Le cuesta ganar a Newell’s. No pudo hacerlo en todo el año. No es casualidad, es consecuencia de un equipo mal preparado física y futbolísticamente por Kudelka, que está golpeado y levantarlo no es sencillo. Burgos no es mago, pero entendió que mientras intenta darle forma a la Lepra, la entrega debe ser la premisa para afrontar los partidos.
Por eso empató en Tucumán, porque la inestabilidad no le permitió aguantar un resultado favorable inicial, pero el amor propio no lo dejó con las manos vacías cuando parecía que estaba en la lona y era imposible levantarse.
Llegar al gol no parecía una tarea sencilla para la Lepra. Una vez más el equipo salió a jugar más preparado para cuidar el cero en su arco, aunque no replegado cerca de Aguerre, sino más bien como un bloque compacto con mucha gente en el mediocampo intentando cortar circuitos de juego del rival.
La sorpresiva salida de Scocco del equipo parecía darle a Jonatan Cristaldo un lugar más cercano al arco de Luchetti, sin tanta obligación para la marca. Pero en este Newell’s de Burgos nadie está exceptuado de correr. Y el Churry terminó ayudando en la recuperación, con un desgaste físico similar al que tuvo ante Unión.
Atlético pareció entender mejor el partido. Con un campo de juego rápido y mojado, entre Carreras y Ruíz Rodríguez le generaron algunos problemas a Llano, que muchas veces quedó en una zona intermedia, ni de cuatro ni de ocho, y eso descolocó incluso a Capasso, que tardó varios minutos en acomodarse.
Por suerte para la Lepra esa imagen de mayor dominio del Decano apenas se reflejó en un par de centros y varios córners, y sólo una vez Lotti pudo anticipar de cabeza y generar cierto escalofrío en los hinchas leprosos, que vieron como la pelota pasaba muy cerca del palo.
Newell’s se fue acomodando al partido a partir de Pablo Pérez, quien de a poco empezó a manejar la pelota y empezó a fastidiar al rival.
Y ahí apareció parte del trabajo de Burgos. El Mono sabe que tiene buenos cabeceadores y en cada lateral cercano al área rival mandó a Lema y Capasso para complicar al rival. Y lo que parecía un intento sin sentido, terminó siendo la llave para abrir el partido. Lateral de Caccaibue que peló Capasso y la pelota derivó en Negri, quien remató a la carrera y beneficiado por un desvío anotó para la Lepra.
La ventaja no fue un alivio para Newell’s. Lejos de acomodarse mejor en el partido, la Lepra se mostró inestable. Y por eso el empate no sorprendió a nadie. Y el empate fue una muestra de un equipo que no se siente ganador. Lotti apareció mano a mano y definió cruzado ante Aguerre. Sí, el delantero rival sólo frente al arquero de un equipo que estaba en ventaja, para revisar por Burgos.
El empate fue un golpe a la mandíbula leprosa. Y no fue nocaut inmediato porque hubo fortuna. Lotti reventó el travesaño tras un rebote e inmediatamente Carrera volvió a estrellar la pelota en el larguero con un tiro libre. La pasaba mal Newell’s, que de ganar pasó a tambalear.
Tuvo una chance Newell’s, tal vez en la única jugada que Cristaldo pudo jugar como nueve y Maxi llegó a la carrera pero su remate lo despejó Luchetti.
Atlético estaba más entero. Y Newell’s se empezó a deshilachar desde lo físico. Así, la impotencia empezó a generar faltas cerca del área. La ley del ex se hizo presente y Guillermo Ortiz puso el 2-1, un golpe que parecía de nocaut definitivo.
El Newell’s de Burgos todavía no tiene fútbol y está lejos de lo que pretende el entrenador, pero tiene amor propio. Y desde ese empuje fue a buscar un empate que encontró con su mejor arma, la pelota parada. Scocco buscó hacer un gol olímpico en un córner y el despeje de Luchetti quedó cerca del arco.
Ahí apareció Lema, que de mediavuelta puso el 2-2. Un empate que sirve poco desde lo numérico, aunque le entrega fortaleza a un ciclo que por ahora se sostiene en la entrega. Y al menos dejó atrás esa manía de perder.
La previa del partido
Intensidad. Mucho trabajo. Búsqueda de inculcar ideas rápido. La semana larga de trabajo le permitió a Germán Burgos mostrar su entusiasmo y ganas de revertir la historia, pero como sucede en el fútbol, la verdad pasará por el resultado.
Burgos no será responsable si Newell’s no consigue su primera victoria del año en Tucumán ante Atlético. Está claro que los culpables, si los hay, pasan más por el otro ciclo que encabezaba Frank Kudelka. Pero sí tendrá mucho mérito si la Lepra gana.
El Mono llegó para cambiar, para mejorar resultados e imagen. Pensar que eso se resolverá en diez días suena a mágico. Aunque sumar de a tres puede ser la inyección de confianza que necesita un grupo que tiene calidad y nombres, pero sin dudas llega golpeado, física y anímicamente.
Newell’s arranca una seguidilla de 14 partidos en dos meses. En medio habrá choques decisivos, como el de Copa Argentina ante Sarmiento, el Clásico o alguno de los cotejos de la Sudamericana. Nadie puede dudar de la trascendencia de esos compromisos, aunque para Burgos serán catorce finales. Así les pide a los jugadores que afronten cada partido, incluso el de esta noche en Tucumán.
No habrá grandes cambios. La idea primordial será la misma del debut del Mono ante Unión. Entrega, orden, un equipo compacto, verticalidad y alejar la posible zona de error lo más lejos posible de Aguerre. Ahora deberá agregarle juego, o algo más importante, llegar al gol. Darle más compañía a Scocco en ataque. No limitar el juego a quedar con el arco en cero.
Tal vez el esquema 3-5-2 o 5-3-2 sea más compatible con los nombres y las condiciones del actual plantel, en especial con la ausencia notoria de laterales titulares como Escobar y Bittolo. Llano rinde más como carrilero, Negri también. Y los tres zagueros atrás generan más seguridad y además aportan juego aéreo ofensivo. Algo que podría suplir la ausencia de gol, como sucedió en la primera parte del ciclo Kudelka, donde la pelota parada fue decisiva.
Newell’s necesita ganar. Se siente en el ambiente, se percibe en las calles, en los bares, en las redes o en los pasillos del Coloso. Pasar tanto tiempo sin un triunfo desmoraliza. Y si bien Burgos generó un cambio que es fácil de percibir, sin una victoria será más difícil defender estilos e ideas.
Segunda final de quince que se vienen. Así quiere el Mono que afronte la Lepra cada compromiso. Y el axioma futbolístico es claro, las finales son para ganarlas, aunque hoy no habrá un título en juego.