Casi tres de cada diez personas que se testearon durante la última semana resultaron casos confirmados de CoVid-19. Según los reportes diarios del Ministerio de Salud de la Nación, entre el 5 y este domingo la tasa de positividad promedio -es decir, la cantidad de positivos respecto de la cantidad de testeos realizados- fue del 27%. Son 11 puntos porcentuales más que hace un mes y al menos 15 puntos porcentuales más que lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que que la circulación del virus en un país esté debidamente registrada y, entonces, lo más cercada posible.
Es que según esa entidad global, lo recomendable para que el subregistro de casos sea lo más chico posible es que la tasa de positividad no supere el 10% ó 12%. Pero ahora mismo, aunque se reforzó la capacidad de testeo respecto de hace algunas semanas, la segunda ola volvió a empujar esa tasa de positividad hacia arriba. Hacia donde se aleja de lo deseable.
En la última semana -la semana en la que, día tras día, hubo que anunciar que la Argentina volvía a romper el récord de casos- se testeó, en promedio, a 74.391 personas por día. Es casi el doble que el promedio diario de hace exactamente un mes: entre el 5 y el 11 de marzo el promedio fue de 38.473 testeos diarios. Pero a esta altura ya es una lección aprendida: la pandemia es dinámica.
Durante esa semana de marzo, el promedio de positividad diario fue del 16%: con esos 38.473 testeos diarios se “escapaban” menos casos positivos que durante esta última semana. Dos meses atrás, entre el 5 y el 11 de febrero, la positividad también promediaba 16% diario y se testeaba, en promedio, a 42.357 personas por día. Los testeos, aunque por día eran entre 30.000 y 35.000 menos que ahora, alcanzaban mejor para intentar contener la circulación de la pandemia. Pero la segunda ola metió la cola.
Con el correr de la circulación del virus en la Argentina, la capacidad de testear no sólo aumentó sino que se descentralizó. Apenas se conocieron los primeros casos, el país dependía del stock y de la capacidad de procesamiento de muestras del Instituto Malbrán. Desde hace tiempo eso ya no es así.
El stock de testeos creció: entre el 5 y el 11 de enero, cuando empezaban a repercutir los contagios de las Fiestas, la Argentina testeó, en promedio, a 44.192 personas por día. Esa semana la positividad rondó el 27%, exactamente como durante la última semana: con alrededor de 30 mil exámenes más cada día, la capacidad de “cercar” al virus a través del testeo se parece ahora mismo a la de hace tres meses.
elDiarioAR consultó al Ministerio de Salud de la Nación respecto de si está previsto aumentar los testeos en las próximas semanas y también sobre el stock actual de tests y el impacto epidemiológico de un subregistro de la circulación del virus, pero no obtuvo respuesta.
“El porcentaje que la OMS recomienda es de alrededor del 10%. Si la positividad es más alta, es altamente probable que te estés perdiendo de casos en el rastreo, tal vez leves o asintomáticos. Por eso hay que testear más y definir contactos estrechos. Cuanto mejor vigilancia con testeos haya más paramos la circulación del virus”, dice la médica infectóloga Ángela Gentile, integrante del comité de expertos que asesora al Ministerio de Salud de la Nación y jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital Gutiérrez.
Con este nivel de desborde, quizás sea importante pedirle a la gente con síntomas leves que se quede en su casa 10 días, reportarlos como caso positivo, poner en aislamiento a todos sus contactos, e invertir los tests en personas de alto riesgo
Omar Sued — Presidente de la Sociedad Argentina de Infectología
Omar Sued, que integra el mismo comité y preside la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), advierte: “Aumentar el testeo solo, sin tener capacidad para aislar a las personas y poner en aislamiento a los sintomáticos y a todos sus contactos no cambia el curso de los contagios. Entonces si no tenés capacidad de aumentar la búsqueda de contactos, ahí es donde hay que aumentar mucho más las restricciones. Es lo que hizo Alemania cuando detectó que no podía controlar el 70% de los contactos y empezó a poner restricciones severas”.
“Cuando tenés una tasa de positividad por encima del 15% ó 20% te habla de que tenés que testear más. Pero hay muchos casos que se diagnostican por nexo epidemiológico, por ejemplo cuando un contacto estrecho de un conviviente positivo tiene síntomas no hace falta hisoparlo. Sabemos que el testeo es la punta del iceberg, pero sabemos que por cada caso confirmado hay seis o siete más que no están diagnosticados, por ser asintomáticos u oligosintomáticos. Por eso la estrategia es no subestimar los síntomas, aislarse tempranamente y desde que sos caso sospechoso revisar a quiénes viste en las 48 ó 72 horas previas para hacer la trazabilidad de esos contactos estrechos”, suma Florencia Cahn, infectóloga e integrante del comité asesor de la cartera sanitaria.
Para el infectólogo Eduardo López, que también es miembro de ese grupo de expertos, “cuando la positividad está entre el 25% y el 30% significa dos cosas: que el virus está circulando en forma amplia en la comunidad y que, según la recomendación de la OMS, hay que aumentar los testeos”. “Hubo días de 45% ó 47% de positividad en el pasado, se han ampliado los testeos, pero probablemente necesitemos más”, agrega el médico.
Como la pandemia es dinámica, las medidas que se toman para intentar amortiguarla también lo son. En ese sentido, Sued reflexiona: “Con este nivel de desborde, quizás sea importante pedirle a la gente con síntomas leves que se quede en su casa 10 días, reportarlos como caso positivo, poner en aislamiento a todos sus contactos, e invertir los tests en personas de alto riesgo en forma mucho más periódica, o en aquellos más graves sin contacto estrecho”.