La panadería Nono-Pipa es uno de los espacios más tradicionales de Nuevo Alberdi. Ubicada en Vieytes 3050 en la zona noroeste de la ciudad, recibe diariamente a cientos de vecinos y personas de otros barrios que reconocen su calidad y buena atención. Con un predio de casi una cuadra de longitud, cuenta con maquinaria industrial adecuada para la fabricación de productos de panadería y pastas.
Todo esto generó en los integrantes de Nono-Pipa la necesidad de devolverle algo a la comunidad que los vio crecer. Por eso decidieron sumarse a la experiencia del Santa Fe Más, un programa que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, y dictar talleres para capacitar en el oficio a jóvenes de la zona.
Desde este año, 11 chicas y chicos se forman en panadería y fabricación de pastas en sus instalaciones, en busca de obtener herramientas para proyectar su futuro.
En octubre del 2020, cuando esta tradicional fábrica corría peligro por los efectos de la crisis, optaron por convertirla en un centro formativo. El proyecto fue tomando forma y hoy elaborar productos de calidad con el prestigio de Nono-Pipa es una opción para los chicos y las chicas de Nuevo Alberdi.
Sumar sueños y conocimientos
La presencia de los talleres se empezó a comentar en el barrio. Fue así que Alan Arce de 17 años y Joaquín Orellano de 18 se incorporaron. “Me sumé a la panadería porque me lo propuso un amigo. La verdad que tengo muchas expectativas, quiero aprender el oficio y, sobre todo, cómo se maneja una panadería”, dice Joaquín. El joven integrante del proyecto hace hincapié en la posibilidad de ganar práctica en la actividad y poder sumar horas de aprendizaje desde lo real “creo que el taller me puede ayudar el día de mañana a conseguir algo”, concluye.
“Yo supe de los talleres por mi mamá” aclara Alan. Formar parte de este espacio le dio una motivación para superarse que hasta aquí no tenía: “aprender sobre algo nuevo y poder progresar con ese conocimiento. Hoy tengo un montón de proyectos, el programa me ayuda con enseñarme cosas para mi bienestar”.
Por su parte, Andrea Stodulski, de 26 años, parece ser la más callada del grupo. Sin embargo, es la que más experiencia tiene en panadería. Sabía algo de un curso que había hecho anteriormente, pero sigue con ansias de perfeccionarse en el oficio e incorporar saberes que le permitan estar realmente preparada para lo que viene. Se divide el día entre sus 3 hijos y el taller en el que participa. “Mi expectativa… aprender”, explica Andrea con pocas palabras, pero con mucha determinación.
El desafío de profesionalizarse
Rocío Ferrari es otra de las integrantes de los talleres del Santa Fe Más y tiene bien en claro qué quiere: “profesionalizarme en panadería, aprender los secretos y, cuando termine el taller, buscar un buen trabajo”. Aunque no se queda en eso y también piensa a largo plazo: “mi meta soñada es tener un negocio propio donde pueda generar dinero por mí misma”, asegura Rocío mientras sonríe.