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Restos fósiles encontrados en Neuquén dan cuenta de otro gran dinosaurio carnívoro desconocido

Tras un largo estudio, científicos argentinos determinaron que un cráneo en muy buen estado daba testimonio de una especie diferente a las conocidas hasta ahora. Llukalkan aliocranianus, "el que causa temor", es el nuevo componente de una amplia familia de reptiles que se alzaban en dos patas

“La morfología de algunos huesos y la falta de cuernos y protuberancias, como solían tener otros dinosaurios de la misma familia, nos permitió determinar, luego de mucho estudio y mucha discusión, que estábamos ante la presencia de una nueva especie”, explicó el investigador Ariel Méndez, integrante del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-Conicet). El científico se refirió así a un fósil encontrado en 2015 en Neuquén y estudiado desde entonces hasta determinar que no pertenecía a ninguna de las especies catalogadas hasta ahora. “Lo nombramos llukalkan aliocranianus. La primera palabra es un vocablo mapuche que significa «el que asusta o causa temor», y la segunda, en latín, hace referencia a un cráneo distinto. Las diferencias que presentaba en el cráneo, en comparación con el de otras especies de abelisáuridos, permitieron en definitiva darnos cuenta que estábamos ante una especie nueva”, completó Federico Gianechini, investigador del Instituto Multidisciplinario de Investigaciones Biológicas de San Luis (Imibio-Conicet).

Los investigadores sí inscribieron a la especie entre los abelisáuridos, nombrados así en memoria de Roberto Abel, historiador y paleontólogo aficionado, y fundador del Museo Provincial de Cipolletti, en Río Negro. Fue el primero en encontrar fósiles de un carnívoro de gran tamaño que caminaba sobre sus patas traseras mucho más desarrolladas y fuertes que las delanteras. Durante un tiempo se los conoció como tiranosaurios sudamericanos, hasta que la familia estuvo identificada con sus características propias –tamaño, forma y otras– a medida que se fueron encontrando nuevos restos que facilitaron reconstrucciones con menos estimaciones.

Pero el caso del llukalkan, cuyo trabajo se publicó recientemente en la revista Journal of Vertebrate Peleontology dio una mejor perspectiva al encontrarse un cráneo en buen estado. “Es poco frecuente encontrar un cráneo de estos animales porque son muy frágiles. En general se encuentran fragmentos de huesos largos y vértebras. Hallarlo en buen estado de preservación y conservación nos permitió estudiarlo”, explicó Mendez.

“La aparición de estos restos aportó información que permitió continuar armando el rompecabezas de los abelisáuridos. Y si bien se tiene registro de estos dinosaurios en India, África, Europa y otras partes de América del Sur, en la Patagonia argentina es donde más especies de este grupo se encontraron”, agregó.

El mismo grupo de trabajo ya había encontrado otra especie de abelisáurido, que fue nombrada como viavenator exxoni. Es un “cazador del camino” de 5 a 6 metros de largo, según la denominación, que también incluye un atradecimiento a la petrolera Exxon, que financió la excavaciones en La Invernada, en el norte de Neuquén. “Participé de una campaña en el año 2015, y muy cerca de donde habíamos hallado a Viavenator exxoni aparecen dos cráneos. Nuestra primera impresión fue que estábamos ante la presencia de dos ejemplares de aquella especie. Porque, además, todos habían vívido hace unos 85 millones de años, durante el Cretácico Superior. Los únicos elementos que tenemos los paleontólogos para analizar son los huesos. Entonces, tenemos que ser muy exhaustivos en nuestros estudios. Luego de minuciosos análisis, se vio que presentaban diferencias importantes con Viavenator, lo que justificó que uno de ellos sea reconocido como otra especie”, aclaró Méndez.

Como el endocráneo estaba muy bien preservado, se convocó a la especialista en paleoneurología, la investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente Ariana Paulina-Carabajal. Ella pudo reconstruir el encéfalo y el oído interno en forma digital en 3D, utilizando tomografías computadas, y reflejar en forma relativa la forma y tamaño del encéfalo y órganos de los sentidos.

Llukalkan se caracteriza por tener tractos y bulbos olfatorios relativamente grandes en relación al resto del cerebro. “Esto indicaría que para estos animales el sentido del olfato habría sido muy importante, más que el de la vista y el oído. En cuanto al sentido de la audición, la lagena (que es la parte encargada de percibir vibraciones y transformarlas en señales que el cerebro interpreta como sonidos) es simple y corta, similar a la presente en la mayoría de los dinosaurios no-aviares y a la de cocodrilos vivientes actuales. Esto sugiere que el rango de percepción de sonidos habría sido similar al de esos reptiles”, describe Paulina-Carabajal.

Los abelisáuridos se conocen desde 1985, cuando fueron identificados los primeros. A medida que fueron hallados restos de estos animales en otras partes del mundo se empezó a pensar en la existencia de dos grupos con características particulares: los de Sudamérica por una parte y los del norte de África, Madagascar y la India, que compartían otros. “Llukalkan aliocranianus pertenece a otro subgrupo, también con características específicas. Por eso, este hallazgo nos permite avanzar en el conocimiento de la evolución en este grupo de dinosaurios”, sostuvo Paulina-Carabajal.

La Invernada está casi en el límite entre Neuquén y Mendoza, a unos 50 kilómetros al sur de Rincón de los Sauces. Allí es donde se encontraron los restos de llukalkan aliocranianus y uno de los lugares con mayor abundancia de abelisáuridos en el mundo. Hasta el momento se han encontrado cinco especímenes diferentes en un radio menor a un kilómetro cuadrado. El paleontólogo, Leonardo Filippi, del Museo Municipal “Argentino Urquiza” de Rincón de los Sauces relata que la primera vez que accedieron al sitio fue en 2012, cuando hacían un relevamiento para la petrolera Exxon: “Debido a la importancia paleontológica registrada por la abundancia de fósiles, iniciamos proyectos de investigación con campañas que se continúan hasta el presente, a las cuales se sumaron varios colegas, algunos de los cuales forman parte de este trabajo”.

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