Tras un año de postergaciones debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus en el que la banda aprovechó para realizar diversos lanzamientos, la nueva encarnación de Los Abuelos de la Nada, encabezada por el tecladista Juan del Barrio y el cantante Gato Azul Peralta, hijo del recordado Miguel Abuelo, finalmente tocará este sábado en el Teatro Ópera iniciando una serie de shows presenciales por el país. En Rosario la banda tocará el 28 de mayo en el Teatro Broadway (San Lorenzo 1223). Las entradas están a la venta en www.tuticket.com.ar.
“Estamos muy ansiosos. Trabajamos mucho para dar un producto de alta calidad, así que estamos esperando. Solo falta la emoción con la gente, porque sin público no hay emoción”, manifestó a Télam Juan del Barrio, líder musical en esta cuarta etapa en la vida de la banda, que busca continuar el proyecto que quedó trunco en marzo de 1988 con el fallecimiento de su célebre mentor.
Anunciado en 2019, este regreso preveía una larga gira por el país y algunas presentaciones en Latinoamérica en la primera mitad de 2020, que concluiría con el esperado show en el Teatro Ópera, un reducto emblemático en la trayectoria del grupo; sin embargo, las diversas cancelaciones por la pandemia, apenas permitió realizar en marzo pasado un concierto en Lima, Perú.
No obstante, Los Abuelos de la Nada, cuyo núcleo central lo completan el guitarrista Kubero Díaz, el baterista Sebastián Peyceré, el vocalista Frankie Landon, el saxofonista Jorge Polanuer y el bajista Alberto Perrone, no se quedó quieto y aprovechó el año de confinamiento para ir lanzando nuevas versiones de viejos clásicos, acompañados por diversas figuras.
Así se sucedieron “Lunes por la madrugada” con Ricardo Mollo y Manuel Moretti, “Tristeza de la ciudad” con Los Tipitos, “Chalamán” con Connie Isla y Miguel Zavaleta, “Costumbres argentinas” con Benjamín Amadeo, «Himno de mi corazón» con Natalie Pérez e Hilda Lizarazu, y los inéditos «Mi estrella y yo» y «Un río crucé». También se conocieron “Cosas mías” con Javier Malosetti y próximamente llegarán «No se desesperen» con El Kuelgue y «Guindilla ardiente» con Bándalos Chinos.
“Habíamos tenido una primera presentación el 7 de marzo del año pasado en Lima, que fue un momento muy emotivo, muy emocionante, y de repente hubo que postergar todo”, comenzó su relato Juan del Barrio. “Pero, por otro lado, fue un año de maduración en otros aspectos. Pudimos darle un tratamiento especial a cada tema que lanzamos y gracias a eso pudimos estar presentes igual. Optamos por eso porque nunca nos cerró mucho la posibilidad de un streaming. Preferimos concentrarnos en grabar temas en vez de hacer un show de ese tipo”, agregó.
Es que, según puntualizó el tecladista, el formato de streaming iba en contra del espíritu del regreso que tenían previsto: “En otras circunstancias hubiera sido válido, pero nosotros necesitábamos estar en contacto con el público, como todos los artistas, pero además por esta situación de la vuelta queríamos hacerlo mano a mano. El compositor trabaja solo en su obra, pero si eso después no tiene contacto con el público no sirve más que como manifestación estética. El ritual de tocar con la gente es irremplazable. Parece una descripción demagógica, pero al fenómeno musical si le falta esa parte, realmente no funciona”, explicó.
“Pretendemos que Los Abuelos de la Nada sea una plataforma artística, con una formación estable, pero que además abra el juego para que participen otras y otros artistas, incluso de otro palo, como el caso de Benjamín Amadeo y Natalie Pérez, que respetan y quieren mucho a Los Abuelos pero que además lo hicieron muy bien. Es un momento de unión, no de cerrar las puertas, al menos para nosotros. Además, es otro momento del rock, no como en los 70 en donde se dividía entre rock y música bailable, sino que es un momento de fronteras más permeables”, dijo Juan del Barrio sobre el objetivo que tienen a partir de este regreso y analizó: “En su momento, Los Abuelos tenía su público rockero que respondía a Miguel, sabía de sus andanzas con la primera formación y en Europa. Pero apareció un joven llamado Andrés Calamaro que despertaba otras inquietudes y traía más pop que rock. Eso dio lugar a un público más heterogéneo que por ahí no se hubiera acercado al rock si no hubiera sido por eso. Cuando salió «Mil horas», lo mataron porque decían que no era rock y sin embargo Los Abuelos fueron conocidos en toda Latinoamérica por ese tema. No se trata de invitarlos porque más gente va a pagar la entrada. La gente que va a venir porque están Natalie Pérez o Benjamín Amadeo, va a conocer una banda de rock muy grosa. Como siempre, el intercambio es beneficioso para las dos partes”.