identificar. El líder de Los Gorditos cumple condena en la cárcel de Coronda, mientras que el Pera sumó una nueva imputación por la que permanecerá en prisión preventiva efectiva hasta la celebración del juicio.
Al día siguiente del ataque, el Pera le comentó a Yasmín que se habían equivocado de objetivo ya que debían dispararle a otra persona, refirieron voceros de la investigación. Tiempo después la chica declaró que esa noche había recibido un llamado del Pera para avisarle que estaba llegando a la casa de Costanera -en donde ella cuidaba animales- para llevarla a Rosario. También manifestó que estaba acompañado por un muchacho que ella no conocía y que le decían Pochi.
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La noche del 6 de agosto, el Pera le dijo a Yasmín que tenían que pasar por un lugar “para hacer algo”, señalaron en la audiencia. Se detuvieron frente a un quiosco y esperaron a que saliera Rodrigo por el pasillo de su casa de Clemente Albelo al 3600. Desde el asiento trasero del Ford Focus dispararon y luego se dieron a la fuga por calle Díaz Vélez hacia el lado de Puerto San Martín, precisaron.
Las balas no eran para Rodrigo, tal como aseguraron familiares y vecinos desde un principio. Estaban destinadas para un transero que vivía a escasos 30 metros de la familia Gigena y que trabajaba para un tal Willy, contrincante de Brandon en el negocio del narcomenudeo. “Bay había ordenado darle muerte”, sentenciaron los fiscales.
“Rodrigo no consumía nada. La única adicción que tenía era la gaseosa”
De acuerdo a la evidencia recolectada, el mismo vendedor de drogas reconoció que aquel ataque estaba dirigido hacia él, agregaron voceros judiciales. Manifestó que tenían un parecido físico con Gigena y aseguró no tener dudas de que los atacantes de Brandon Bay lo confundieron con su vecino. También afirmó que aquellos que querían atentar contra su vida eran rosarinos.
En sede del MPA manifestó que una banda de Rosario quería quedarse con el negocio de tráfico de estupefacientes y que ya lo habían amenazado a él y su familia para que deje de vender para Willy. Entre aquellos que lo amenazaron pudo reconocer a un policía de apellido Romero: se trata de Lucas, el primo de Brandon Bay que en noviembre pasado fue condenado a tres años de prisión efectiva y seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos.
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