El Consejo Profesional de Ciencias Económicas lanzó una campaña hacia la sociedad en general, no sólo a los sectores a los que se prestan servicio, en la que advierte que sólo los profesionales matriculados están debidamente habilitados para ejercer la profesión en forma liberal. “La matricula, más allá de acreditar que alguien está habilitado para ejercer la profesión y que tiene la capacitación necesaria para ello, representa un sentido de pertenencia a la institución, con todo lo que eso conlleva: un respaldo para el profesional, a su labor; y para la sociedad, que nosotros, siendo matriculados, cumplimos un compromiso con un código de ética”, explica Bruno Bufarini, miembro de la comisión directiva y durante la década pasada presidente de la Comisión de Jóvenes de la institución.
“Mi número de matrícula es 18.733”, antepone Bufarini, protesorero del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas de Rosario. Y abunda que el objetivo de la campaña “Soy matriculado”, es jerarquizar la profesión, despejando el terreno profesional de la competencia desleal. Pero a la par remarca que no se trata puntualmente de una defensa sectorial sino de un interés general: “Tratamos de generar una conciencia en la sociedad”, remarca. Y puntualiza que, a diferencia de otras profesiones, como médicos, que deben poner su sello para que una orden tenga validez, o los abogados cuando firman un escrito, en el campo de las ciencias económicas “muchas veces el cliente no sabe”, la distinción entre contadores matriculados y no. “La matrícula es lo que da la posibilidad de ejercer la profesión liberal, no el título de grado”, explica.
En su campo, esa certificación de pertenencia representa “una garantía para el cliente” que “pone en manos del contador información muy sensible, tanto económica como personal”, sobre la que precisamente opera el código de ética. “Si un profesional utiliza esa información en forma no adecuada, se lo va a sancionar. En cambio si quien lo hace es un no matriculado, no hay poder de policía en la función profesional”, refiere. Y explica que ante ese tipo de situaciones alguien deberá responder penalmente y ante la Justicia si incurrió en un delito, pero no ante el Tribunal de Ética del Consejo Profesional.
Bufarini refiere que, desde el estudio al que pertenece, debieron salir a resolver problemas de clientes que no llegaron a tanto, pero sí de liquidaciones mal efectuadas “por cuestiones de capacitación, al no actualizarse debidamente”, quienes habían realizado el trabajo. “En la profesión nuestra cambia constantemente”, remarca. Y recuerda que “el único responsable de una declaración tributaria, es el contribuyente”, y éste es por lo tanto quien carga con el riesgo de un mal asesoramiento o, en caso extremo, de un trabajo mal hecho. “Y el contribuyente no tiene forma de litigar contra el no matriculado ante el Consejo Profesional, porque no tiene matrícula. No hay una relación cliente-profesional, porque no está habilitado para ejercer la profesión”, subraya Bufarini.
Todas estas distinciones formaban parte de anteriores planificaciones desde el Consejo de Ciencias Económicas. La diferencia es que ahora la institución resolvió ampliar y potenciar la campaña llegando a través de medios de comunicación, redes sociales, y publicaciones en el sitio institucional –www.cpcesfe2.org.ar– en el que se irán volcando incluso experiencias de distintos profesionales. “El objetivo es a largo plazo. En la página de internet del Consejo tenemos un link donde cualquier puede consultar por nombre, por apellido, por número de matrícula si el profesional que está delante suyo está matriculado o no”, puntualiza Bufarini. Y completa que, como parte del código de ética, ningún profesional puede hacerse a sí mismo publicidad de forma que desvalorice a sus colegas, o fuera de principios de transparencia, como “stickers en la Afip”. “Cuando alguien contrata un servicio profesional, entrega su confianza. Y si alguien está matriculado, es una garantía para el cliente”, concluye.
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